3. Una sorpresa para el General.

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Despierto en una suave cama y tardo en acostumbrarme a la oscuridad de la habitación y reconocer que es la mía, trato de levantarme pero siento un tirón en la vena de mi brazo. Miro con repulsión la aguja conectada allí y con un gesto de fastidio en el rostro la retiro del mismo. Me impulso para incorporarme cuando siento otro tirón, pero esta vez viene de mi pantorrilla, casi olvidé que estaba siendo desangrada por ahí.

Me incorporo con el tirón constante en mi pierna y me dirijo al baño. Enciendo las luces y hago un gesto de desaprobación a mi demacrado reflejo del espejo. Abro el grifo y lavo mi cara con agua fría, tomo una liga para el cabello y lo ato en una cola alta. Tomo una camisa sencilla negra de cuello en "V" y un pantalón capri* camuflado en tonos verdes. Salgo del baño sintiéndome más presentable y me calzo unos zapatos negros sencillos, alcanzo una pequeña daga al lado de la puerta y salgo de la habitación.

Deambulo por los pasillos retardando mi llegada a la sala central, no quiero ni pensar en el alboroto que montará Chloe cuando me vea en pie. Luego de haber recorrido por lo menos cinco veces el mismo camino y que las personas me comenzaran a mirar raro como si fuera un alma en pena y no un humano el que anda por los pasillos decido entrar a la sala.

Agradezco que todos están lo suficientemente ocupados como para notar mi presencia con un primer vistazo. Algunos miran unos mapas en la mesa, otros la pantalla principal y algunos chicos del equipo de explosivos miran una pantalla a la izquierda. Frunzo el ceño y avanzo hasta allí sin seguir siendo reconocida, comienzo a abrirme paso entre los sudorosos y grandes cuerpos de los hombres hasta que quedo al frente de la pantalla. Mi ceño fruncido se convierte en una mirada fría al darme cuenta de que no son unos planos cualquiera los que están viendo, son los planes del ataque para el día en el que los hijos del General y el Presidente van a convertirse en sus sucesores. 

Ya pueden entender un poco porque la obsesión del General en tener mi cabeza rodando por el asfalto y luego colgando en una pared.

Pero no es eso lo que me enoja, sino que no contaron conmigo para la planeación.

Me doy la vuelta y el chico que antes estaba detrás de mí me reconoce y entonces palidece al ver mi mirada.

-¿Se te perdió una igual o qué?- Digo brusca pasando por su lado dejándolo solo mientras balbucea por una respuesta.

Oh querido Mark, ¿Dónde estás?

-¡Mark!- Grito lo suficientemente alto para que todos en la sala me escuchen. Veo a un hombre encogerse en un rincón del lugar.

Te encontré Mark.

Me dirijo hacia él y los hombres con los que estaba al ver que me acerco comienzan a dispersarse. Toco su hombro cuando estoy detrás de él. Duda unos segundos y después se voltea.

-¿Qué pasa?- Dice mirando a todas partes menos mi rostro. Cobarde.

-No sé tú dime, Mark- Pronuncio su nombre con una entonación distinta.- Me levanto en mi habitación con una ridícula aguja conectada a mi vena, luego salgo y me encuentro con que todos los miembros de combate del movimiento rebelde están aquí, menos yo por supuesto. Así que dime Mark ¿Qué pasa?- Cruzo mis brazos sobre mi pecho.

-Estás herida- Responde y sigue hablando.- Tienes al menos veinte puntos de sutura en la pierna, eso sin contar que no te desmayaste por la pérdida de sangre. ¿Tienes alguna idea de porqué fue mi querida Scarlett?- Dice irónico y ruedo los ojos antes de responder.

-Mis niveles de azúcar en la sangre son bajos- Respondo.

-¿Bajos? ¡Están por los suelos!- Susurra gritando para mí.

Caos #ConcursoV&VWhere stories live. Discover now