Capitulo 4 - Ella ¿una sirena?

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Luego de haber oído semejante historia, estando ya en la habitación, Fabi llego e inmediatamente callo dormido a su cama. Por lo tanto yo, me quede pensado en la historia de las sirenas que había narrado el señor Thomas, acaso ¿eso fue cierto? ¿Su familia había sido devorada por aquellas criaturas? Una y otra vez me preguntaba lo mismo, era increíble que Thomas haya llorado por narrar la historia. Francamente no sabía que creer.

Ahora que lo conozco, esperaría que me contara más sobre aquellas "Sirenas".

° ° * ° °

Me sentía mejor, bueno, al menos ya no sentía nauseas ni nada por el estilo. Desperté de buenas, fui a la habitación de mis padres y ya habían llegado de la cena de anoche. Fui a la habitación mi hermano y seguía profundamente dormido. ¿Por qué no podría salir un rato y buscar a Marina? La chica de la otra vez.

Me cambie de ropa, la mejor que yo creía que luciría bien. Simplemente me quería ver atractivo para ella, ya que era muy linda y fina.

En ese momento me mire al espejo y note un apuesto muchacho, si, era yo, y había cambiado mucho, después de todo no solía arreglarme demasiado.

Salí hacia el pasillo donde se encontraban las habitaciones de los pasajeros. El pasillo estaba solitario, y daba una sensación escalofriante. Camine para irme hacia el restaurante del barco, con suerte y ahí me encontraba a Marina.

Una vez llegando al restaurante me percate que aparentemente estaba vacío, no había nada de gente almorzando, ni un alma y quizá había sido demasiado temprano; me fije en mi reloj que tenía en la muñeca y observe que eran apenas las siete en punto de la mañana. Sí que había madrugado. De repente, un ruido llamo mi atención, al parecer se escuchaba desde una de las mesas de hasta el fondo.

—¿Hola? —Pregunte —Marina ¿eres tú? —pregunte nuevamente pensando que se trataba de ella.

El ruido sonaba como si alguien estuviera agarrando los platos de las mesas, pensé que a lo mejor se trataba de algún empleado preparando todo, pero al acercarme, mi pierna izquierda se golpeó con una silla de momento, me acerque otro poco más y ahí estaba. No era un empleado o alguien que estuviera a cargo del restaurante, era una mujer.

Sabía que no se trataba de Marina, esta mujer tenía el cabello rubio y rizado, portando un vestido color salmón. Aquella mujer seguía de espaldas hasta que hice un ruido más chocando contra una mesa y así fue como ella volteo.

Para mi sorpresa se trataba de otra mujer hermosa, sin duda muy hermosa, estaba como a tres metros de ella, algo cerca. Tenía unos ojos verdosos y una tipo tiara de flores sobre su cabeza.

—Hola —dijo temerosa.

—Hola —conteste, trabándome por un momento al distraerme con su belleza.

—¿Qué haces aquí? ¿Acaso te mando a espiarme?—pregunto.

—No, para nada, ¿de qué hablas? —Dije desconcertado —Busco a Marina ¿La conoces? —.

Ella se acercó un poco más hacia a mí. No sé por qué por un momento pensé que ella estaba loca. Se veía con miedo pero percatándose de que nadie más la estuviera observando.

Luego se enfocó en mí.

—¿Cuál es tu nombre? —preguntó muy interesada.

—Alfredo y ¿el tuyo? —.

—Gala, mi nombre es Gala —sonrió maliciosamente

La plática con ella fue algo excitante, veía que ella se mordía los labios, hasta que la voz de una persona ronca, interrumpió.

— ¡Aléjate ser del infierno! —me di la media vuelta para ver de quien se trataba y era Don Thomas.

— ¿Qué? —pregunte, mientras veía que Thomas se acercaba a mí, señalando a la mujer.

— ¡Que haces con esta maldita! —siguió reprochando el hombre exaltado.

—Oiga, es una dama ¿Qué le sucede Don Thomas? —trate de tranquilizarlo.

Thomas me empujo suavemente haciéndome sentar en una silla para dirigirse hacia la mujer de nombre Gala.

—Mujer del demonio, vuelve a las aguas de donde viniste —al terminar de decirle esto, Thomas le soltó una fuerte bofetada a Gala, tirándola al suelo.

Impactado por el suceso, me levante rápidamente e hice que Don Thomas retrocediera, tomándolo de los hombros y evitando que sucediera algo mucho peor.

—¡Bueno pero que le pasa! ¿Qué no ve que es una mujer? —.

Me acerque a Gala tomándola de un brazo y levantándola del suelo donde había caído. Sangraba del labio.

—¡Esa no es una mujer, es una sirena! —puse mi vista hacia Don Thomas y comencé a ponerle una discusión.

—Viejo, ¿Está usted loco? ¿Cómo va a ser una sirena? —lo empuje.

Gala se había ido llorando del lugar poniendo todavía sus manos en su mejilla donde había recibido la bofetada.

—Viejo estúpido —lo empuje nuevamente y comencé a seguirla.

Se metió hacia los pasillos de los pasajeros. Como el lugar era confuso la perdí de vista.

— ¡Gala! ¡Gala! —trate de hacer que viniera pero fue inútil. No me importaba si despertaba a los pasajeros, lo que yo quería era encontrarla, y saber si estaba bien.

— ¡O pues que gritos muchacho! —salió una anciana de una de las habitaciones.

—Disculpe, no ha visto a una mujer —pregunte, describiéndola tal y como era.

—No muchacho, no deberías estar afuera de tu lugar, vete y ahí te aviso si la veo —estaba molesta, sabía que la había despertado.

—Bueno muchas gracias —me aleje y lo único que oí fue el cerrar de la puerta de aquella anciana.

° ° * ° °

— ¿Cómo crees? —Pregunto mi hermano, después de haberle contado todo lo que había sucedido esta mañana.

—Sí, así fue, creme —.

— ¿Cómo Don Thomas le va a golpear a una mujer? Él es muy bueno —reprocho.

—Pues al parecer no es así, ¡dijo que Gala era una sirena! —.

— ¿Una sirena? —preguntó intrigado.

—Sí, eso dijo, está loco —

—Pues si fue de ese modo, qué bueno que la golpeo, para que se enseñe a no andar merodeando por el barco —termino por decir.

—¿Ahora tú también con eso? ¡Bueno pero que no entiendes que las sirenas no existen! —.

—¡Claro que sí, y si Thomas golpeo a esa sirena estando junto a ti, fue para salvarte la vida, así que agradécele! —.


Sirenas ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora