TANNER STRONG

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Hasta los vínculos más fuertes llegan a romperse.

[OOO]

Todo pasó muy rápido.

Cuando escuché la voz de Patrick dentro de la habitación, entré al instante. Mi hermano se levantó de un sillón y la apuntó. Pude ver, por un breve segundo, los ojos de terror de Alanna. Sin pensarlo, me abalancé sobre él y me concentré en el arma que tenía. Mis dedos fantasmales lograron tocarla y moverla; el proyectil impactó en la pared, a pocos centímetros de ella. Patrick dio un paso hacia atrás con los ojos muy abiertos.

Ahora, estoy en el suelo.

Mi hermano tiene el ceño fruncido, se endereza y mira a su alrededor.

El silencio se extiende.

—¿Qué... qué pasó? —se pregunta a sí mismo.

Mira la pistola, sus pupilas tienen una chispa de confusión.

Me levanto muy lento, Alanna al fin me ve.

—¡Corre! —le grito.

Rompe con la parálisis y emprende una huida hacia el primer nivel. Patrick no se da cuenta hasta que levanta la mirada. Corre para alcanzarla, pero ella es más ágil. Baja las escaleras de dos en dos y va zigzagueando para que él no pueda apuntarle, aunque Patrick tiene experiencia con armas desde muy joven: le divertía matar venados bebés, les cortaba la cola y las coleccionaba.

Él se detiene y apunta. Cierra un ojo, sonríe mostrando los dientes. Arremeto, logro tocarlo y ambos rodamos por las escaleras. El arma se dispara y le da a una de las arañas del techo. Los vidrios caen con un sonido estruendoso que hace eco en la casa. Se levanta y apunta sin saber a qué. Ahora sabe que hay algo más con él. Busca a cada lado, sus ojos destilan miedo. Los pasos de Alanna lo distraen. Estira la mano y dispara. Ella se dobla en dos y grita. Una de las balas impacta en la pared y la otra rompe el vidrio de la ventana.

Alanna se pierde por un pasillo. Patrick corre hacia donde impactaron las balas. La cortina de la ventana rota, se mueve por el viento. Le roza un poco la cara y se la quita de un tirón.

El pasillo está en penumbra y silencio, solo el silbido del viento, filtrándose por la ventana, rompe la calma. Estamos en las habitaciones de huéspedes. Son seis, tres a cada lado. Las puertas están cerradas a excepción de una. La última de la izquierda. Tal vez ella está allí.

Mi hermano avanza con cuidado con la pistola en ristre. Yo corro y atravieso la pared; llamo a Alanna, pero no está aquí. Salgo y la veo salir por la puerta de la primera habitación. Se pierde. Me quedo vigilando a Patrick. Avanzo hasta la puerta del baño de la habitación en la cual entrará y prendo la luz. Luego, me voy hacia Alanna

Al llegar a la sala, la veo bajando a Katherine por las escaleras. Hay algo extraño, Katherine está inconsciente. Prácticamente la está arrastrando.

—¿Qué le pasa? —le pregunto.

Trato de agarrarla, pero fallo. No lo entiendo.

—No lo sé. —Hace una pausa—. Parece que le indujeron el sueño.

—Por eso no despertó con el disparo. Katherine ―susurro sin conseguir nada.

Patrick aparece justo cuando llegamos al final de la escalera. Sus ojos arden, sus cabellos están despeinados, pero no ha reparado en la presencia de Alanna.

Ella se esconde debajo de las escaleras. Le señalo la puerta que está a unos metros.

—A la biblioteca —le susurro.

Sin cambios no hay mariposas ✔️Where stories live. Discover now