Infiltrada en la Arena ||Gaara|| TERMINADA

¿¡Que yo que!?

—U-Un gusto, Kitsune-san —dije sonrojada.

Podría jurar que la nieve a mi alrededor se estaba derritiendo.

El peliblanco se paro, pero no soltó mi mano, sus ojos celestes veían los mios con atención.

—Katarina-sama, me alegra que este aquí —sonrió.

O dios mio, pero que hermosa sonrisa. Baje mi mirada y toci para poder articular palabra, después de todo estaba paralizada.

—¿En donde estamos?

—En su mente.

—¿En mi mente?

—Así es, Katarina-sama.

¿Por que mi mente es un bosque?

Sentí como colocaban una capa en mis hombros, toque la prenda y subi mi mirada.

—G-Gracias —susurré.

—De nada, Katarina-sama —hizo una reverencia— Lo siento, no puedo controlar el frío, a donde voy, el clima es helado.

Asenti. De repente unas risas llaman mi atención, observe a las niñas que jugaban con la nieve.

—¿Quienes son ellas? —pregunte.

—Ellas son Shiro y Kuro.

Kuro... Instintivamente coloque cara de asco.

—¿Y por que están aquí?

—Son parte de mis recuerdos, a veces aparecen, pero no por mucho tiempo.

En ese instante desaparecieron.

—Katarina-sama, explicaré esto en pocas palabras.

Mire a Kitsune.

—Usted estando aquí, sentirá momentos de dolor —dijo.

—¿D-Dolor? —me asuste.

—Es muy difícil mantenerla aquí, en su mente, por eso habrán instantes en donde los recuerdos hagan que usted sienta dolor.

Asenti.

—¿Y de que quieres hablar, Kitsune-san?

—Quisiera hablarle de algo...importante —suspiro— Y me gustaría que cuando oiga lo que debo decirle, lo tome con calma y que esto sea un secreto.

Levante una ceja.

—Esta bien —le dije.

—¿Lo promete?

—Lo prometo, Kitsune-san.

El demonio se acerco a mi y colocó sus manos en mis hombros.

—Usted leyó la leyenda de Kuro y Shiro —dijo y yo asenti— En esa leyenda no dice toda la historia de estas hermanas.

—¿Como que?

—Shiro y Kuro eran unidas, pero sus padres vivían en distintos templos, Kuro con su madre y Shiro con su padre. Esto se debía a que Kuro nació con poderes sombra, como su madre y Shiro con los poderes de luz, como su padre.

—A ver si adivino —dije cruzandome de brazos— Las sombras y las luces no se juntan, por lo tanto el padre no quería Kuro y la madre a Shiro.

—Eso es casi perfecto —Kitsune desordenó mi pelo— El problema era solo Yami, el padre, él no quería a Kuro, pero Rin-san, su madre, amaba a sus dos hijas y ellas la amaban también.

Asenti.

—Kuro y Shiro eran muy unidas, pero...

En ese instante corrió un fuerte viento y aparecimos dentro de un templo.