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Desquítate con la almohada.

Golpeala, grita, llora en ella. Ahoga tus penas ahí.

Desquítate con los platos.

Rómpelos, mientras gritas con todas tus fuerzas, y lloras con la poca dignidad que te queda.

Desquitate con las personas.

Sé odioso y desconfiado. No los mires a los ojos. Odialos como si tu vida dependiera de ello.
Odialos cómo ellos te odian a ti.

Pero no te desquites con tus brazos.

No merecen pagar el precio, por algo que los sentimientos provocaron.

Tus brazos también piden auxilio. Son iguales a ti.

Los demás te hieren, y tu te desquitas cortándote.

Susurros De AuxilioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora