Capitulo 1

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Aquí estaba yo, la calle dividida estratégicamente, para que cada una tuviera su público. Yo, apoyada en una de las farolas que más luz desprendía, para así alejar a cualquier cliente, que quisiera pasar el rato conmigo. Quería evitarlo a toda costa.

Hoy la noche estaba tranquila, quizás por el mal tiempo, los clientes no se habían arriesgado a buscarnos.

Hablo en nombre de todas, cuando te doy las gracias tormenta.

Empezaban a caer las primeras gotas de lluvia sobre nosotras, nos mirábamos unas a otras, intentando descifrar en la cara de la otra un indicio de que podíamos movernos, de que podíamos resguardarnos de la lluvia.

Pero la poca esperanza que hubiera era tirada al suelo y pisoteada, cuando descubríamos, que de nuevo uno de ellos estaba allí, vigilando, tras esos contenedores de basura reciclable. Mientras intentaba que la colilla no se consumiera del todo por la lluvia, mantenía en alto aquella pistola, pesada y fría, mucho más fría que las gotas de lluvia que caían por mi mejilla, pero no más, que la sangre, que creo imaginarme corriendo por sus venas.

Tras esa amenaza, cada una se tragaba sus ganas de refugiarse, se colocaba en su farola, y esperaba a que los segundos, se convirtieran en minutos y que toda la noche, pasará rápido.

Pero claro, nosotras no estamos destinadas a soñar, puede que tu, que seguramente estés leyendo esto, puedas dejarlo y soñar con tu futuro. Pero nosotras no, nosotras ya sabemos como será nuestro mañana, igual que nuestro ayer.

Eran altas horas de la madrugada cuando mis párpados empezaban pesar, creí que caería rendida sobre el suelo empapado de esta calle, pero claro, eso sería descansar, y nosotras esa palabra, la teníamos tan abandonada, como las esperanzas de volver a casa.

Siento como me alumbra una intensa luz, los faros de un coche, de un rojo metalizado, para delante de mi, oigo como la puerta se abre y un rechinar de suelas de goma avanzan hasta llegar a mi.

No puedo levantar la vista si él no me lo ordena, si lo hago, puede que acabe con dos tiros en mi estómago.

Siento como me atrapa la barbilla con su repugnante y fría mano, y por fin lo veo. Tiene una camisa blanca, una chaqueta azulina, acompañados de un pantalón de vestir del mismo color, y para terminar unos zapatos negros iguales a la corbata, no suelen visitarme hombres así, pero claro, ya ni siquiera recuerdo cuantos han venido a visitarme.

Sus palabras son claras, concisas, breves, pero se lanzan contra mi como si fuera un puñal en el pecho.

-¿Cuanto cobras nena?

Debo responder rápido, si no lo hago, corro el peligro de que ese cliente se impaciente, claro, esa no es buena imagen para el negocio. Intento aclarar mi voz para solo tenerlo que decir una vez, sé que no podré decirlo dos veces, el nudo en mi garganta ya es muy fuerte como para decirlo a continuación.

-120€.

Sonríe de medio lado, eso no es bueno, hemos aprendido a leer el comportamiento de nuestros clientes, y esa sonrisa, solo trae problemas.

-¿Toda la noche?

Ahí está el problema, tenemos un horario, no me importaría saltarme el horario si pudiera, eso solo significaría, volver más tarde a esa pocilga donde nos tienen. Así que mi cabeza trabaja rápido, si le pido algo más, puede que acceda, y pueda librarme de dormir en la pocilga por esta noche.

-Sólo unas horas, si me quiere toda la noche, serán 200€.

Veo como la sonrisa se esfuma de su rostro, para dar paso a una aún mayor, un escalofrío recorre toda mi espalda, tengo miedo a que me descubra y me golpee, no sería la primera vez, que un cliente me pone la mano encima, sólo por que se cree que tiene el derecho a hacerlo.

-Trato hecho, sube antes de que cambie de idea nena.

Lo tenía, podría escaparme una noche de aquella pocilga, ahora solo tendría que concentrarme en un punto fijo y no pasaría nada, espero dormir hoy en algo parecido a una cama.

Me subo al auto rojo, en el asiento del copiloto, veo por el retrovisor, como Ulises guarda la pistola en su cinturón y le da la última calada al cigarro, esta enfadado, lo sé, sólo espero que los golpes no sean tan fuertes cuando le entregue el dinero.

Cuando La Lluvia CeseWhere stories live. Discover now