Old Days, memories» Taehyung BTS [김태형] 🔖

24. Recuerdo (XXII-II).

01 de julio, 2014.

Virginia Beach, Virginia.

― ¡Stone espérame! ―yo corría hacia donde la directora, no porque nos estuviera esperando desde hace mucho si no... Bueno sí, pero el principal punto era que en ese momento no era yo, era un tomate.

Llegamos al lugar donde ya casi todos estaban sentados esperando. Me disculpé primero y la directora dijo que no me preocupara que de todas maneras faltaban dos personas. Nos sentamos y cuando llegaron las personas faltantes la directora Miller empezó.

― Bueno empezaré diciendo lo que haremos estos días...

― Taehyung, deja de jugar con mi cabello ―susurré.

― Lo siento ―imitó y dejó de trenzarme unos mechones.

...

― ¡Mira eso! ―exclamé hacia Tae, quien me acompañaba en mi caminata por la playa.

― ¿Qué cosa?

― El ocaso ―posé mi cámara cerca de mi rostro para tomar una bella foto de aquella vista maravillosa, capturando así ese recuerdo.

― Stone, ¿me prestas tu cámara? ―V me miraba expectante. Le tendí el objeto y empezó a mirar a través de la lente.

― ¡Sólo no llenes la memoria! ―hablé cuando vi que empezó a correr. Podría ir tras él, pero estaba cansada como para hacerlo.

― ¡Nos vemos luego Stone! ―hablaba desde una distancia considerable. Suspiré

― ¡Bien, pero te encargo mucho mi cámara! ―alzó la mano y levantó un pulgar, para después seguir corriendo por la arena.

Decidí ir al hotel y esperar la hora de cenar. Podía confiar en que Taehyung cuidaría mi cámara. O eso creía.

02 de julio, 2014.

First Landing State Park, Virginia Beach.

― Te dije que no nos separáramos de los demás V ―regañaba levemente a Tae. Sabía que no debí de haberle hecho caso y seguir caminando junto con los demás del grupo, pero no, Lia tenía que estar con Tae. Ahora no sabíamos el camino.

― ¡Es que en verdad vi algo feo!

― ¿Estás seguro? ―me crucé de brazos mientras alzaba una ceja.

― No ―se encogió de hombros de lo más calmado, rodé los ojos molesta y seguí caminando ―. Pero sirve que estamos más tiempo, solos.

Paré en seco. Aunque hubiera sido un susurro fue audible para mis oídos, ¿realmente había escuchado bien?

― ¿Qué fue lo que dijiste?

― Que no vi el estado más seco, lobos ―dirigía la vista hacia el suelo, a los lados, al cielo, menos a mí.

― ¿Qué?

― Que ya hay que... vámonos ―entonces su mano acercó la mía y la sostuvo fuerte. Como si no quisiera que me apartara, me llevó a su lado, quedando pegados de los costados, y empezamos a recorrer el camino.

Íbamos por un largo sendero el cual estaba sombreado debido a que lo rodeaba un denso bosque acompañado de algunas ciénagas. Cruzamos un puente de madera y nos encontramos con más bosque, varios cipreses y demás plantas. Volteé hacia arriba para encontrarme con su rostro, en ese momento como si hubiera adivinado mi acto, me miró y nuestros ojos chocaron. Pude notar un brillo singular en sus ojos: quedé hipnotizada por aquella mirada que me llevaba a un viaje hacia el infinito. Tan perdida del tiempo y espacio estaba que no me di cuenta de cuando él me atrajo hacia sus brazos envolviéndome cálidamente; mi corazón empezó a latir aún más fuerte. Pero noté algo extraño: También podía escuchar los latidos de él.