Capítulo 36

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—Disculpen la tardanza—dijo la ginecóloga entrando—. Tenía que responder una llamada. ¿Ya sabe cuánto tiene de embarazo su novia?—dijo sonriente.
—Si—dijo Simon extremadamente feliz—. Muchas gracias.
—¿Quiere verlo?
Simon asintió.
La doctora puso el aparato de nuevo sobre mi vientre y dejó ver la pequeña mancha. Volteé a ver a Simon, al ver la pantalla me apretó la mano y soltó una lágrima. Volteó a verme y besó mi mano.
—"Te amo"—articuló.
Le respondí de la misma manera.

...

Llegamos a la escuela por Angelo. Todos los pequeños empezaron a salir con sus padres. Yo me adentré entre todas las personas y me escondí al lado de la puerta.
Angelo salió y se quedó viendo a la entrada principal. Salté y lo abracé sacándole un buen susto.
—¡Mami!—dijo feliz y me abrazó. Lo cargué con cuidado y le di un beso en la mejilla.
—Hola peanut. ¿Listo para ir a casa?
Asintió enérgicamente. Lo bajé y me dio la mano.
—Hoy vimos una película de dinosaurios. Eran muy grandes y hacían ¡raaaarg!—dijo moviendo la mano libre.
—Si jajajaja eran gigantescos.
—¿Puedo tener un dinosaurio?
—Jajajaja claro. ¿Cuál te gusta?
—El trirano...tinaro....emmm—dijo confundido rascando su cabeza.
—Tiranosaurio.
—¡Si! Ese... Estaba así de...—se quedó callado al ver a Simon en el auto—. ¡Papi!
—Hola peanut—dijo Simon feliz.
Subí a Angelo al asiento trasero y nos fuimos.
—¡Papi quiero un dinosaurio!
—Wow jajajaja ¿y eso?
—La maestra nos enseñó...

Angelo siguió contando su historia de los dinosaurios todo el camino. Yo solo podía pensar en que estoy embarazada, que Simon será padre por primera vez y que Angelo tendrá un hermano.
Al llegar al departamento, como es costumbre, Angelo corrió hasta la terraza para jugar con Louie.
—¿Cómo se lo diremos?—le dije a Simon mientras sacaba los ingredientes para preparar la comida.
—No lo sé—dijo ayudándome.
—¿No volverás al trabajo?
—¿Quieres que me vaya?—dijo sonriendo.
—No jajajaja—le di un golpe amistoso en el brazo—. Solo preguntaba.
—Prefiero irme en la tarde.
—¿Entonces...?
—¿Qué?
—¡Simon despierta! Angelo... Bebé...
Simon volteó hacia la terraza, lo imité. Angelo estaba jugando con Louie. Lo tenía tomado de las patas y hacía caras graciosas mientras Louie lamía su rostro.
—¿Cómo crees que lo tome?—le dije sin verlo.
—Creo que bien. Es un niño muy lindo, creo que le gustará la idea.
—¿Se lo decimos ahora?
—Me parece conveniente—me tomó de los hombros y me condujo a la terraza.
—A veces... Me pongo a pensar en cómo ha cambiado nuestra vida—dije mientras íbamos a la terraza.
—Bastante...
—Estamos a punto de decirle a nuestro pequeño que tendremos un bebé, que tendrá un hermanito. Simon... ¿Cuándo crecimos?
—El tiempo pasa demasiado rápido.
—Vaya que si.

•••
—¡Ahí! Punto para mí—dije lanzando una roca al río.
—Muy bien, muy bien... Pero qué dirías si te digo que ¡ahí!—lanzó la piedra—. Dos puntos—sonrió orgulloso.
—Maldicion—dije enojada.
El juego era lanzar una piedra cuando viéramos algún objeto en el río, un pez, una hoja, lo que fuera. El que lanzará todas sus piedras primero ganaba.
—Jajajaja no te enojes. Aún me faltan muchas piedras.
—Pero siempre es así. Siempre empiezo ganando y termino perdiendo.
—Algún día te dejaré ganar... Pero hoy no—lanzó otra piedra—. Punto—me dijo riendo.
—Muy gracioso.
Seguimos caminando hasta que ambos quedamos con una sola piedra.
—¡Ahí!—dije al ver una gran hoja en el río—. ¡Si! ¡Punto! ¡Gané! Ja ja ja—lancé la piedra y empecé a festejar en su cara. Era la primera vez que ganaba.
—Felicidades, felicidades—dijo aplaudiendo resignado.
—¡Si! ¡Lo logré! y... Espera...
—¿Qué?
—¿Me dejaste ganar?
—No...—dijo ocultando una sonrisa.
—¡Si lo hiciste!—dije enojada—. Simon eso no se vale.
—Pero viste tu felicidad.
—¡Simon!
—¿Qué? Jajajaja mejor agradécemelo.
—Mejor te golpeo.
—¿Por qué? Jajajaja.
—¡Ven aquí!
—No lo creo—mientras seguía riendo empezó a correr y yo lo seguí.
•••

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