La cena

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Tardé menos de media hora en arreglarme, pero necesité mucho más tiempo para relajarme. Estaba muy nerviosa, era horrible me iba a encontrar con mi padre, él ni siquiera había preguntado por mi en aquellos días. Cómo reaccionaría al verme, posiblemente no viniera a cenar, o al menos yo tenía esa esperanza, que en el último momento llamara y dijese que tenía mucho trabajo que no podía venir. Como cuando éramos pequeñas y nos cansábamos de esperar en las cenas o cuando prometía venir a funciones de navidad y nunca aparecía. Era una posibilidad muy remota, casi imposible, sobretodo si venía el prometido de mi hermana a cenar.

De repente sonó la puerta de mi habitación, era mi madre, venía a decirme que Gabriel ya había llegado. Noto mi nerviosismo, se acercó a mí y me tendió la mano.

-Mi niña vamos que tu hermana y Gabriel nos están esperando en el salón.- Dijo mi madre con la voz medio quebrada. En ese momento me di cuenta, mi madre estaba tan asustada como yo. Ella tampoco sabía que iba a pasar y eso le asustaba.

-Si, mamá, vamos.- Le respondí sin tan si quiera mirarla.

Al llegar al salón allí estaban la tieta, l'avia, Lena y Gabriel. Era muy guapo tenía el pelo castaño claro y los ojos azules, ¿cómo no? parecía un príncipe de cuento de hadas, a mi hermana se la veía ilusionadísima con que nos conociese, se acercaron y mi hermana nos presentó:

-Hermanita, este es mi futuro marido y el culpable de tu vuelta, Gabriel. Gabriel, ella es mi hermana pequeña, Giselle.- Nos saludamos dándonos dos besos.

-Encantada.- Dije.- ¿Bueno, y a qué te dedicas?.- Pregunté para entablar alguna conversación con él, y así intentar conocerlo un poco más.

-Soy médico, trabajo en el mismo hospital que María.-Contestó. María era mi madre.- ¿Y tu? Elena me ha contado que eres bailarina y profesora de música ¿no?.- Lena he había hablado de mi.

-Si, de hecho tengo que daros una noticia. Cuando salí el viernes, sin saber como, acabé delante de mi antigua academia de ballet y estuve un rato hablando con Rosa, mi profesora de ballet, mamá tu te acuerdas de ella ¿no? Bueno el caso es que me hizo una oferta de trabajo, y bueno, empiezo el lunes.- Todos pusieron cara de sorpresa.

-Felicidades, hija.- Dijo mi madre mientras me abrazaba.

Entonces mi padre, que se encontraba en la entrada del salón parado, había escuchado todo lo que había dicho.

-¿Entonces me equivocaba si qué se puede trabajar con eso que has estudiado?.- Preguntó mi padre irónicamente. Mi madre le dirigió una mirada fría. Yo no supe que hacer por un lado quería contestarle, pero luego pensé en el pobre Gabriel y en Lena ella no se merecía que nosotros nos peleáramos. Por eso decidí no hacerlo. La tensión se podía cortar con un cuchillo. Entonce llegó la mujer del servicio y anunció que la cena estaba en la mesa.

Todos nos dirigimos a cenar. Intenté entablar una conversación con Lena y Gabriel.

-¿Como os conocisteis?, porque no he tenido tiempo de hablar con mi hermana.- Le pregunté a ambos.

-Pues...- Comenzó a contarme la historia mi hermana.- Fui a recoger a mamá un día para ir a comer y me lo encontré, bueno mejor dicho el me encontró a mi.- Le dedicó una dulce mirada. - Me tiró encima una botella de suero, que llevaba en la mano, y para resarcirme me invitó a cenar. Y desde hace 2 años estamos juntos.- Vaya dos años, ese era el tiempo que hacía que mi vida sentimental había caído en un pozo sin fondo, en un agujero del  ir no había podido escapar.

-¿Y no te tiró la botella a la cabeza?¿qué llevabas un chándal aquel día? porque no me lo explico.- Mi hermana era una adicta a la moda, tenía cientos de zapatos, vestido, bolsos, odiaba que se le ensuciase algo. Lena me miró con cara divertida y de repente nos echamos a reír.

-Pues lo cierto es que casi me mata, pero tuve mucha suerte, acepto mi invitación a cenar.- Dijo Gabriel entre carcajadas.- ¿Y tu, tienes pareja?

-No, tuve un novio en NY, pero las clases allí son muy intensivas y, bueno, casi no nos veíamos.- Contesté con cara apenada.- Pero, ahora tengo mucho tiempo libre, quien sabe.

-Bueno no vas a tener tanto tiempo libre si vas a trabajar, ¿no, mi vida?- Dijo mi abuela.

-Pero a eso no se le puede llamar trabajar.- Dijo mi padre refunfuñando. Yo no pude evitarlo más llevaba toda la noche soltándome pullitas y no podía soportarlo más, notaba como una arcada de palabras hirientes estaba a punto de salir de mi boca .

-¿Qué problema tienes conmigo, papá? Te he demostrado que soy capar, me he sacado dos carreras, he sobrevivido en NY si vuestro apoyo sin una sola llamada, ni tan siquiera por mi cumpleaños. Tu opinión es que mi profesión no sirve para nada, pues te explicaré algo, gracias a esa vida que tanto detestas he comido y he dormido bajo un techo y estoy orgullosa de decir que tú no ha tenido nada que ver. Tu profesión hace mucho tiempo que no me da de comer.-Dije chillando y llorando. Estaba muy enfadada.- Ahora estoy aquí he vuelto por mi hermana. Y ni tu ni nadie lo va a estropear.- Salí corriendo. Detrás salió mi hermana, aunque no sin antes hacerle un gesto a mi padre de desaprobación. Yo me encerré en el baño y seguí llorando, no podía más me había dolido muchísimo todo lo que había dicho mi padre esa noche.

Lena tocó la puerta del baño yo no contesté, me pidió por favor que abriese la puerta, pero no lo hice.

Mientras en el salón mi madre empezó a discutir con mi padre.

-No te podías callar, tenías que estar toda la noche haciendo comentarios. Eres increíble. Es tu hijas llevas cinco año sin verla, sin llamarla, sin tan siquiera preguntar por ella. Lleva cuatro días aquí y no has preguntado por ella. No la llamé ni una sola vez en estos cinco años por ti, pero ya no puedo más, es mi hija y voy a apoyarla.- Dijo mi madre llorando e indignada con la situación.

Mi padre se levantó y se fue a su despacho.

Lena finalmente se dio por vencida. Bajó y se despidió de Gabriel. Él se fue a casa. Finalmente se retiraron todos a dormir. Yo seguía encerrada en el baño de mi dormitorio, estuve llorando casi toda la noche, hasta que finalmente el sueño me venció.

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