4. "Una flor para ella"

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Harry se encontraba sentado en el suelo de su habitación. Habían algunas muñecas y algunos soldados regados por toda su habitación, había pasado una buena tarde jugando. Y sin saber por qué, los recuerdos de las peleas que tenía con su padre pasaron por su mente.

"—P-papi... N-no me golpees...— Harry chillaba mientras que más y más golpes caían sobre su brazo. Su padre sostenía un cinturón de cuero, la hebilla del cinturón daba contra el pequeño y blanquecino brazo de su hijo. Éste chillaba y soltaba pequeños sollozos. Los vidrios de una de las botellas de cerveza del hombre estaban por todo el suelo, Harry la había roto sin propósito alguno.
—¿Para qué? ¿Para que sigas haciendo mierdas? ¡Es lo único que sabes hacer bien, niño!— Gritó mientras cambiaba de zona. El cinturón comenzó a lastimar el estómago del rizado, las marcas cada vez se intensificaban más y más dejando grandes lastimaduras en el débil cuerpo del chico.
—Y-yo no querí- ¡Yo no quise hacerlo, papi! ¡F-fue un a-acciden- ¡Por favor, para! ¡Me haces mucho daño!— El chico gritaba en vano ya que sabía a la perfección que no podía detener al hombre.
Las lágrimas corrían por sus mejillas rápidamente y no había aviso de que se detuvieran. Y no había aviso de que el hombre fuera a detenerse pronto. El hombre comenzó a golpearlo con más fuerza, exageradamente. La piel del chico ya estaba más que marcada, los golpes estaban causando pequeños cortes en su piel, y la sangre comenzó a caer al instante. El hombre, al ver la sangre que caía del suelo, con su mano libre tomó el cabello del chico y lo empujó con fuerza contra el suelo.
—¡No aguantas unos simples golpes, marica! ¡Muérete de una vez por todas!— Al decir aquello, se agachó y dio un puñetazo en su mejilla derecha dejando al niño inconsciente. Y sin saber qué hacer, simplemente tomó su vaso de cerveza de la mesa y salió de allí."

Harry hizo un pequeño puchero y luego agachó su mirada, odiaba recordar aquello. Había estado internado por una semana, y su padre ya había desaparecido cuando despertó. Los había abandonado, pero aquello había sido lo mejor para Anne, su madre y para él.

Levantó su mirada al oír algunos pasos en el pasillo del segundo piso y se levantó del suelo. Se sentó en su cama y esperó a que la persona entrara. Anne tocó la puerta con amabilidad y Harry respondió un tímido "pasa, mamá". Anne se acercó a su hijo y se sentó a su lado.

—¿Tuviste un buen día, cariño? Hoy no me hablaste en el viaje de regreso a casa.
—Sí, mami. Bianca me dijo que podía ir a su casa a cenar junto a Danielle y Louis.— Sonrió, olvidándose de los recuerdos horrendos del pasado. —¿Crees que pueda ir? ¿Crees que le caiga bien a los papis de Bian?— La mujer mayor asintió y llevó su mano derecha al cabello de su hijo para acariciarlo lentamente, haciendo que éste suelte un corto suspiro de relajación.
—Bebé, eres un niño muy simpático. Ya ves, en tu primer día hiciste tres amigos. ¿Cómo dijiste que eran sus nombres?— Harry soltó una pequeña carcajada al escuchar a su madre.
—Bianca, Danielle y Louis, mami. Son muy buenos todos, sé que siempre seremos amigos.
—Yo también lo sé, Hazzy. Ahora baja, la cena ya está lista.— Asintió y se bajó de la cama para correr escaleras abajo seguido de su madre. Ésta lo miraba con ternura.

...

—Casi te caes, Harry. Debes ser más cuidadoso.— Anne lo regañó, soltando un largo suspiro. Le sirvió un vaso de gaseosa a su hijo y se lo entregó.
—Lo sé, mami, y lo lamento mucho. No me gustaría lastimarme otra vez.— Harry se había lastimado ya tres veces al bajar las escaleras. La primera vez fue a los cuatro años, la segunda a los seis y la tercera hace ya cuatro meses. No tenía mucha suerte. Su madre asintió.
—Espero que no vuelvas a caerte de las escaleras, terminarás con millones de huesos rotos y esa idea no me gusta.
—¡Y-yo no quiero que se rompan mis huesitos! ¡Se rompieron dos cuando papi me golpeó aquél día y me dolió mucho!— Y sin darse cuenta, las lágrimas que no habían aparecido por más de un año en los ojos de Harry, allí estaban. Anne abrió sus ojos como platos y pasó su brazo por el cuello de Harry para consolarlo.

Sería una larga noche pues, consolar a Harry nunca fue nada fácil. Harry siempre acostumbró a ser un niño débil, y sumándole el maltrato psicológico y físico que su padre le dio por más de cuatro años seguidos, es más débil aún.

...

—¿Entonces puedo ir a cenar a la casa de Bianca?— Harry hizo un gran puchero viendo los ojos de su madre. Estaban junto a la mamá de Bianca y Bianca hablando sobre una posible cena.
—Anne, déjalo venir. Prometo que lo cuidaré muy bien.— La madre de Bianca la alentaba. Una mujer de unos treinta años o menos, rubia y con ojos verdes.— No debes preocuparte.—
—Es que... Harry es un niño muy débil, frágil. Lo protejo demasiado.— Anne dijo, preocupada.
La mujer sonrió al ver que Anne era una buena mujer.
—Descuida. Te daré mi número, te informaré de cuando lleguemos a mi casa, si Harry te necesita y esas cosas.— Ella dijo, sonriendo ampliamente. Anne asintió, rendida y sacó su celular para guardar el número de la mujer. Se agachó para despedirse de su hijo y éste la abrazó.
—Pórtate bien, Hazzy.— Ella depositó un beso en la suave mejilla de su hijo y se levantó para poder irse.
—Vamos Hazz, debemos ir a buscar a Louis y a Danielle, ellos ya están en sus casas, mi mami sabe donde viven.— Bianca tomó la mano de Harry y lo dirigió hacia el auto de su madre. Luego de entrar comenzaron a hablar de lo que harían en la casa de la pelirroja y de lo bien que se la pasarían. Hablaron tanto que ni se dieron cuenta de cuando la señora se detuvo para recoger a Louis.
Se oyó un "Adiós mami, te veo luego" desde afuera y luego, el niño entró al auto. Debió sentarse al lado de Harry. Louis tenía una rosa roja demasiado bonita en su mano derecha.
—¡Hola Harry, hola Bianca!— Louis chilló sonriendo haciendo que pequeñas arrugas salieran al rededor de sus orbes azules.
—Hola L-louis.— Harry murmuró sintiendo que sus mejillas se sonrojaban notoriamente por lo que agachó su mirada. Debió levantarla cuando una pequeña manita tocó su brazo con suavidad. Louis sostenía la rosa cerca de Harry. Le entregó la rosa al rizado y éste se congeló por lo que comenzó a balbucear. Bianca abrió sus ojos ampliamente, sorprendida. ¿Louis y Harry eran novios?
—¿Son novios? ¿Por qué no me lo contaron?— Murmuró Bianca mientras que Louis se agachaba para atar sus cordones. Al levantarse le quitó la rosa a Harry y le agradeció por sostenerla mientras estaba ocupado.
—No quería dejarla en el asiento, podría quedar sin pétalos y a Danielle le gustan las rosas perfectas.— Sonrió hacia Harry.
—S-sí, Lou... Amará tu rosa.

Broken. → Larry Stylinson. #lgbtespañolDonde viven las historias. Descúbrelo ahora