Capitulo 3

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Me pertenece.

Capítulo 3

Obsesión: te quiero conmigo.

Amor: no puedo estar sin ti.

Obsesión: tú me perteneces.

La tensión que se había formado en el gimnasio se podía cortar con una cuchilla. Todos estaban esperando la respuesta del tigre de Seirin. Nash sonreía con suficiencia, disfrutando como el tigre salvaje había sido domado por sus palabras. Lo integrantes de la Generación de los Milagros tenían diferentes expresiones; iban desde la furia hasta la tristeza o preocupación. ¿Qué había pasado?

-Y-yo no sé de qué estás hablando, Nash.- Aquella afirmación había sonado más como un gruñido que otra cosa. El rubio americano no pudo más que ensanchar su sonrisa. Era similar al del Gato de Alicia en el país de las Maravillas.

-Oh... ¿Lo dices en serio, Little Tiger? - un paso hacia delante, era un paso hacia atrás de Kagami. El ambiente estaba cada vez más tenso como si fuera posible. Nadie se movía. Riko al igual que los otros, se encontraba estupefacta ante lo escuchado. - ¿Acaso no quieres que tus amigos se enteren como fue que te dome, anoche?-

Antes de que Kagami siquiera soltara palabra alguna, una cabellera azul se posó delante de él. Aomine gruñía como una bestia salvaje antes de lanzarse al ataque. Un "Aléjate de él" era lo que pronunciaba su aura y postura de ataque. Kuroko, quien había reaccionado un momento después, tembló de miedo.

-¡A-Aomine-kun!-

El golpe que escucharon luego del pequeño gritito del peliceleste les hizo girar hacia la puerta de entrada. Una figura delgada y estatura media caminaba tranquilamente hacia los basquetbolistas que se gruñían entre ellos.

La sonrisa de superioridad que reflejaba su rostro le hizo bufar molesto a más de uno de los jóvenes. El "Muro-chin" del amante de los dulces no se hizo esperar. El estadounidense caminaba hacia ellos con aquel paso ágil y delicado que todo seductor tenia. Aquello le hizo recordar a Kagami que Himuro no era alguien con quien jugarías a enamorar. Él te enamoraría primero y jugaría contigo a su antojo.

-Well, Well.- exclamó dando pequeñas palmadas. La tensión en el ambiente se esfumó por un momento y ahora era Nash el que había adquirido una posición de ataque. Aquello había sorprendido a más de uno.

-Taiga.- ronroneo el pelinegro con su suave voz.- Lamento la demora. Estaba haciendo algunas cosas y de pronto recibí un mensaje. ¿Así que hay problemas?- giró y comenzó a dirigirse hacia el rubio. Su único ojo visible obscurecido por la ira que estaba sintiendo obligó a los demás acompañantes de Nash a levantar su guardia.

-Himuro Tatsuya.- pronunció el rubio. Una sonrisa trataba de ocultar su nerviosismo. No lo admitiría jamás pero el aura del pelinegro le decía que era más peligroso de lo que aparentaba. - Vine a reclamar lo que es mío.- finalizó levantando la voz.

El pelirrojo por su parte no sabía qué hacer. Se sentía patético escondido detrás de Aomine. No era alguien débil, sin embargo el nerviosismo que le atacó no se comparaba a nada de lo que había sentido antes. Sus piernas le temblaban y quería ocultarse y llorar hasta que todo se fuera. Quería que Nash desapareciera.

-¡N...No soy tuyo!- logró gritas saliendo desde atrás del chico y enfrentándose al rubio. Era más grande que él. Tenerle miedo era patético. - Anoche no me domaste. Me estabas persiguiendo. ¡¿Por qué demonios?! - gritó temblando. Himuro y los demás se sorprendieron. - Perdiste. Vete de aquí. Jamás seré tuyo.- concluyó con la respiración agitada.

Aquello fue el colmo. El rubio capitán hizo una seña y sus compañeros sacaron armas. Un golpe seco en el estómago del tigre le hizo caer al suelo y luego un golpe en la nuca le hizo quedar inconsciente.

La obsesión te podía llevar a hacer cualquier cosa.

El pánico se hizo presente. Silver caminó hacia delante cargando el cuerpo del tigre como si se tratara de un saco de papas. El "CALMENSE TODOS" de Akashi logró hacer que todos se quedasen quietos. Si hacían un movimiento en falso, podría ocurrir una tragedia.

-Como lo había dicho.- el rubio giró hacia la salida siendo seguido por Silver.- Vine a recoger lo que es mío.- chasqueó su lengua y les dedico una sonrisa pintada con sadismo. - Y ustedes, simples niños, no pueden hacer nada para evitarlo.- susurró sin dejar de sonreír saliendo del gimnasio a paso lento. Fuera un automóvil los esperaba.

-¡Si logran ganarnos en la revancha tal vez se los devolvamos!- gritó desde afuera Silver soltando una estruendosa risa. Sus compañeros también rieron y de dispusieron a salir del lugar sin bajar sus armas. Consideraban que aquello era demasiado pero no podían desobedecer a su capitán. Temían por su vida.

La Kiseki, Himuro y Riko por su lado habían entrado en un estado de completo pánico y estrés por lo que habían vivido. Riko comenzó a llorar, siendo consolada por Tetsuya que también aguantaba las lágrimas, su corazón corría a mil por hora.

Aomine era detenido por Murasakibara que trataba desesperadamente correr hacia donde se lo habían llevado a Kagami. Himuro se había acercado a Akashi con el ceño fruncido y conversaban de lo que había sucedido y como debían actuar. Kise era tranquilizado por Midorima que por poco le manda con su objeto de la suerte por la cabeza, él también se encontraba nervioso y el rubio se dignaba a llenarle la playera con mocos.

El Tigre estaba en manos del Rubio. ¿Qué pasaría?

-El pequeño tigre es mío. Nos divertiremos juntos, cariño.-

Me pertenece. (KNB)Tahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon