Carta I

49 1 0
                                    

Querida Samantha:

Han pasado décadas desde la última vez que nos hemos besado. Tres años desde la última vez que nos hemos abrazado. Y meses desde la última vez que te he visto. O por lo menos así lo siente mi cuerpo frío que ha estado buscando tu calor desde nuestro último encuentro.

Han pasado décadas para mi mente también, que extraña tus respuestas inteligentes y mordaces a preguntas tan tontas como se espera de un simple mortal como yo.

Samantha, no te mentiré, he estado pensando en tus ojos cada día y segundo desde te despediste de mi. Pensando y volviéndose loca mi mente sin tu voz ruda diciéndome que me amas. Volviéndose loca mi mente sin tu mera presencia que me ata a este mundo y me separa del mío propio.

Entenderás, espero, que quiero que vuelvas ya, Samantha, porque el recuerdo de tus infinitos lunares son mis estrellas ahora, y el recuerdo de tu cabello son mis galaxias y agujeros negros. Y me vuelvo loco, Samantha, porque eres tu el único consuelo de mi mente hacia estos simios que se hacen llamar personas.

Basta de mi y de mi eterna adoración a tu cuerpo y a tu adorable mente. Dime, ¿Como está todo en tu mundo, Samantha? Esta bien si no respondes, pero te veo tan perdida y reacia a mi presencia que me angustia pensar que algo esta mal y no estoy ayudándole, mi encantadora filósofa y modelo (Sé que no te gusta que te llame así, pero espero que eso te enoje lo suficiente para hablarme).

He de irme ahora y dejar de escribir ante la molesta campanilla que me indica que un nuevo cliente a llegado ante mi humilde tienda.

Te deseo paz, mi Musa.

Pd: Tengo un nuevo diván y unos cuantos girasoles, deseo con ansias poder retratarte junto a ellos.

Del porqué mis Ojos se EmpañanWhere stories live. Discover now