Segundo

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A una semana de la presentación, me empecé a sentir nerviosa, siempre había estado checando la presentación desde backstage, en esta ocasión el solo saber que estaría sentada en el front row [1] y que iría como acompañante de nuestro directivo me ponía bastante nerviosa.

El día esperado llego, fuimos al recinto temprano para checar los ensayos en pasarela, las últimas pruebas de vestuario, también la iluminación del set y confirmar a los últimos invitados para hacerles lugar en los asientos.

Antes de dejar el trabajo, afine algunos detalles con el jefe.

- Señor Rizzo, ¿nuestro diseñador Leonardo De Rosa ha hablado con el jefe de prensa?

- No lo he checado ¿Por qué?

- Hay un par de reporteros y una blogger que quieren hacerle entrevistas y necesitaba confirmarlo.

- Yo le comentare a Leo y que el publirrelacionista arregle eso con prensa.

- Perfecto, entonces me retiro ¿necesitara algo más? – pregunte, mientras veía como levantaba la mirada de su iPad y me miraba largamente.

- No, puede retirarse, no se olvide de ser puntual.

- No se preocupe, señor.

Llegue a casa con tiempo de sobra, tome un baño caliente y comencé la interminable rutina del arreglo, el cabello fue lo que más me dio problemas, al final opte por amarrarlo en un moño alto, con algunos cabellos cayéndome alrededor del rostro, de esta forma la atención venía directo a mi cuello donde descansaba el collar y por detrás dejaba el protagonismo al gran escote.

Unos minutos antes de dar las diez en punto, observe que un coche aparecía aparcada en frente de la banqueta, suspire lentamente y bajé, pero para mi sorpresa, el coche estaba vacía, cuando le pregunte al chofer ¿Dónde se encontraba el señor Rizzo? Él dijo que llegaría solo.

¿SOLO? yo era su acompañante, ¿Por qué rayos iría solo? Pensé que había confundido su solicitud, por un momento hasta creí que estaba haciendo todo de la manera equivocada. Pero me tranquilice al pensar que tal vez, solo tal vez, él se había retrasado en la compañía.

El recinto comenzaba a ser ocupado, meseros caminaban con charolas y bebidas en ellas, fotógrafos por todas partes, algunas televisoras en sus sets pequeños entrevistaban a personas reconocidas y famosas, mientras las azafatas empezaban a colocar a la gente en sus lugares sentí algo de desconfianza, estaba incomoda, por momentos pensaba que no pertenecía a este lugar.

- ¿En representación de quien viene, señorita? – dijo una voz tras de mí, mientras sentía un agarre de mi brazo.

Al voltearme, un hombre alto de piel oliva y ojos grises fijaba su mirada en mí, lo observe largamente y por un momento olvide su pregunta.

- De la empresa Elemental, soy coordinadora de producción – comente mientras notaba que su mano se resbalaba con suavidad hacia mi cintura.

- ¡Oh! ¿Usted es anfitriona entonces?

- Se podría decir

- ¿Entonces podría acompañarme en la velada, señorita?

Con suavidad sentí como su mano empujaba suavemente de mi cintura, me voltee a ver y frente a mi aparecía mi jefe, traía un esmoquin, observe que su moño combinaba con el color de mi vestido y no pude evitar sonrojarme ante el detalle. Él se veía demasiado bien.

- Lo siento, Ernest, pero la señorita viene conmigo

- Por fin aparece el hombre de la noche, Arturo Rizzo – comentó esto último, con una sonrisa de oreja a oreja, pero notando fijo que sus palabras habían sido irónicas.

Un servicio al jefe  [AHORA EN FÍSICO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora