3- Jugando con fuego

882 180 4
                                    

Susan Terrance, veinticuatro años, una mujer común por lo que su Facebook muestra, no parece ser falso, y además, es agente de la CIA.

Oh Miércoles, como te he odiado durante toda mi vida por ser el día de en medio, el insoportable e interminable. Y hoy, luego de veintitrés largos otoños de mi vida decides demostrarme que puedes ser un buen día. Que puedes ser divertido a pesar de todo lo que parece.

Algo extraño de una agente no tener contraseña, pero qué más da, obtuve mi objetivo, ahora solo tengo que buscar en lo más profundo de sus mensajes cuál es el motivo de su estadía en Nueva York.

Vibra, tiene un nuevo mensaje, la está citando a "hacer un picnic" en el Central Park un tal Dominic. Seguro. Gente aburrida y con códigos.

Le respondo, "Claro".

Busco ropa parecida a la que Susan tenía hoy en mí guardarropas, y afortunadamente no es una persona extravagante. Intento quedar lo más parecida posible a ella con el maquillaje, y lo consigo evidentemente, porque publico una foto mía en su Facebook y obtiene muchos "Me gusta", si sus amigos no han notado la diferencia, seguramente Dominic tampoco lo haga.

Me cuestiono unas cien veces más lo que estoy haciendo, llegando a la conclusión de que no podría hacer nada mejor para divertirme, no queda mucho de vida luego de los treintas, y yo quiero aprovechar los años que me quedan al máximo. No soy la peor criminal, ni soy alguien que cause disturbios o molestias, cometo pequeños robos, juego con la mente de las personas y me divierto fuera de la ley. Creo que todos somos criminales en cierto grado, nadie hace todo legalmente, nadie dice completamente la verdad, todos robamos algo alguna vez, aunque sea una chuchería, lo hemos hecho, no conozco a nadie que pueda negar alguna de esas cosas. Ni siquiera las monjas o sacerdotes pueden hacerlo, porque esos malditos son los peores estafadores cuando pueden y puedo comprobarlo con hechos irrefutables.

– ¡Susan! ¡Que gusto verte! No sabes cuánto te he extrañado, sé lo que dirás, debo estar oculto cuanto más pueda en estos días, pero no he podido resistirme a verte –lo dice con tal entusiasmo que sorprende, sin embargo puedo notar su nerviosismo, cómo mira hacia todos lados cada milésima de segundo, cómo se siente incómodo en exteriores.

– ¿Qué haces aquí? –trato de seguirle la corriente, apenas se el nombre de este tipo y se supone debo mantener una conversación con él, por lo menos debo sacarle información.

– Vamos Susy, ¿me dirás que crees todo lo que han dicho de mí? He sido tu compañero por años, ¿sólo porque un estúpido listado me clasifica como doble-agente vas a creer que te he mentido? Pandora no es más que un intento por distraernos del objetivo.

Pandora. ¿Dónde demonios oí eso? ¿Noticias? ¿Doble-agente? Demonios, me estoy metiendo en líos.

– Depende –bien, continúa, respuestas cortas, distrae al sujeto.

– Eres mi mejor amiga, conoces a mis hijos, ¡por favor! Creo que alguien dentro ha agregado nombres para su beneficio antes de avisar que llegaron los datos, yo tenía un cargo alto, uno difícil de conseguir.

– Exacto, uno difícil de conseguir, uno que te da acceso a más información para ser un doble-agente –endulza y vencerás. 

– Creo que me conoces lo suficiente para saber que jamás pondría en tal riesgo a mi familia. Susy... Ayúdame, esos malditos ingleses debieron ser más cuidadosos al enviar la lista.

– Bien, pero primero dime todo lo que sabes, y qué supones que pudo haber pasado.

¿Obtener datos de interés de la inteligencia nacional? Listo, tachado de la lista de cosas por hacer.


PranksterOpowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz