Ella + yo = nosotras (Parada)

Parte 3

Llegamos y aparcó; yo iba tan ensimismada mirándola y pensando que no me habia dado cuenta, pero entonces Ella se giró y me dijo con una de esas maravillosas sonrisas,
-Llegamos, ¿estás lista para quedar enamorada?-
-Si claro- sonreí también, pero si solo supiese que enamorada ya estoy de ella aunque no quiera admitirlo...moví mi cabeza intentando apartar de mi esos pensamiemtos y bajé del coche.

Antes no me habia fijado en el sitio al que acabábamos de llegar, era un tanto extraño, el aparcamiento estaba situado en una amplia explanada solitaria rodeada de una arboleda por todos sus límites. "¿Este era el restaurante con encanto especial?" Pensé para mí irónicamente.
Entonces Ella comenzó a caminar hacia una esquina de la explanada donde había un especie de paseo de madera que se perdía entre los árboles.

A medida que avanzábamos entre ellos me parecía escuchar cada ves más fuerte el sonido del mar, y de pronto estábamos rodeadas de arena, con el restaurante a un lado y el mar al fondo.

Me quedé parada, no me lo esperaba. Tenía razón, si que era un sitio precioso.

Seguimos caminando y entramos al restaurante por una gran puerta que Ella me abrió cortesmente para que yo pasase primero.

Al entrar nos topamos con una amplia recepción donde un joven mesero nos esperaba detrás de una especia de mostrador. Nos acercamos a él, y nos saludó con un "buenos días guapa, veo que hoy vienes muy bien acompañada" le dijo con una sonrisa maliciosa a Ella a lo que esta le contestó con una amplia sonrisa y un "Hola Erick, pues si, ¿mi mesa está lista?", y yo me quedé descolocada, impresionada y embobada.
Primero me había quedado medio embobada por su sonrisa....cuanto me gustaba...cuando la ponía parecía que no existían los problemas.
Y segundo, se conocían, eso quería decir que Ella venía mucho, y puede que siempre acompañada de alguna chica...quizás no fuese yo la primera a la que traía aquí...eso me dio...¿celos?, no, no podían ser celos, no tenían caso, Ella era libre y podía ir con quien quisiese...o de eso trataba de convencerme a mi misma...
-Claro, ahora te mando a alguien para que añada un servicio más-le contestó él.
-Perfecto, gracias Erick.- me miró y comenzó a andar. Yo todavía estaba medio en shock, miré a Erick y me sonrió, yo hice lo mismo y la seguí.

Avanzamos por el gran recibidor hacia una puerta. Al atraversarla pude entender lo del encanto especial que me había dicho. Había una enorme cristaleta que dejaba ver perfectamentr toda la costa. Era un sitio realmente precioso.

Ella se dirigía hacia una de las mesas del fondo, junto a la gran cristalera.

-Llegamos, esta es mi mesa, y bien...¿que te parece?, ¿te gusta?- me preguntó.
-Es maravilloso, no sabía que había un sitio así.- le contesté sonriendo. Se le iluminó la cara y me regaló una gran sonrisa.

Nos sentamos y pedimos la bebida, yo un agua y Ella una CocaCola, como siempre.

-Bueno, cuéntame que tal, como te van las cosas y eso..- me dijo seria.