15. La bala.

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Renamon debía de haber llegado a la antigua casa de su compañera hace minutos, pero el pensar en todo lo que había pasado esta noche la distraía y hacia que se desviara del camino. Simplemente era demasiado lo que pasaba por su mente: El regreso de Weregarurumon con la noticia de que la guerra había acabado y las bestias sagradas perdieron. El Digimon enviado de los ahora victoriosos generales. La casa de su familia hecha cenizas, Takato, Rika y Rita desaparecidos. Lo que les paso parece ser un atentado en contra de los Tamers, es probable que también le pasara a Ryo y a su hija. Los constantes nuevos olores de Digimons que habían aparecido hace poco. Todo eso y la noche aún tiene un gran recorrido.

La Digimon freno en seco al notar que había vuelto a desviarse. Por un segundo se sintió perdida al no reconocer bien el lugar donde se encontraba. Miro hacia un letrero que decía el nombre de la calle y se dio cuenta de que no faltaba mucho para llegar al lado norte de la ciudad. Se había pasado de su destino por mucho.

Se maldijo a sí misma en silencio y dio media vuelta para comenzar correr. En ese momento se dio cuenta de un extraño olor que circulaba en el aire, muy cerca de ella, un olor parecido a azufre. Hace años sintió algo similar, con un Digimon en específico, un Digimon con el cual combatió solo una vez.

−... Phelesmon.− hablo al aire.

Al instante, un tridente rojo y metálico se clavó a gran velocidad en el suelo a solo un par de metros de ella. Giro sus ojos hacia su izquierda para ver a ese Digimon con aspecto demoniaco flotando en el aire. Extendió su brazo y el tridente automáticamente salió disparado hacia él.

¿Que debía hacer ella ahora? Él se encontraba en un nivel mayor, no podía pelear sin Rika a su lado, solo podía huir, pero él no lo permitiría.

Opto por huir.

Renamon corrió lo más rápido que pudo hacia adelante, pero lo máximo que pudo avanzar fueron unos tres metros. Phelesmon uso una velocidad muy superior para ponerse frente a ella en un abrir y cerrar de ojos, la tomo por el cuello y la elevo un poco. La Digimon reacciono con una serie de patadas al torso de su enemigo, pero en el nivel que se encontraba, el daño era casi nulo.

Phelesmon la estrello contra el pavimento y este se agrieto en el proceso. Renamon recibió un fuerte golpe en el rostro, después otro y otro, repitiéndose hasta que todo a su alrededor giraba sin control.

−Crane. Renamon está asegurada.− escucho hablar al Digimon. –Un equipo lleva a Guilmon en camino a La Bóveda.

La Digimon sintió un gas chocar contra su rostro y al instante sus ojos comenzaron a cerrarse.

−Vamos a dar un paseo para que te reúnas con tu compañera.

Eso fue lo último que escucho antes de quedar inconsciente.

[Sur, Casa de Rei.]

Desde que se reunió con Rita durante la mañana, Rei no ha podido dejar de pensar en las palabras que le había dicho la chica de cabello bicolor: "El incendio de la escuela lo cause yo". Que si lo ves de otra forma es básicamente un "yo mate a tu madre", algo que no es cierto pero así lo sentía ella.

Su espalda comenzó a doler, llevaba todo el día recostada en el césped del patio trasero de su casa usando a Dobermon como almohada. Se levantó e hizo un par de movimientos con su cadera para aliviar su dolor de huesos. Eso lo había aprendido de su madre, quien, a pesar de tener conocimientos muy amplios sobre medicina, siempre prefirió quedarse como enfermera. Eso era algo que siempre le pareció curioso.

Entro en su casa, camino hacia la cocina y bebió un poco de agua. Observo el reloj y se sorprendió al ver la hora, eran casi las 9:00 PM y su padre aún no había llegado, algo muy inusual. Aun viviendo en una parte muy alejada de la ciudad, era muy extraño que no se encontrara en casa a esta hora.

Digimon Tamers: Millennium. Parte: IDonde viven las historias. Descúbrelo ahora