19. Decisiones

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Diego esperaba a Kyle en la habitación de su padre viendo televisión, ese día iba a llegar tarde, puesto que el día anterior después de haber tenido sexo, y haber tomado un baño juntos, este le dijo que se estaba quedando en casa de Valentina, no quería que sus padres lo vieran en ese estado, no sin antes pensar bien si al final acusaría o no a David y sus amigos, por lo tanto no vendría en su camioneta, sino que tomaría un autobús.


La puerta empezó a ser tocada, se le hizo muy extraño, faltaban alrededor de quince minutos para que fuera la hora acordada, bajó las escaleras y cuando estaba abriendo la puerta, esta fue empujada quitándole la oportunidad de ver quien era al quedar detrás de ella y pegándole en la frente. En ese momento la persona fuera de la casa aprovechó y entró, Diego empujó la puerta para ver de quien se trataba, cuando salió lo vio, no era de sorprenderse.

-¡¿Qué demonios haces aquí, David?!- Preguntó furioso.

-Solo quiero venir a hablar.

-¡¿Cómo se te ocurre entrar así?! ¡Me pegaste con la puerta!

-Discúlpame, es que si sabías que era yo no ibas a querer abrirme.

-¡Lárgate!

-No, de aquí no me muevo si no hablas conmigo antes.- Replicó.

-Bueno, estaré encerrado en mi cuarto, cuando llegue Kyle le dices que suba.- Dijo dándole la espalda y dirigiéndose a las escaleras.

-¡No vas a ninguna parte!- Exclamó David abrazándolo por la parte de atrás.

-¡Suéltame!- Ordenaba forcejeando.- ¡Suéltame!

La cara de David quedaba un poco encima de la cabeza de Diego, por lo que su nariz estaba cerca a su cabello.

-Tu cabello huele muy bien.- Dijo inhalando.

-¡Ya! ¡Suéltame!

-Solo si me escuchas, quiero hablar contigo bien las cosas, aclararte todo, si despues de lo que te diga no quieres nada conmigo me alejo, ¿si? Pero quiero que me escuches.

-¡Está bien! ¡Pero suéltame!

-Se siente tan bien tenerte entre mis brazos.- Dijo David soltándolo.

-No empieces con eso, ¿qué es lo que me vas a decir?

-¿Al menos podemos sentarnos a hablar?

Diego no respondió y caminó hasta la sala seguido por David, los dos se sentaron en un sofá, uno al lado del otro, evitando el contacto visual.

-¿Qué es lo que quieres?

David se preparó inhalando profundamente, para hacer eso necesitaba paciencia y medir lo que iba a decir si no quería que el resultado fuera el contrario al que él quería.

-No quiero parecer que repito mucho las cosas, pero vengo de nuevo a pedirte perdón, esto está acabando conmigo... mírame los ojos, y dime lo que ves.

Diego volteó a mirarlo, sus ojos estaban rodeados por una sombra oscura, nunca había visto unas ojeras tan marcadas e intensas antes, ni siquiera las de él.

-No has dormido bien, ¿y?- Dijo indiferente volviendo a mirar a otro lado.

-Diego, no he dormido bien desde hace tanto, ya casi cumplo un mes así, y sigo preguntándome si con el tiempo empeorará o lo olvidaré, y creo que esto es difícil de olvidar, bueno... creo que es imposible.

-Aquí vas de nuevo.- Dijo poniendo los ojos en blanco.

-¿Qué?

-Que aquí vas de nuevo, queriendo parecer la víctima de todo esto, yo fuí quien sufrió mas, pero sigues luchando porque te tenga lástima.

Viejos AmigosWhere stories live. Discover now