Capitulo 4

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Se encontraba mareado y sus oídos retumbaban ante el silencio de la habitación. Al abrir sus ojos, se encontró con la más tenebrosa oscuridad a la cual alguna vez había enfrentado. Se sentía inseguro y todo su cuerpo dolía.

Quiso gritar. Hacerle saber a alguien que se encontraba despierto y que quería irse a casa, sin embargo algo le decía que nadie lo escucharía. Había sido capturado por un enfermo, alguien que sabía que no podría escapar fácilmente de entre sus garras.

Un rey maligno.

Se removió un poco y una suave almohada chocó contra su mano. No se percató de la suavidad en la que se encontraba hasta ese momento. Una cama grande y suave.

Por un momento pensó que todo aquello acabaría al abrir sus ojos.

Pequeño e inocente tigre enjaulado. Se había convertido en una más de sus víctimas de colección sin siquiera saberlo.

Se removió nuevamente, pero esta vez no pudo hacerlo con sus piernas. El sonido metálico que estas producían le hizo temblar, llevó sus manos a sus tobillos y abrió sus escarlatas orbes en la oscuridad con temor.

Sus tobillos estaban abrazados por gruesas cadenas. ¿Cómo no se había dado cuenta al principio? Era despistado, pero esto era demasiado.

Quiso llorar por su mala suerte. No pudo, simplemente las lágrimas no escapaban de sus ojos.

Nash le tenía a su merced. Estaba completamente capturado. Como un animal, como un objeto.

Maldijo mentalmente la primera vez que se había topado con el rubio, aunque agradeció internamente el haber sido él y no cualquiera de los otros. La fuerte necesidad de que los demás se encontraran en buenas condiciones le atacó, haciéndolo pensar aquello.

La única salida de aquella habitación se abrió con fuerza. La fuerte figura de un sujeto se adentró mientras encendía las luces. Se cegó por un momento. Y gruñó luego de acostumbrarse y reconocer al desconocido que entró.

Nash Gold Jr.

– Little Tiger. – murmuró. Aquella voz le causaba repulsión desde el momento en el que la había escuchado, y en este momento. Lo hacía aún más. – ¿Cómo ha dormido el pequeño? –

– ¿En verdad tienes los huevos para decirme como he dormido? ¿Acaso no te causa vergüenza el tenerme secuestrado y encadenado? escupió con rudeza. Estaba odiando todo lo que le estaba sucediendo y le enojaba que aquel sujeto fuera el culpable de todo. Una carcajada sonó en la habitación y supo que le esperaba cosas peores.

Nash estaba completamente loco.

Pasos acercándose y luego su mejilla roja por el golpe que había recibido de parte del rubio. Ardía y dolía mucho. Se mordió la mejilla con fuerza para evitar seguir hablando, debía controlarse o quizás Nash le cortaría la lengua, aunque podría ser peor.

Ahora la única salida seria la muerte. ¿Por qué no lo mataba de una sola vez?

– Cuida tu boca, Little Tiger. ¿Acaso en casa no te han enseñado modales? ¿o es que nunca has tenido un perro? ¿No sabes que ellos sólo obedecen y permanecen con la boca cerrada? No quieres que te haga más daño, pequeño. –

Taiga sintió como su mandíbula era sujetada con firmeza y un suspiro se escapó de sus labios cuando tuvo cerca de la suya la boca de Nash. Había sido inconsciente, puro reflejo que le ocasionó una sonrisa a su secuestrado.

El corazón del pelirrojo comenzó a ir a mil por hora. Aunque por fuera se viese fuerte, por dentro temblaba y temía por lo que seguiría.

Se convirtió en un pequeño gatito.

– Taiga, Taiga... ¿Cómo comenzaré a jugar contigo? – el rubio pasó su lengua por la mejilla del chico y soltó un gruñido extasiado.

Estaba destruyendo en lo que en un principio era un poderoso tigre.

 – Me encantas, Taiga.– 



|| Bueno, gente. Desde aquí comienza lo bueno... Perdón por tardar un año pero uno es así (?)

Me pertenece. (KNB)Where stories live. Discover now