El gato de MinSeok [2/3]

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Regla número uno de supervivencia si eres Kim JongDae: en tu puta vida le pidas consejos a LuHan.

Literal, está que se quiere tirar de la ventana cuando vuelve a ver su reflejo en el espejo de cuerpo completo que hay detrás de la puerta de su habitación. Gracias a que la diadema de las orejitas no es más que una delgada tira metálica le es fácil cubrirla con los mismos mechones de su cabello, logrando que se vean completamente naturales (bueno, todo lo que una orejas falsas lo pueden ser). Además de eso, también ha sustituido la cadena de plata que MinSeok le regaló en su cumpleaños pasado por una gargantilla de listón negro que LuHan le había obligado a llevarse la noche anterior; gracias a todo lo bueno, no cambió el dije de sol por un cascabel, como tenía en mente. La cola de felpa la botó al fondo más oscuro del armario, alegando para sí mismo que aún le queda un poco de dignidad que defender.

Resulta complicado tragarse eso teniendo en cuenta que luce más pasiva que colegiala japonesa en vídeo porno, contando su ropa como un factor, pero, sinceramente, ya todo le importa tres hectáreas de verga.

— Y todo esto por tu maldita culpa. — Suelta con rencor cuando sale del cuarto y ve al gato acostado a sus anchas sobre su sofá.

Le entran unas ganas terribles de arrojarlo por la ventana de una buena vez, aprovechando que el mayor todavía no llega a casa, pero como si de un mal chiste se tratase, el sonido de la puerta abriéndose lo hace saltar en su lugar.

Se muerde la lengua para no chillar de los nervios y tan rápido como puede, va a sentarse a los pies del sofá al mismo tiempo que enciende el televisor para aparentar normalidad. Con gusto se hubiera sentado sobre la bola de pelos esa, pero prefiere no arriesgarse a que le clave las garras en algún lugar de su hermosa anatomía.

El ruido de Master Chef es lo suficientemente alto como para que no pueda escuchar los pasos de MinSeok acercarse y en parte se maldice por tener siempre el volumen tan alto, ya que por eso no es consciente de dónde está hasta que lo tiene al lado besándole la mejilla derecha y rascándole detrás de las orejas a ChenChen. Eso último logra que un poco del encanto se pierda, pero al instante se recompone, poniéndose recto en su lugar. Se recuerda que esa noche MinSeok vuelve a ser suyo igual que desde un principio y que ningún minino con lindos maullidos ni gestos tiernos va a ganarle. Es un hecho.

El rubio continúa a su lado haciéndole cariños al gato y parte de él se sorprende de que no haya notado el par de orejas en su cabeza, pero lo deja pasar porque sabe que en cualquier momento terminará percatándose de los accesorios felpudos.

Su plan es simple en realidad; lo único en su mente es calentar a MinSeok para después dejarlo tirado a su suerte. Piensa que será divertido ver cuando su rostro se descomponga de incredulidad por la negativa y ahí, justo en ese momento de gloria, él va a sacar el As bajo la manga. Uff, está simplemente impaciente.

Sin darse cuenta se encuentra sonriendo como un verdadero lunático, pero vamos, ¿quién no estaría así en su lugar? Como sea, tiene que controlarse de una vez o se va a ver demasiado obvio (más de lo que ya es; recuerden, orejas falsas).

Se pone derecho en su lugar cuando ve que MinSeok se levanta con ChenChen en brazos y toma rumbo a la cocina. Cuando está seguro de que no puede verlo, se apresura a golpearse suave las mejillas para darles color, acomodarse el flequillo y a subir otro tanto la camisa de beisbol de los Yankees del mayor hasta que parte del bóxer negro se ve; no lo suficiente como para lucir desesperado y vulgar, pero sí para resultar deseable. ¡Listo!

Ubica a MinSeok del otro lado de la barra mientras le sirve comida en un tazón a la ponzoña esa y cuando está por carraspear para llamar su atención, su teléfono empieza a sonar desde la habitación.
Tiene que apretar los labios para no maldecir, pero igual termina levantándose a regañadientes para ir por el condenado aparatito. Apenas ve "Diva llorona" en la pantalla, las ganas de botar el teléfono por ahí hacen mella en él, pero conociendo a BaekHyun como lo conoce, sabe que no dejará de llamar hasta que conteste y, en caso de no hacerlo, probablemente convencerá a KyungSoo de que le envenene la comida luego.

black cat; xiuchenWhere stories live. Discover now