Capítulo 4.

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   Claire se había despertado de mal humor, pues se sentía totalmente insatisfecha, a pesar de negárselo a sí misma miles de veces, sabía muy bien que lo que en realidad quería, era un hombre que la amara de verdad, uno diferente al resto, que no la quiera solo por como se ve, sino por como era.
Pero como estaba demasiado lejos de la realidad, se levantó perezosamente de su cama y se dirigió al baño. Hizo sus necesidades, se duchó, cepilló sus dientes y salió para cambiarse.

   Decidió vestirse con unos jeans azules súper ajustados y rasgados, una blusa ceñida al cuerpo color blanca con un gran escote y zapatos de tacón negros. Peinó su largo cabello dejándolo suelto y se maquilló de manera seductora.
Tomó su laptop del escritorio junto a su cama y se encaminó con ella hacia la cocina, dejándola encendida sobre la encimera. Comenzó a prepararse un sándwich de jamón y queso junto a un vaso de zumo de naranja.

   Mientras desayunaba veía en su laptop lugares donde trabajar, obviamente con jefes guapos, sino no tendría sentido, ella vivía de eso y no pensaría cambiar por nada del mundo. Encontró un Starbucks no muy lejos de allí y no dudó en tomar su bolso y subir a su coche para tomar ese empleo.

   Al llegar bajó del auto e ingresó al lugar con una sonrisa en su rostro y destilando seguridad por cada poro de su cuerpo. Ante la atenta mirada de todos los presentes entró sin tocar a la que suponía sería la oficina del jefe, y tal como supuso, esa era.

Disculpe señorita usted no pue... comenzó a hablar el hombre pero se vio interrumpido por el dedo índice de ella sobre sus labios.

No diga nada señor, he venido por el empleo, aquí tiene mi currículum informó arrojando a la mesa el enorme papeleo, causando la sorpresa de aquel muchacho— Como puede ver, he trabajado en muchos lugares y todos tienen el visto bueno sobre mi manera de trabajar finalizó Claire mientras él ojeaba cada palabra con mucha atención, sin poderse creer que una mujer de veinticinco años hubiese tenido tantos empleos.

¿Y por qué son tantos? Es decir, la han despedido, renunció o... ¿qué sucedió? preguntó el hombre confundido, había más de diez hojas completas con distintos empleos.

Oh, pues, verá... 

   Jamás le habían cuestionado nada, siempre la aceptaban sin decir una palabra y no estaba muy segura sobre qué decir en esa situación. 

Simplemente, me gusta probar distintas cosas, creo que no he encontrado mi trabajo ideal aún, por lo tanto renunciaba a todos mis empleos, pero tranquilo, no le fallaré ¿Y quién dice que éste no podría ser el empleo para mí? terminó de hablar intentando sonar segura, no podía decirle asesiné a todos mis jefes, o en todo caso, murieron siempre que trabajé con ellos, eso solo lo asustaría y así no conseguiría el empleo.

Muy bien, entonces, está contratada anunció el muchacho con una enorme sonrisa en su rostro tendiéndole la mano.

Muchas gracias, no te defraudaré, pero por favor, no me trates de usted, no me gustan las formalidades.

   Ignorando su mano se acercó a él y lo beso en la comisura de sus labios, logrando que la mano estirada del hombre quedara en su entrepierna ante el movimiento.

De acuerdo, señorita... 

   Al no recordar su nombre, ojeó los papeles nuevamente para leerlo y continuó. 

Claire, mi nombre es Ben, tu horario será de diez de la mañana hasta las ocho de la noche, tendrás una hora para almorzar de doce a una, ni más ni menos, tu puesto será de cajera, pero puede que te toque de vez en cuando ser mesera o atender en la barra, como también te puede tocar hacer las órdenes que te pidan, es rotativo ¿Has entendido?

   Claire asintió poco convencida, sabía arreglárselas en todo lo que le pidiera, el problema era que al parecer tenerlo a él sería lo realmente difícil, era un hombre serio y autoritario, le costaría bastante poder seducirlo, solo esperaba poder lograrlo para el día de su paga.

—¿Y mi uniforme? preguntó al recordar que no se lo había dado aún.

Oh claro, que tonto soy. Aquí tienes, puedes cambiarte en el baño del personal, es esa puerta de allí...

   Bajó su mano que señalaba la puerta al notar que Claire ya había comenzado a desvestirse, con la clara intención de cambiarse junto a él. Consciente de la situación se giró hacia la pared pensando que sería lo correcto.

Puede mirar si quiere, no me molesta habló Claire con voz sexy.

No sé si debería... comenzó a girarse despacio y se calló abruptamente al ver a la muchacha completamente desnuda.

Lo siento si te molesta, es que no me agrada la ropa interior se disculpó aparentando inocencia, la cual no tenía para nada.

Me parece perfecto, es lindo sentirse... libre... supongo...

   Ben apenas si podía hablar debido a lo hipnotizado que estaba observando sus perfectas curvas.

   Claire se le acercó lentamente, al parecer solo bastaba con eso para poder seducirlo.

Pan comido pensó y comenzó a besarlo con lujuria. 

   Él correspondió el beso acariciando cada centímetro de su cuerpo con sus manos, intentando recordar cada curva y cada sensación que la piel de esa muchacha le causaba. Ella desprendió los botones de su camisa y la quitó por completo, bajó sus besos hasta posar su boca sobre los abdominales de Ben, lo miró de reojo y desabrochó su pantalón bajándolo por completo junto a sus boxers, liberando su masculinidad en todo su esplendor. Comenzó a masajear su miembro con delicadeza mientras él soltaba gemidos suaves para no ser descubiertos, ella se paró y se colocó contra el escritorio, dándole a entender que quería que la embistiera contra ese lugar. Sin dudarlo ni un segundo, él ingresó en ella de una sola vez con fuerza, se movía rápido y en unos minutos acabaron los dos juntos. Ambos se vistieron y tras un beso de despedida comenzaron a trabajar.

   Claire no quitaba la enorme sonrisa de su rostro, había logrado lo que quería, no fue tan difícil como pensó y eso le encantaba, solo era cuestión de esperar a cobrar para acabar con él. Su sonrisa desapareció al pensarlo mejor, pues se había dado cuenta de la cruel realidad, ningún hombre era difícil, tan solo bastaba con tener vagina que todos caerían a sus pies.
Quitó ese pensamiento de su cabeza y con una sonrisa fingida siguió atendiendo. 

¿Para que pensar en esas cosas?, soy feliz con lo que hago, es lo que se merecen, no necesito a nadie pensó segura de sus palabras y continuó con su trabajo, ésta vez con una verdadera sonrisa.

Bajo Mi Encanto [+18]  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora