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Tu alma empieza a gritar, pero nadie sede a escucharla.

Un pozo donde miles de almas nadan, gritando, llorando, y gimiendo sus penas hasta ahogarse en las mismas.

No importa cuántas veces llore, no saldrá.

Aquél ángel eras tú misma pidiendo auxilio. Querías morir y tu ángel te concedió ese deseo.

Tu cuerpo en el suelo.
Tu alma en un pozo.
Tu libertad tras las rejas.
Tú sin más quejas.

Al fin y al cabo, eso pedías.

No se concedió como querías, pero sí lo que querías.

Susurros De AuxilioWhere stories live. Discover now