Capítulo 21.

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- Oh, no me digas que le harás la misma sorpresa a Camila, eres tan predecible. – Dijo Chris acomodándose la corbata gris mirándose en el espejo del pasillo de entrada del piso.

- ¿Qué más puedo hacer? Ella está de guardia, no es que pueda llevarle un vestido, secuestrarla, llevar una botella de champán y terminar cenando en un lujoso restaurant.

Su primo rió rodando los ojos, él sí había tenido suerte aquella noche, Andrew y el habían librado ambas noches, por lo cual hoy también saldrían a cenar y luego bailar por ahí celebrando el año nuevo.

- Recuerda que siempre pueden tener sexo ardiente en alguna de los despachos de la planta de urgencia. – Dijo riendo entre dientes el rubio.

Golpeó levemente el hombro de su primo, si bien la idea era tentadora, no podían arriesgarse, Camila había sido clara, no quería que nadie aun lo supiera ahí en el hospital, incluso Lauren se sorprendía cómo el Dr. Hamilton había accedido a no mencionar el parentesco que tenían entre ellos ya con varios años.

- Cuídate, te llamaré luego. – Se despidió de Chris.

Se acomodó el sofá mientras veía a Chris abandonar el piso, sacó su móvil y revisó su correo, ahí estaba, otra vez, como todos los años, un correo de sus padres deseándole un gran nuevo año, frunció el ceño, si sólo su madre la llamara directamente todo sería distinto, pero bueno, había sido así por años, por qué tendría que cambiar ahora.

Recuerdos se agolparon en su mente, podía verse a ella misma de 6 ó 7 años, sus padres solían dar grandes cenas y fiestas en casa para la víspera de año nuevo, ella lo odiaba, odiaba todos aquellos extraños hablando fuerte, bebiendo, riendo, y ella casi siempre era la única menor de todos ahí, su madre solía reprenderla por la forma en que llevaba sus vestidos, o que no quisiera comerse todo, o que preguntara cuánto faltaba, o cómo interrumpía la charla de sus padres para pedirles ir a dormir... Una sensación algo amarga se alojó en su garganta, no quería recordar ésas cosas ahora, no podía dejar sus fantasmas salir a dar una vuelta, debía alejar todo éso, y disfrutar que ahora se estaba dando una nueva oportunidad para darle significado a la palabra compañía, amor, cuidado y más.

...

- Entonces le he dicho a Troy que primero esperaba un anillo de compromiso y luego habláramos de tener hijos. – Objetivó Ally señalando sus dedos.

- Bueno, al parecer sí van muy enserio. – Rodó los ojos la cardióloga.

- Lo sé, pero seguro nos la pasamos mejor en la despedida de soltera.

Ambas rieron, el turno iba más ligero de lo que imaginaron para ser noche vieja, lo cual era bueno, si bien Camila ya llevaba un par de años acostumbrándose a aquellos turnos no logró de rondar los recuerdos de estar a la mesa cenando con su familia, o incluso la idea de poder estar con Lauren... Ése año no les fue bien con el azar, quizás el próximo sería mejor... El próximo, y los otros, y otros... Una sonrisa se instaló en su rostro mientras veía como Ally le hacía una señal para salir hablar con su móvil.

Cuando se levantó del asiento girando su cuerpo vió cómo Lauren estaba ahí con las mejillas sonrojadas, seguramente por el frío que hacía afuera, la alegría rebotó dentro de ella.

- ¡Te lo tenías planeado! – Dijo la morena acercándose.

Se dieron un abrazo en el cual Camila escondió su rostro en el cuello de la cirujana, estaba helada, por lo cual dio un respingo haciendo reír a Lauren.

- Te he traído la cena. – Mencionó Lauren.

La cirujana le señaló lo que había dentro de una de las bolsas que traía, comida china y en la otra, unas velas y unas copas.

Latidos. (CAMREN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora