Capítulo 2

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Caminaron un poco por el pequeño pueblo, saludaban a los vecinos, hablaban de la escuela, de las chicas, de la noticia que pasaron por la televisión (de la cual Matías no estaba de acuerdo) y de muchas otras cosas hasta aburrirse.

—¡Eh! Podemos ir a buscar a Julián, hace mucho que no lo vemos. —Dijo Matías de pronto.

—Bueno, vamos. —Contestó Jeremías.

Julián Gonzáles era uno de los más nuevos de sus amigos en el pueblo. Se había mudado hacía dos años y no le gustaba el lugar, ya que vivía al lado de una casa vieja y fea, con un olor desagradable. En sus tiempos libres, aprovechando que nadie entraba ni salía de ahí, Julián lanzaba piedras a una de las ventanas de la casa. Él sabía que tirar rocas hacia una casa ajena no era una buena costumbre, pero la odiaba. Su odio era increíble y, a veces, aterrador.

Ir a la casa de Julián implicaba pasar justo al lado de ese extraño hogar abandonado. Estaba descuidado, había huecos en el techo y las paredes parecían quemadas. A Matías no le importaba tanto pasar por ese lugar, sin embargo, Jeremías siempre se sentía raro. Era una sensación desagradable.

Tocaron la puerta de la casa de Julián; un momento después los atendió la madre.

—¡Hola Josefina! ¿Está Julián? —Preguntó Matías. La mujer se veía preocupada.

—¡Hola! ¿No estaba con ustedes? Me dijo que tenían deberes...— Jeremías y Julián se sobresaltaron. Ellos y Julián tenían que hacer una tarea juntos para la escuela esa mañana, al parecer ambos se olvidaron.

—Eh... ¡No, no lo vimos!— Dijo Jeremías. La mujer se preocupó más.

—¡Ah! Bueno... debió haber ido a otro lado. ¡Hasta luego!— Josefina cerró la puerta en sus caras. Jeremías y Matías se miraron extrañados. La mamá de Julián parecía nerviosa.

—¡Qué loca que estaba! ¡Se parece a Marta!— Dijo Matías.

Marta era una señora de unos 60 o 70 años que vivía sola frente a la casa "abandonada". En el pueblo era conocida como "La Loca" o "La Bruja"; siempre daba explicaciones paranormales a las cosas extrañas que pasaban en el pueblo.

Matías y Jeremías decidieron volver a sus casas. Salieron del patio de Julián (ya que para entrar a la casa debían meterse por ahí) y caminaron por la calle.

Jeremías pensaba... ¿A dónde estaría? ¿Por qué Josefina ni se interesa en la ubicación de su hijo?

De pronto se escuchó un sonido extraño, como un golpe. Jeremías miró hacia los costados y recordó que estaban caminando al lado de la casa "abandonada"; el sonido parecía haber salido de ahí. Jeremías se acercó un poco a la casa. La sensación "rara" que él tenía aumentaba.

—¡Jeremías! ¡¿Qué hacés?!— Preguntó Matías asombrado por verlo acercarse hasta esa horrible construcción. Jeremías puso su oreja sobre la puerta de la casa. Matías empezaba a asustarse. Jeremías no le hacía caso.

Los muchachos se quedaron un momento haciendo lo mismo, hasta que volvió a escucharse otro sonido, pero esta vez parecían pequeños golpes. A Matías se le erizó la piel al observar que, por una de las ventanas de la casa, lo que generaba ese extraño sonido era una mano golpeando el vidrio. La mano estaba sangrando y parecía pedir ayuda. Jeremías seguía tratando de escuchar por la puerta.

—¡Jeremías! ¡Vení rápido! ¡Hay alguien ahí adentro!— Jeremías no lo escuchaba. Matías se preocupó tanto que corrió hacia él, pero al intentarlo tropezó y empujó a Jeremías, rompiendo la puerta de la casa provocando que ambos queden dentro de ella.

La Historia De Elisabeth - Elba GalloTempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang