Capitulo 4

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Damien.

Dios una foto es una cosa pero en persona es otra cosa, estábamos cenando y no dejaba de mirarla, es tan hermosa, ¡Dios estaba que le quitaba ese maldito vestido y la ponía encima de la mesa para azotarla y ponerla en cada posición para hacerlo hasta que no pueda ni caminar!

Cuando se fue sentí una necesidad de ir a buscarla pero me contuve, nunca me sentí así, nunca sentí la necesidad de perseguir a una mujer, creo que hasta mi amigo de abajo lo noto, pero sé que mañana la volveré a ver.

No me gusto esa regla que puso, ¿Que no la bese? ¡Joder si estaba que me lanzaba encima de ella! ¿No tener ningún tipo de relación fuera de sumisa y amo? Por dios no sé porque me molesto esta regla, siempre he sido un persona de sólo una noche y si te veo ni me acuerdo o solo sumisas que después no la veo mas pero sentí la necesidad de reclamar esa regla, ¿No dormir juntos? Dijo que no quería cometer el mismo error ¿A qué se refería con eso? En su mirada vi algo y eso era algo extraño como si quisiera olvidar algo.

Cuando la vi llegar con ese vestido !Dios¡ creo que me dolió la polla de tanto aguantar, si todavía me duele, tuve que hacer algo con mi mano que no quiero ni decir, su pierna /!!SANTISIMO¡¡/son las mejores piernas que he visto, tengo que desahogarme mañana dándole muchos latigazos, porque joder ¿cómo me va a prohibir que no la bese? si eso malditos labios están provocativo, suspiro una y otra vez porque si no tendré que utilizar mi manos nuevamente.

Estoy en mi habitación pensando, pensado en que mierda voy hacer mañana con ella, se me ocurre una y mil maneras, en la cena me agradó, no es una mujer de que importa nada físico, lo noté cuando pidió ese enorme helado, tampoco iba muy maquillada me gustó se veía sencilla, natural.

Me acuesto a dormir mañana será un buen día.

Llego a la oficina y no llevó ni cinco minutos aquí y ya tengo montones de papeles que revisar, así duro toda la mañana, mi padre no podía heredarme un carro u otra cosas, no, tuvo que heredarme una empresa a mi porque ni siquiera a mi hermano, bueno él desde un principio no la quiso pero bueno una ayuda no está de más. Se murió hace cuatro años solo me queda mi madre, mi prima y mis hermanos, Francisco y Miranda.

Hablando de los reyes, hacen acto de presencia en mi oficina. Es que ni siquiera tocan la puerta, a veces pienso que mierda le suceden, creen que están en su casa, ellos entran y más atrás entra mi prima.

—Que alegría verlos, de verdad.

—Ja-ja-ja que sarcástico hermanito, a veces digo donde está la educación que mi madre te enseñó–dice Francisco.

—Eso mismo digo yo, así ¿Que dime donde la dejaste, al lado de la mujer con que te acostaste anoche o hace una hora?

—Dios no quiero saber que cochinadas haces–dice Miranda–vinimos a visitarte y así es como nos tratas.

—Pues nadie te está contando hermanita, a demás ¿Cómo sabes que estuve con una mujer hace una hora?–dice Francisco.

—Bueno, basta ustedes tres-dice Annabell.

—Bueno si, ya llego doña sabionda, como sea ¿Que hacen aquí?

—Teníamos acordado que hoy saldremos o es que se te olvido idiota-dice mi linda y hermosa hermana.

—Oh...Primero lo de idiota esta de mas y bueno si, se me olvido pero bueno vamos, necesito un descanso.

Nos paramos y salimos de la oficina, le digo a Franco que no vengo y mas y me avise cualquier cosa y que se tome el resto del día.

******************

Creo que mejor me fuera quedado en la empresa, creo que hasta Francisco lo piensa así y bueno no lo culpó si esta locas no saben más que hablar y hablar de salones de belleza, etc. Rio porque ese pensamiento sonó un poco marica.

Le hago señas a Francisco para que me siga, estamos en un club, bueno, es mi club y Francisco es el socio, es un exitoso abogado, mientras que Miranda es una pediatra. Vamos al bar del club y pido dos whisky, Francisco se lo toma de una vez y pide otro, pongo los ojos en blanco, suspiro tendré que aguantar sus cuentos a hora, salgo de dos locas para encontrarme otro loco.

—Bueno ¿Ya encontraste a alguien para que sea tu sumisa o todavía estás buscando?

Si, Francisco sabe sobre mis gustos, el también lo practicaba pero lo dejó hace tiempo dijo que ya no era necesario, pues para mi todavía lo es.

—Sí, es Amara Hamilton.

Se ahoga con el trago y pones los ojos en blanco.

— ¡No me jodas! ¿Estamos hablando de la misma Amara Hamilton? ¿La que es un gran empresaria?—Asiento y es ahí donde recuerdo donde se me parecía familiar, sonrió de lado esto si es que tener suerte– ¡Mierda no lo puedo creer!, el mundo si que da vuelvas, que suerte la tuya hermano con ese mujeron yo creo que hasta la dejo encerrada en ese cuarto.

Me da algunas palmadas en la espalda, me termino de tomar el trago y pido otro.

—La mejor suerte, ayer la vi y ¡dios, tiene unas piernas y un trasero! Van a llevar varios latigazos, hoy comienzo, creo que nos llevaremos bien.

—Eso espero, dicen que tienes un carácter muy jodido y otros dicen que la muerte de su hermana la cambió. Ella nunca habla de su vida privada y pocas veces da conferencia de empresas.

— ¿Tiene hermanos? ¿Desde cuándo sabes esto? Creo que tienes que dejar de pasar tiempo con Miranda.

— ¡Mierda, yo también lo creo, me sé todo los malditos chisme! Pero como hago ¡vivimos bajo el mismo techo! ¿Y si me mudo contigo?

— ¡¿QUE?! ¡NO!

Ríe a carcajadas,*suspiro*casi me da un infarto, no quiero ver mi casa llena de mujeres cada mañana y no quiero vivir con este ser, pasé casi toda mi vida viviendo con ellos con eso fue suficiente.

Mira la hora y falta dos horas para verme con Amara, sonrió ya falta menos para tenerla bajo mi control !joder¡ creo que mañana no podrá ni caminar.

—tengo que irme, me despide de las chiscas.

— ¿Vas a dejar a tu pobre hermano con esa dos locas?

—Sí.

—No se para que tengo un hermano si me abandona–Suspira y río– Bueno está bien ¡Suerte!

********************

Falta quince minutos para que llegue Amara, estoy nervioso y es primera vez que me pasa, ¡joder creo que siento las malditas bolas en la garganta! , a penas llegué acomode un poco la casa y el cuarto, ya que le di el día libre a Sam, no me gusta que ella esté aquí cuando traigo una sumisa a mi casa.

Me puse algo más cómodo un pantalón y una camisa negra, estoy sentado en la sala esperando a que ella llegue, cuando me vine del club tuve que prácticamente correr o si no las locas me iban a preguntar para donde iba, ella no sabe nada de eso solo Francisco.

Hoy solo tengo pensamiento para una inglesa que está a punto de llegar. Suena el timbre, miro la hora y justo a tiempo, me levanto y voy hacia la puerta, cuando abro ahí esta ella, ¡Mierda creo que vamos a pasar de cuarto rojo! Esta vestida con un pantalón de cuero unas botas negras y una camisa blanca que hace resaltar sus pechos y lleva el cabello suelto.

—Buenas tarde Damien.

Mi nombre en su voz y labios suena tan bien, vamos polla.

—Buena tarde Amara, adelante estás en tu casa.

—Gracias.

Vamos polla relájate solo hay que esperar, pienso en otra cosa para ganar la necesidad de hacerlo aquí mismo.

— ¿Estas lista para ser mi sumisa, Amara?

Se empieza a quitar la ropa lentamente, trago en seco, creo que mi amigo no va a cansarse y yo menos, Se quita toda la ropa y solo queda en ropa interior de color negro de encaje.

—estoy lista Amo, haga todo lo que quiera conmigo, soy solo suya.

A dios auto control, hola a la lujuria, vas a pasar las mejores horas de tu vida Amara, Eso te lo garantizo.

Mi Sumisa & Algo MasWhere stories live. Discover now