Un Kim ¡Alerta!

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El olor al grano de café era exquisito, penetrante, fuerte, y con una capacidad de mantenerse en tus sentidos por largo tiempo... el tipo de olor que reconocerías en cualquier parte. ¿Podría la cafeína ser algún tipo de droga? Por supuesto que sí.

HyukJae inhalaba constantemente el aroma, aun siendo que no era gran aficionado a aquella bebida oscura, pero no podía resistirse a su atractiva fragancia, más aun cuando esta era combinada y lo dulce se le unía volando en aquel vapor caliente.

¿Cómo era posible que no atrajera a más clientes a la cafetería? Seguro era por su mala fama esparcida.

El lado bueno de lo solitario del local, era que precisamente podía disfrutar del silencio y del servicio para el solo.

Donghae se encontraba en la parte de atrás preparándose un expreso gigante, y a él una tercera malteada de fresa. Cuando regreso ambas bebidas se veían agradables, una copa de contenido rosado y mucha espuma en la cima mientras que la taza (que más parecía un jarro) dejaba ver un café cremoso y caliente perfecto para una temporada helada del año.

-Tome- le ofreció, dejando su orden sobre la mesa. –Tiene un doble de fresas.

-¿Por qué?- inquirió dudoso, viendo que efectivamente algunos pedacitos de fruta asomaban en la bebida.

-Bueno... es solo que tal vez me pase de compras y, como vera no hay muchas ventas, asi que...

-Ya entiendo- rio ligeramente al darse cuenta de lo nervioso que se podía poner aquel chico.

Donghae asintió y se retiró a la barra, sentándose en el pequeño banco para continuar con sus garabatos en la hoja, que se suponía, era para llevar las cuentas. Pasados unos minutos el azabache se decidió por estrenar la grabadora que su madre le había obsequiado para no aburrirse en el trabajo, el aparato le había pertenecido antes a ella asi que parecía una reliquia.

No sabiendo como prenderla exactamente solo pulsó un botón al azar y la tapa se abrió dejándole ver que ya contenía un cassette; nuevamente presiono otro y esta pareció encenderse.

El menor suspiro aliviado hasta que se escuchó un ruido similar al de una lavadora a punto de iniciar su trabajo, igual de ruidosa y como si esta estuviera estropeada. Su único cliente volteo a verle y él mismo pensó que tal vez esa cosa explotaría, viendo los resortes saliendo y los botones volando. Pero al parecer aquello era normal, puesto que se detuvo.

De nuevo ambos regresaron a lo que hacía hasta que....

¡¡¡Well, since my baby left me

Well, i found a new place to dwell

Well, it's down at the end of lonely street

at heartbreak hotel

where i'll be--where i get so lonely, baby

well, i'm so lonely..... !!!!

Donghae dio el salto de su vida, asustado, resbalando y cayendo de bruces al suelo junto con su café, que bien empapo la camisa y quemo su pecho.

Mientras que Jae por lo ensordecedor de la música retumbándole los oídos de repente, solo atino a mover bruscamente el brazo enviando lejos, muy lejos su copa de maltada embarrando la pared y rompiendo en pedacitos el cristal, para finalmente llevarse las manos a los oídos y cubrirlos cerrando sus parpados con fuerza.

Donghae se levantó con torpeza aun incapaz de soportar la voz de Elvis gritándole en la cara, y sintiendo las vibraciones de las viejas bocinas en su mano al acercarla para intentar apagarlo. Sin embargo su desesperación no le dejaba, y comenzó a golpearla con la esperanza de romperla, viendo que no cedía la chatarra se sujetó de la barra y alzo un pie dispuesto a darle una patada.

Blanco de lenteWhere stories live. Discover now