4. Letal.

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¿Me quieres? Recorro el pasillo
Eres afortunado, la habitación es mi pasarela...
¡Palméame! estoy clavada a la puerta.
Besa, muerde, seduce.

Haunted.
—Beyoncé.

~♥~

«¡Joder!»

Si pensaba que antes estaba caliente, ahora se estaba quemando en una caldera.

Escuchar esa puta palabra con la voz de LuHan podría haber logrado que se corriera ahí mismo como un puberto sin experiencia.

—Mierda, LuHan. Me tienes en tu maldito poder... —susurró el pelinegro, deteniendo sus movimientos.

La respiración del rubio era errática y estaba seguro que no iba a aguantar con una erección allá afuera.

—Se-SeHun. —intentó.

—No, LuHan. Soy tu papi, ¿entiendes? En privado, siempre me dirás papi. —aclaró el pelinegro.

—Pero... SeHun... —intentó nuevamente y el alto le respondió con un azote en el culo que sólo logró elevar la excitación del rubio a un nivel impresionante. De hecho, LuHan mentiría si dijera que no lo disfrutó.

—¿Cómo me llamarás de ahora en adelante cuando estemos solos, LuHan? —preguntó SeHun, entrecerrando sus ojos, desafiando al chico que tenía pegado a él.

Papi... —murmuró LuHan, cerrando sus ojos.

—Bien. Cada vez que me desobedezcas recibirás un par de azotes en ese precioso culo que tienes, ¿Entendido?

—Si... —susurró.

—¿Si, qué? —exigió el pelinegro.

—Sí, papi...

—Perfecto. Ahora, es momento de recobrar la compostura. —anunció SeHun, intentando bajar al chico de sus caderas pero éste no se movía. —¿qué pasa? —preguntó, enarcando una ceja. LuHan se mordió el labio y luego negó con su cabeza. —Quieres correrte... —susurró y el rubio se ruborizó de inmediato. SeHun sonrió de lado y lo llevó hasta el escritorio que estaba en el centro de la habitación, recostándolo sobre él. —prometo hacerte la mejor mamada del mundo con una condición, cariño.

—¿Qué condición, papi? —dijo LuHan con un toque de inocencia en su voz que hizo que el pene de SeHun se endureciera aún más si es que eso era posible.

—Qué después de la fiesta, me dejes enterrarme en ti hasta saciarme, ¿de acuerdo?

A LuHan le brillaron los ojos y se lamió el labio inferior por la anticipación.

¿Cómo se sentiría tener el miembro de SeHun dentro de él? pensó y solo pudo atinar a que sería de lo más delicioso...

—Acepto, papi. —murmuró.

SeHun le desabrochó los pantalones en un santiamén, intentando no rasgarlos. Se los bajó hasta las rodillas y se maldijo unas mil veces al saber que el chico no llevaba bóxers.

Le besó la boca con desenfreno y luego, fue bajando lentamente hasta llegar a sus pezones, lamiéndole uno por encima de la tela, haciéndolo jadear.

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