Capítulo 1

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Jeremías Herrera había escuchado que tocaban la puerta de su casa, lo que pasa es que no le prestó atención al primer llamado pensando que era su perro o el viento u otra cosa, no estaba muy atento a los sonidos. Estaba distraído con la televisión, ya que pasaban una noticia interesante. La noticia decía: "Mujer mueve un automóvil con su mente para salvar a su hijo que estaba a punto de ser impactado por el mismo". Jeremías escuchaba la televisión y pensaba... ¿En realidad podían ocurrir esas cosas?

En su familia todo lo "sobrenatural" era ignorado, ni siquiera miraban películas que involucraran personajes u objetos "anormales". Pero ésta costumbre no era sólo de su familia, nadie en Eugenio Gallardo (que era la ciudad donde vivían) creía en monstruos, espíritus u otro ser fantástico como esos. Sin embargo, Jeremías era curioso, muy curioso. Cuando era más pequeño leyó todo tipo de libros fantasiosos a escondidas de su familia. Le llamaba mucho la atención cómo los habitantes de Eugenio Gallardo evitaban por completo esas historias.

Jeremías apagó la televisión al darse cuenta que el sonido que había oído hace un momento era el "toc toc" de la puerta. Se levantó apurado; era la tercera vez que tocaban y él aún no contestaba.

Cuando abrió la puerta sintió un alivio al ver que, el que estaba esperando que le abran, era su amigo Matías Álvarez.

Matías era delgado, con una estatura promedio para su edad, tenía el pelo (medianamente largo para ser varón) morocho y sus ojos pequeños como su nariz. Vestía parecido a lo que tenía puesto Jeremías, un Jogging azul, unas zapatillas bastante usadas y una remera de manga corta (en esa época hacia mucho calor). Sin embargo, físicamente Jeremías era más corpulento, tenía una espalda más grande, unos ojos intimidantes y era notoriamente más alto. Matías no tenía un cuerpo muy "deportivo", él era más de usar la computadora. En cambio, Jeremías, aunque no hacía ningún deporte en particular, era muy bueno corriendo.

Mirar a Matías le hacía recordar la noticia, ya que ni él ni su familia creían en esas, como dirían ellos, "estupideces". Pero no importaba, Matías y él se hicieron amigos de pequeños y, desde entonces, es muy raro que no estén juntos.

Se saludaron con la mano, tenían un saludo propio. Jeremías volvió a entrar a su casa para avisarle a su mamá que iba a estar con Matías caminando por el pueblo. Y eso hicieron.

La Historia De Elisabeth - Elba GalloWhere stories live. Discover now