Capítulo 16 "Feliz Cumpleaños!"

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Había pasado 22 años de mi vida buscando el amor, siempre había querido saber qué se sentía ser amada por alguien y corresponder a esa persona con aquel sentimiento que nunca había sentido. Con poca suerte y depositando mi fe en personas que terminaban decepcionándome, continué mi vida, poco a poco perdiendo la esperanza de llegar a sentir eso que tanto añoraba sentir. Curiosos los caminos que toma la vida, llevaba más de 4 años aferrada a un amor imposible cuando en mí camino se cruzó una persona que cambio mi perspectiva por completo. Ya no quería enamorarme, ya no quería sentir lo que se sentía el ser amada, estaba viviendo un sentimiento inexplicable…quizá eso era lo que la gente llamaba “amor”. Ahora estaba por cumplir 23 años y creo las sorpresas no dejarían de llegar, aunque quizá me faltaba por superar un par de pruebas más antes…

Aquella noche Leo había cruzado una tormenta para llegar a la puerta de mí casa, lo único que él quería era verme feliz, y por aquella misma razón detestaba a mí compañero de cuarto y amor platónico por más de 4 años…Julio. Esa noche nos quedamos dormidos en mi recámara, había una tormenta afuera pero en mí cama estábamos los dos abrazados, no había a qué temerle, mí corazón latiendo a mil por hora y su calor cubriéndome. Jamás creí que podría sentir esto algún día. Estaba muy segura que olvidarme de Julio y permitirme amar a Leo era probablemente de las mejores decisiones que había tomado, y quizá de las más cuerdas a lo largo de mí vida.

Ese día el sol brillaba con fuerza, abrí lentamente mis ojos, como si aquellos eventos de la noche anterior hubiesen sido sólo un sueño, un sueño de los que deseas no despertar. Por fin parpadeé y lo vi ahí, profundamente dormido a lado de mí en mi cama individual, las cobijas hasta su cintura, seguía sin playera. No pude evitar sonreír mientras cuidadosamente pasé mi dedo a lo largo de su pecho sonriendo ante su mirada pacífica. Pronto despertó al sentir mi caricia.

“Qué crees que estás haciendo?” me preguntó medio adormilado con una sonrisa pícara en su rostro.

“Quería asegurarme que fueras real…” le respondí con una sutil sonrisa mientras bajaba mi rostro.

“Soy muy real…y no pienso abandonarte tan fácilmente” me respondió con completa seguridad antes de que se lanzara contra mí en un ataque de cosquillas.

Estaba a su merced, había descubierto una de mis grandes debilidades. Tan sólo podía reír y reír mientras él me hacía cosquillas, hasta que en un punto termino sobre mí. Nuestros rostros tan cerca, que al ver mí rostro sonrojado y las pequeñas lagrimas formadas en las orillas de mis ojos por reír tanto, sus labios chocaron violentamente contra los míos. Vaya, quiero que mis mañanas inicien así siempre.

Cuando estaba con él, el mundo se detenía, no había pendientes, preocupaciones o complicaciones. Se me olvidaba hasta mi propio nombre, claro, él me lo recordaba susurrándolo en mi oído mientras me sostenía con fuerza, como si pudiera escaparme en cualquier instante de sus brazos. Pronto mí fantasía terminó, escuché a Julio moviéndose por toda la casa. Cómo demonios iba a explicarle el hecho de que Leo había pasado la noche conmigo, en mí cuarto, los dos solos?

Leo sintió el cambio repentino en mí actitud, su mirada se tornó tensa, él simplemente no toleraba a Julio.

“No puede decirte nada sabes?” me dijo tratando de terminar con mi preocupación.

Lo vi, mirando fijamente sus bellos ojos azules. “Recuerda que su arma más letal no son las palabras…” dije con cierto pesimismo.

Era cierto, las veces que Julio más me hería no era con palabras, sus miradas lograban siempre transmitirme el odio y desprecio que sentía hacia mí. Era fácil sentirse la peor de las mujeres si él te miraba como tal.

Beautiful StrangerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora