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Ni el sonido de la alarma, ni siquiera los rayos del sol fueron los motivos por los que tuve que despertar

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Ni el sonido de la alarma, ni siquiera los rayos del sol fueron los motivos por los que tuve que despertar. Fue la vocecita en mi oído de cierta criatura que vivía conmigo desde hace aproximadamente un año la que me obligó a abandonar el lindo sueño en el que estaba.

— Buenos días ________ —dijo Yaax mi Kwami, una pequeña leopardo que flotaba sobre mi.

Si mis padres llegaran a verla se desmayarían al instante, pero nunca lo harían porque ella es un secreto para el mundo, o eso fue lo que me dijo cuando la conocí.

— Buenos días —me levanté de la cama con pesar, hoy era mi primer día de clases en una escuela nueva.

Mi padre es un grandioso diseñador de modas —no lo digo solo por ser su hija— que gracias a su talento logro una alianza con el famoso diseñador de París, Gabriel Agreste. Así que por este motivo tuvimos que mudarnos de Estados Unidos a Francia.

— ¡Apresúrate ________ que llegaras tarde! —pude escuchar la voz de mi madre fuera de mi habitación.

— ¡Ya voy! —respondí para que no tuviera que seguir insistiendo.

Al no escuchar una respuesta de su parte entré al baño para hacer mis necesidades y poder vestirme con la ropa que había elegido la noche anterior. Una blusa blanca, un suéter delgado de color azul marino, un pantalón de gris y unos zapatos abiertos del mismo color que el suéter, ese fue el atuendo que había escogido la noche anterior. Algo casual y para nada llamativo.

Una vez vestida humedecí un poco mi cabello y lo cepille para poder atarlo en una coleta alta. No me gustaba dejarlo suelto debido a su longitud, que apesar de no ser tan largo siempre me ha sido incómodo no traerlo atado.

— ¿Estás nerviosa? —preguntó la pequeña leopardo.

— Sólo un poco —confesé con un suspiro.

— Todo saldrá bien, ya lo verás —me animó—. Recuerda que debes estar atenta por si... —la interrumpí.

— Lo sé, lo sé. Por si aparece Ladybug o Chat Noir —sonreí al finalizar mi frase.

Tomé mi mochila y la abrí para que Yaax pudiera entrar en ella. No debo dejar que nadie sepa de su existencia si quiero que siga estando conmigo. En cuanto ella entró y cerré la mochila, salí del cuarto para bajar al comedor y poder desayunar antes de irme.

— Buenos días hermosa, ¿dormiste bien? —sería una completa mentira si dijera que la mujer que estaba recibiendome en el comedor era mi mamá, porque no lo era.

— Se podría decir que si —con algo de flojera deje mi mochila sobre el suelo para poder sentarme a desayunar— ¿Mis papás no van a desayunar conmigo?

La mujer frente a mi negó con un poco de tristeza. Irina —su nombre— ha sido como mi nana desde que tenía dos años, época en la que la compañía de mis padres comenzaba a ganar fama. Ellos estaban concentrados en llevar a Allen's a la cima así que por eso contratraron a alguien que cuidara de sus pequeña hija y no me quejó.

At Night I Rule  [Adrien Agreste/Chat Noir]Where stories live. Discover now