3. Reencuentro

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Después de un par de días, el dolor físico había desaparecido, pero el dolor provocado por su corazón roto seguía torturándolo, sobre todo cuando a las 3:00 AM, acosado por el insomnio, recordaba aquel error que cambió su vida.

Ya estaba listo para irse, estar alejado de todos esos problemas por un momento, aunque muy dentro de él, sabía que a donde quiera que fuera, sus pensamientos lo seguirían.

Diego y su papá se dirigían al aeropuerto donde él tomaría su vuelo a la ciudad donde vivía su madre.
Nadie se atrevía a decir nada, durante todo el trayecto los dos guardaron silencio.

Al llegar bajaron el equipaje, entraron a las instalaciones y se sentaron a esperar. Como es usual los pasajeros siempre llegan un poco antes de que su vuelo parta.

-Sin ti la casa se sentirá muy sola.- Dijo su padre rompiendo el hielo.

-Solo será por un tiempo papá, verás que en un abrir y cerrar de ojos ya estoy de nuevo aquí- Respondió Diego sin estar seguro de lo que había dicho.

-No es lo mismo cuando estás solo.

-¿No has considerado conseguir una novia?

Su papá quedó un poco pensativo, nunca había hablado de ese tipo de temas con su hijo.

-Sigo preguntándome si estoy listo para eso.

-¿Por qué se separaron tú y mamá? Cuando lo hicieron era solo un niño, me lo ocultaron por ser pequeño.

-Hijo, es que, no hay nada que explicar, en realidad nunca hubo una gran razón para hacerlo, fue un conjunto de pequeñas razones, teníamos muchas diferencias, preferimos renunciar en vez de arreglar.

-Oh, ya veo.

-Si no tuve la fuerza necesaria para luchar por ella, no sé si estoy listo para amar.

-Papá, aún eres joven, pero cada día envejeces un poco, tienes que conseguir a alguien ahora, mas adelante será difícil, no creo que sea lindo morir solo.

-Tienes razón hijo, pero igual no puedo ir por ahí rompiendo corazones, porque no estoy seguro, ¿sabes qué? Lo pensaré, buscaré una respuesta rápido.- Dijo brindándole una sonrisa.

Diego sonrió débilmente como respuesta.
La conversación parecía haber terminado.

-Ese chico te rechazó, ¿cierto?- Retomó su padre armándose de valor.

Diego sintió un nudo en su garganta.

-¿De... de qué hablas?- balbuceó.

-No te hagas hijo, yo sé que eso fue lo que pasó.

-No, te equivocas, yo no soy gay.- Respondió en tono firme.

-No hay nada de que avergonzarse, hijo- Dijo mientras le daba unas palmadas en la pierna a Diego en señal de confianza.

-Papá- suspiró- ¿fueron los vecinos?

-No fue nadie, llevo viviendo contigo mucho tiempo ¿ no crees que lo he notado?

-¿No te molesta?

Viejos AmigosWhere stories live. Discover now