8: De vuelta en casa

2.6K 153 5
                                    

Edward POV

Habían pasado catorce años desde la última vez que había visto a mi familia. Catorce años desde aquella noche en que intenté asesinar a Bella y había corrido sin ninguna dirección en especial. Corrí. Corrí alejándome de ella. Temía ser capaz de lastimarla si volvía a oler su esencia.

Alice me había rogado que me quedase, que por lo menos me despidiera de mis padres Pero sabía que si lo hacía conseguirían retenerme allí, a pesar de que yo no lo quería. Y quien sabe si Bella hubiera tenido tanta suerte la próxima vez.

En los pasados años viajé por todas partes, por todas las zonas donde era seguro para mí. Trataba de mantenerme ocupado, de afilar algunas capacidades que no había desarrollado a fondo. Había conseguido rastrear exitosamente a un par de vampiros. Seguí su rastro por más de un año, los seguí aun cuando se subieron a un avión, y a pesar de que tomé uno días más tarde, cuando arribé al aeropuerto de Caracas pude encontrar su rastro y seguirles hasta Perú.

A estas alturas podía rastrear lo que fuera, sin importar cuan lejos estuviera o cuan rápido fuera. Por una parte era algo positivo, había agudizado mi sentido del olfato y del rastreo. Por otro...temía lo que podía suceder cuando volviera con mi familia, si Bella seguía con ellos. Haber ejercitado y mejorado el sentido que me permitía percibir su dulce aroma no era nada bueno.

Pero la realidad era que me sentía solo, que extrañaba horrores a mi familia. Era una idiotez alejarme por una insignificante humana. Tenía que haber esperado que Carlisle volviera del hospital, seguro él me habría podido ayudar a superar todo.

Catorce años después me encontraba frente a la casa donde todo había empezado. Estaba vacía. La conservábamos, como todas las casas en las que habíamos vivido, seguramente en unos cuantos años podríamos volver a esa casa.

No me tomó trabajo pensar en como encontrar a mi familia, si quería hacerlo, podría. Pero no podía negar que necesitaba ayuda. Entonces fui al único lugar donde sabía que siempre tendría alguien a quien recurrir. Fui a Alaska.

Tanya me había dicho que hasta el día anterior mi familia había estado viviendo allí, cerca de ellos, y como era de esperarse, Bella también. Según Tanya era una niña igual a cualquier otra humana, pero su mente gritaba lo contrario.

Tanya estaba celosa de una humana, específicamente de Bella. Primero por el hecho de que por ella me había ido, y ella se perdió de vivir cerca de mí unos cuantos años. Realmente no podía entender por qué seguía insistiendo en su atracción por mí, siendo que ya le había dicho que realmente no me interesaba.

No quise hondear en aquel tema con ella. Mientras lo mantuviera de su mente para adentro, haría oídos sordos a sus pensamientos. Aunque ella bien sabía que yo podía oírlos. Entonces me dijo que mi familia se había mudado a un pueblito en el estado de Washington. Forks.

No pude esconder una mueca de desencanto. Forks quedaba bastante cerca del territorio de los licántropos. Territorio que habíamos prometido no pisar. Era insostenible tener que estar cerca de ellos, y algo me decía que sería para problemas que Carlisle hubiera decidido mudarse allí.

Me quedé con la familia de Tanya el menor tiempo posible, solo para alimentarme y arreglar mi viaje. Si iba a estar cerca de Bella nuevamente tenía que asegurarme de alimentarme lo suficiente. De tomar todos los recaudos posibles para poder permanecer a su lado sin que el deseo de mis instintos naturales me sobrepasara. Tenía que controlar al cuerpo, a la materia. Tenía que meterme dentro de la cabeza, auto convencerme de que, realmente, la mente dominaba a la materia, y no al revés.

Así, lleno de fuerzas, de nuevas esperanzas, de ansias por volver al círculo que tanto había añorado, tomé un vuelo a Seattle. De allí tenía una hora más con una avioneta hacia Port Angeles. Y luego corrí.

Viviendo con los CullenOnde histórias criam vida. Descubra agora