IV. Trivialidad

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Si a WooHyun le pagaran por todas las veces que ha descubierto a las chicas y algunos chicos mirándole el trasero, seguramente tendría una cuenta bancaria exorbitante.

Ya se ha acostumbrado a todas las miradas lascivas que la gente suele lanzarle, porque sabe a la perfección que es un hombre apuesto; aunque no por ello es narcisista —bueno, tal vez sólo un poco—, sin embargo, ¿cómo debería de actuar? No va a dejar de hacer ejercicio y permitir que el exceso de grasa haga mella en su bien formado cuerpo sólo para evitar atraer todas esas lujuriosas miradas.

Sin embargo, no está seguro del por qué los ojos que siente observarle en ese preciso momento le han puesto tan nervioso. Sabe que es Sung Kyu, lo vio de reojo cuando el muchacho entró al estudio y por alguna extraña razón sintió su cuerpo estremecerse; un leve escalofrío de pronto recorrió su espalda sin entender la razón de ello.
    
¿Qué tiene de especial aquel muchacho para ponerlo de esa manera? No es excesivamente atractivo y aunque su voz es una de las más hermosas que ha escuchado a lo largo de su carrera, eso no es suficiente para que se sienta ansioso.

No obstante, se puso aún más nervioso cuando se dio la vuelta y lo descubrió comiéndoselo con la mirada y, si hubiera sido otra persona, simplemente lo habría dejado pasar, pero, no entendió por qué había sentido sus mejillas calentarse y perder algo de fuerza en las piernas.

Pese a eso, pudo ser capaz de sostenerle la mirada a Sung Kyu lo suficiente para que notara el reproche en sus ojos, pero a Kim no pareció importarle, y eso lo desconcierta todavía más. Aunque, él es el director, y si ese impertinente muchacho cree que puede desafiarlo, está muy equivocado.
    
Por eso hace del ensayo su forma de cobrársela, no va a ser el único 'afectado'. A pesar de que siempre ha sido estricto y sus dos asistentes (y amigos), Dong Woo y Sung Yeol lo saben muy bien, no notan su repentino cambio de humor. Hace lo que puede para presionar más a Sung Kyu, interrumpiéndole muchas veces y haciéndole repetir líneas que ha interpretado muy bien, con el simple argumento de que pueden ser mejor.

No obstante, Sung Kyu en ningún momento se queja, aunque sí termina lo doblemente cansado que el día anterior y eso le saca varias sonrisas de satisfacción al director. Y al final, cuando el ensayo general se termina y todos se retiran, Woo Hyun le pide a Sung Kyu que se quede para practicar más.
    
—¿El papel principal es demasiado para ti? —pregunta de pronto mientras se acerca al joven actor, quien permanece impacible en el centro del escenario improvisado.

Y Woo Hyun está a punto de soltarle una patada cuando ve un intento de sonrisa en su rostro. ¿Acaso a Sung Kyu le parece gracioso? ¿Se está burlando de él, o peor aún, de su trabajo?
    
—No, señor. —responde el muchacho sin dejar de mirarlo a los ojos pero con un extraño brillo en ellos.
    
—Créeme cuando te digo que si fuera un espectador ya hubiera pedido la devolución de mi dinero —reclama cruzándose de brazos—. ¿Por qué no actuaste con Soo Jung como lo hiciste conmigo?
    
Woo Hyun observa cómo Sung Kyu hace un gesto de sorpresa ante la pregunta y el director frunce el ceño, pues si Kim piensa poner una estúpida excusa no dudará en echarlo de una buena vez.
    
—La verdad, director —comienza, y Woo Hyun se tensa de pronto al verle acercarse. Baja ambos brazos y la penetrante mirada de Sung Kyu hace que su corazón de un vuelco—, porque Soo Jung, no es usted...
    
Los ojos de Woo Hyun se abren con desmesura; en ningún momento esperó aquella respuesta. Traga saliva en silencio y rueda los ojos. No va a darle la satisfacción a Sung Kyu de verlo nervioso.
    
—¿Quieres decir que es una mala actriz y que por su culpa tú no puedes hacer bien las escenas? Porque si es así, déjame decirte que ella fue la mejor en la audición, incluso mejor que tú.
    
Sung Kyu aprieta los labios; Nam puede notar que está a punto de reírse y eso le molesta aún más.
    
—Eso no fue lo que quise decir —aclara, aproximándose un poco más a Woo Hyun, e inconscientemente, el director da un pequeño paso hacia atrás—. Lo que necesito es ensayar más, y necesito que sea usted el que me enseñe cómo hacerlo.
    
—¿Q-qué? —inquiere, incrédulo.
    
—¿Quiere que sea más claro?
    
Woo Hyun boquea y Sung Kyu lo sujeta derrepente de la cintura con una posesividad que el director nunca antes ha sentido. El director entierra sus uñas en los brazos del muchacho y trata de separarse.
    
—¿Quiere que lo haga mejor? —pregunta Sung Kyu demasiado cerca de su rostro—. Porque para eso va a tener que mostrármelo usted mismo.
    
Sung Kyu levanta su mano libre y la lleva a la nuca de Woo Hyun, a quien se le corta la respiración en el mismo instante en que los labios de Sung Kyu se hacen con los suyos de una forma torpe y lasciva.

Apretando los ojos, las manos de Woo Hyun se aferran con más fuerza a la camisa de Sung Kyu mientras él afianza más el agarre que tiene en la cintura del director y, a pesar de tratar de alejarse, Woo Hyun le permite a su mente embelesarse con el contacto.
    
¿Cuándo fue la última vez que alguien se atrevió a tomarlo por la fuerza para besarlo de aquella manera tan sensual? Woo Hyun ni siquiera tiene qué pensarlo: jamás le ha pasado algo así. Eso, y la forma tan demandante y a la vez inexperta con la que Sung Kyu se ha aventurado a besarle, le parece demasiado excitante. Así que deja de resistirse, sus dos brazos viajan hasta rodear el cuello del muchacho y lo aprieta aún más contra su cuerpo.
    
¡Qué más da si se trata de un estúpido juego para Sung Kyu! Woo Hyun no es tan inocente o idiota como para perder la cabeza por algo tan insignificante como eso. Cuando la obra termine y tenga que irse de nuevo de la cuidad, ese espectáculo quedará enterrado en lo más profundo de su mente.

El Musical | GyuWooDonde viven las historias. Descúbrelo ahora