Prologo.

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Pensé que había encontrado el hombre ideal.

Pensé que tenía la mejor hermana.

Creí que yo nunca iba a sufrir.

Imaginé que nunca me iban a lastimar y a romper el corazón.

Pensé e imaginé tantas cosas que creí que no pasarían y que al final se cumplieron, el hombre que creí que amaba me traicionó, la hermana que veía como la mejor del mundo, la que siempre estaba para mí también me traicionó.

Tengo un corazón roto y no por el imbécil de Marcos, sino porque nunca esperé una traición viniendo de ella, de mí hermana.

Y tuve a un más ese corazón roto cuando ella simplemente se fue, cuando la vi mientras sus ojos poco a poco se cerraba y me sentía tan culpable porque nunca la perdoné.

Y así fue como me sumergí en la oscuridad, así fue como entre a un mundo que nunca pensé que iba a estar, el de ser sumisa.

Antes era por el placer pero después me di cuenta que lo hacía por culpa, que cada vez que un amo me golpeaba sentía que lo merecía por la culpa que mi mente cargaba. Mi hermano muchas veces me dijo que no lo era, pero ¿Cómo evitar sentir culpa cuando le dijiste a tu hermana que la odiabas, que ojala ella no existiera y de un momento a otro ya no está?

La niña dulce que estaba en mi desapareció, quizás esta niña dulce solo se encuentra en un rincón muy dentro de mí, esperando que yo la dejara salir.

Ella esperó y esperó hasta que el llego.

Sus ojos azules hizo que una luz dentro de mi poco a poco me fuera dando valentía, esperanza y ganas de amar.

El me cambio y me acepto.

Él se convirtió en un amo, pero también en muchas cosas más.

Y sobre todo me salvó de la oscuridad y me dio la felicidad.

Mi Sumisa & Algo MasWhere stories live. Discover now