Caliope se miro al espejo y no se reconoció ¿era ella?
-Bueno Brestor tiene buen gusto –Amber sonrió mirando a su prima de arriba abajo –Estas preciosa
-El traje es muy bonito –paso las manos por la fina tela blanca Aun recordó cuando el paquete había llegado a la casa y la tarjeta que traía;
Un traje que entrañe tu pureza y tu bondad que muestre a todos quien eres y lo que llevas en tu corazón. Digno de un ángel, digno de ti
Toni Brestor
-¿Estas bien? –Amber se acerco a ella y paso una mano por su brazo –Cariño respira o te va a dar algo
-Estoy muy nerviosa –Caliope se llevo una mano al pecho, le faltaba el aire
-Ey, creía que los nervios eran el día de la boda –Amber sonrió de forma calida -¿Quieres estar a solas?
-Si, por favor –Caliope asintió –Y no olvides no contarle a nadie
-De acuerdo –Con el ceño fruncido salio de la habitación No entendía porque no se lo contaba a nadie, solo ella lo sabia, ni Dennis, ni Sebastián
Caliope se sentó en la cama tratando de recobrar la calma, por alguna extraña razón sentía que ese vestido le quemaba, que la asfixiaba y no podía parar de preguntarse si se sentiría así en la boda
-¿Caliope? –Ángel abrió la puerta despacio
-¡Que guapa! –Alejandro corrió hacia ella sonriente
-Guapa –Alina se acerco y la abrazo
-Gracias –las lagrimas comenzaron a salir de sus ojos –Os quiero, sois lo mas importante para mi
-¿Todo esta bien? –Ángel se acerco a ella preocupado
-Si –Pronto lo estaría, cuando pudiera sacarles de esa casa y al fin pudieran ser felices con total tranquilidad –Hay algo que tenéis que saber. Esta noche voy a anunciar algo y necesito que estéis a mi lado, que me apoyéis.
-Tu nos apoyaste, ahora nos toca a nosotros –Ángel la abrazo y después se aparto mirándola con una sonrisa -Eres nuestra madre
Tan solo llevaba unos minutos en la fiesta, en el gran jardin de la casa de Toni Brestor y ya estaba nerviosa. Claramente había invitado a toda la alta sociedad de Grecia, por supuesto entre ella, Medea, Damian y Néstor.
-Hoy estas muy guapa –Sebastián se paro ante ella mirándola sonriente
-Gracias –Trato de sonreís pero no pudo –Por favor, perdóname por no habértelo dicho antes
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Pasión Griega
RomanceUna llamada, un billete de avión y una cita con un abogado. Eso era lo único que Caliope esperaba encontrar al regresar a Grecia. Siete años llevaba ya fuera de casa, ¿Por qué? Por ella, por lo que era, por quien era. Con tan solo dieciséis años...