Capitulo 7

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—¿Porqué demonios dejaste que ese idiota tocara tus muslos?

Keylan y Dereck estaban en las caballerizas. Luego de haber terminado de comer el desayuno, Cristian y Patrick se habían quedado conversando con Dylan, el padre y los tíos de Keylan se pudieron ha hablar de temas importantes en su despacho. Dereck aprovechó eso para sacar a Keylan de ahí sin ser vistos. Aunque prácticamente lo arrastró.

—¿Qué te pasa? No ves que me duele... —sollozó pero sin derramar lagrimas. Dereck le había arrastrado ahí sin escuchar sus quejidos ni gemidos de dolor ya que pensó que era porque lo estaba agarrando muy fuerte.

—Te lo merecías por dejar que otro te tocara, ¿acaso no te dejé muy claro ayer a quién perteneces? —pregunto duramente, atrayendo a Keylan una de las caballerizas desocupadas. Sin importarle sus suplicas ni sus gemidos.

Su interior todavía ardía. Poco pero ardía. No estaba listo para que otra vez Dereck le metiera sea lo que sea que le haya metido.

—¿Te duele? —Keylan asintió—, yo te quitare el dolor.

Dereck lentamente y suavemente depósito a Keylan en la paja ordenada en forma cuadrada. Lentamente y de manera sensual le quito los short a Keylan, cuando lo vistió después de la sesión de pasión que tuvieron Keylan había llegado a su limite, desmayándose, lo había traído al rancho y, por suerte no había nadie, lo había dejado en la cama matrimonial. No lo había vestido completamente, no le había puesta la camisa de tirantes ni las bragas. Prefirió mejor quedárselas.

—E-Espera... y-yo no...

—Shh, te quitaré el ardor que sientes. Solo relájate y disfruta —susurro levantando con cuidado las caderas de Keylan, acercado su boca experta al orificio poco rojizo de Keylan.

Empezó a lamerla sin llegar a meter su lengua. Keylan jadeó, arqueándose, estirando ambos brazos y empuñando sus manos en la paja, desordenándo y sacando tiritas delgadas de paja. Keylan inconscientemente movió sus caderas para adelante, provocando que la lengua de Dereck se metiera en el orificio de Keylan. Este gimió y varios gemidos después de ese le siguieron. No sabia lo que le hacía Dereck.

Keylan sintió como su pene se estaba calentando. Endureciéndose. ¿Porqué su pene estaba parándose? Dereck empezó a sacar y a meter su lengua en el orificio de Keylan. Lo estaba penetrando con su lengua. Keylan sintió como una mano apretaba sus muslos y como un aliento estaba en su pene. Dereck no perdió tiempo y se lo metió entero a la boca, empezó a chupar y succionar ese pedazo de carne. Keylan gemía, se retorcía, se arqueaba, chillaba. Todo de placer. Keylan pensaba que esto era mucho mejor que le metiera eso que Dereck le había metido. Eso que le causo dolor pero a la vez placer.

Una espasmo hizo que Keylan contrajera su cuerpo, su mente quedo en blanco y su respiración se corto. Dereck saboreó el semen dulce de Keylan, lamiendo partes del pene de keylan que habían quedado de su semen. Keylan trataba de que su respiración se normalizará.

—Sabes delicioso... —confeso lamiéndose los labios y los dedos que habían rastro de semen de Keylan.

Keylan aun jadeando agitado se levanto apoyando sus codos en la paja ya desordenada. Mirando a Dereck.

—Te follaria aquí mismo si me sigues provocando así —amenazó, Keylan cerró lentamente sus piernas cremosas.

Dereck se relamió los labios, no necesitaba a nadie para saciar sus necesidades. Tenía a Keylan ahora y no iba a permitir que nadie se lo quitara. Dereck lo vistió y lo ayudo a pararse, sosteniéndolo de la cintura.

—¿Te sigue ardiendo? —pregunto saliendo con Keylan de la caballeriza.

—No ya no —era verdad, la lengua de Dereck pensó que era mágica y que por eso ya no le dolía.

—¿Quieres montar?

—Si yo si quiero —Keylan sonrió pero Dereck se enojo. ¿Que hacia ese ahí? Esperaba internamente que hubiera escuchado a Keylan gemir entre sus brazos. Así se daría cuanta de que él había ganado.

Dereck eligió uno para Cristian, trajo el de Keylan. Quería ver que haría Cristian cuando viera lo que haría con Keylan. A Cristian le gusto su caballo. Era color chocolate con algo de blanco en la nariz. Parte tenía la piel muy brillosa. Estaba bien cuidado y alimentado.

—¡Yo también quiero uno! —gritaron con emoción Patrick y Dylan corriendo para acariciar los caballos

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—¡Yo también quiero uno! —gritaron con emoción Patrick y Dylan corriendo para acariciar los caballos. Dereck suspiró, pero tal vez era algo bueno, así les demostraría a los tres a quien pertenecía Keylan para que alejaran sus manos de su cuerpo.

Continuará...

Deseo y Posesividad Where stories live. Discover now