» No quiero hablar de ello

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Sentada en mi carro, desde una distancia prudente y con la vista fija en la casa donde viví mi niñez me debato si entrar ahí es lo correcto o simplemente es una de las cosas que debo dejar pasar, prácticamente como todo en mi vida desde hace mucho. Suelto un suspiro. Esto no debería ser tan complicado, esto ni siquiera debería estar pasando yo no tendría que estar aquí para reclamar algo esto debería ser una visita casual a mis padres. Si tan solo fueran padres... Dejándome de estupideces suelto el cinturón de seguridad de mi cuerpo y salgo del auto cerrando tras de mí mientras cruzo la calle y llego directamente hacia la puerta de aquella gran y vacía casa. Toco dos veces. Dos cortas veces que deben bastar para que escuchen el llamado. Desde el interior del lugar escucho pasos acercándose y luego la puerta es abierta revelando a una mujer de cincuenta y tres años que claramente no aparenta su edad cronológica. Ella me mira, un tanto asombrada un tanto resignada, ella debía de imaginar que pasaría por aquí tarde o temprano.

—Aisha

—Sandy—Hablo secamente—Tenemos que hablar. ¿Está Nelson contigo?

—Tu padre—Tiene el descaro de mencionar. — Tu padre y yo soy tu madre.

—¿Realmente quieres hablar de eso? ¿De verdad quieres que vuelva a dejar en claro porque Elliot y yo no los consideramos padres? ¿Quieres que hablemos del porque nos perdieron Sandy? Porque encantada vuelvo a hablar de ello contigo, pero simplemente no quiero verte llorando como una estúpida.

No me hables así.

—Sabes que no me interesa. Ahora ¿Podemos hablar realmente de lo que vengo a decirles?

En cuanto ella asiente me interno a la casa pasando por su lado y empujándola cortamente. La escucho resoplar y bufar pero simplemente la ignoro. Me interno a la sala de estar donde Nelson Tanner está sentado en su sofá de cuero reclinable individual. Una botella de cerveza reposa a su lado al igual que un cigarrillo a medio consumir. El aroma a nicotina repudia el aire completamente y al haber sido otra persona este olor debería incomodarme pero simplemente estoy acostumbrada gracias a ellos y también a mi trabajo, el cigarrillo, su aroma o su forma en sí no me molesta para nada. Él me observa claramente sorprendido, intenta de una forma bastante idiota apagar el cigarrillo y esconder la botella de cerveza logrando que esta se derrame en el piso manchando aún más la sucia alfombra color café de la sala. Niego mientras doblo los ojos, maldita sea...

—No te esfuerces Nelson, ya he visto la botella y el aire está impregnado de nicotina así que ni lo intentes.

—Lo siento nena...

—No, no lo sientes, no digas cosas por decirlas sabes lo que odio. —Me siento en el borde de uno de los maltrechos sofás de la sala, uno individual que apesta a cerveza barata. Frunzo el ceño pero no digo nada—No vine aquí a reprocharte lo del cigarrillo o lo del alcohol. Vengo a hablar de Elliot.

—Nos lo imaginábamos—Responde Sandy sentándose junto a Nelson y tomando un nuevo cigarrillo de una caja—Sabíamos que vendrías pero me pregunto porque tardaste tanto.

—Calla—La silencio de inmediato, en cuanto he visto aquella maldita y socarrona sonrisa aparecer en sus labios. Ella asiente pero mantiene la postura.

—¿Qué es lo que pasa ahora? —Nelson parece tan harto de todo como lo estoy yo. Al menos tenemos algo en común, pienso mientras trago saliva silenciosamente.

—Miren, sé que están hartos de nosotros, sé que desde hace muchísimo tiempo dejaron de ser padres, de eso estoy completamente consciente. Pero nos deben el poder quedarse con Elliot unos cuantos días cuando debo irme por algún caso. Créanme que no lo hacemos por gusto, porque está más que claro que ni Elliot ni yo los consideramos padres o siquiera familia. Ni siquiera es hacerse responsable de mi adolescente hermano, es simplemente mantenerlo aquí unos días mientras no estoy. ¿Acaso es mucho pedir? Yo creo que no.

Caso 765 » h.sWhere stories live. Discover now