Capitulo 4: Un paso más hacía mi nueva vida.

646 55 14
                                    

No puedes ofenderme. He sido tan poca cosa durante tanto tiempo que mi rostro está a punto de disolverse.
–Katherine Paterson.

Por más que me esforzaba por encontrar el momento adecuado, este no llegaba ¡Un mes! Un mes había transcurrido y mi padre no sabía nada acerca de que su hija practicaba box.
Lo peor es que se encontraba total mente celoso de Abel. Y era de esperarse, el chico y yo no la pasábamos todo el tiempo pegados como si fuéramos muéganos, iba al gimnasio de su padre a entrenar y algunas veces su madre me invitaba a comer en su casa, incluso en la escuela me había comenzado a llevar bien con sus amigos, que eran tanto hombres como mujeres.
Abel me agradaba a tal punto que había decidido ampliar un poco mi mundo, pero respetando mis reglas. Era obvio que mi padre creyera ferviente mente que existía algo más que una amistad entre mi amigo y yo, no importaba cuánto se lo negara, el simple mente se aferraba a ese hecho.
Termino por aburrirme. Me hartaban sus constantes sermones acerca de lo joven que era para tener un novio, el peligro que corría y lo crueles que pueden ser los jóvenes inmaduros; así que me decidí por decirle de una vez por todas acerca del boxeo, sin importarme que aceptase o no.
— ¿Boxeo? Victoria, hay muchos más deportes. — Dijo mi padre cuando le revele el secreto que teníamos Abel y yo.
— El box es súper completo. Me ayuda a fortalecerme y además a mantener mi figura. — Incluí eso ultimo como parte de mi plan maestro "soy princesa tengo que cuidarme" estaba seguro que caería.
— ¡Aja! Quieres tener un lindo cuerpo para que ese mocoso se mantenga enamorado de ti. — Mi padre me señaló inquisitivo.
— Estas Orate Adrián. — Puse los ojos en blanco.
— Respétame mocosa. — Mi padre me dio un leve golpe en el hombro.
— Me gusta el deporte y el padre de Abel es genial. — Me di por vencida, si no le demostraba sinceridad no me permitiría seguir entrenando.
— Sí, no tiene nada de malo. Pero tendré que conocer al padre de tu novio. — Dijo mi padre mal esto.
— ¡Qué no es mi novio! — Rezongue.
— Sí, sí, claro. — Mi padre dio un leve manotazo al aire.

Al día siguiente, después de la escuela Abel y yo nos disponíamos a partir rumbo al gimnasio, me impactó bastante ver a mi padre afuera de la escuela, con una enorme sonrisa, dispuesto a acompañarnos ¡Ese hombre se toma todo muy en serio!
— ¿Qué haces aquí? — Le pregunte un tanto molesta.
— ¿Cómo que qué hago? Te dije que tengo que conocer al padre de tu novio. Si el hombre te va a entrenar mínimo tengo que cono... — Papá hablo demasiado rápido, pero Abel alcanzó a interrumpirlo antes de que terminara su oración.
— ¿Novio? — Dijo Abel nervioso.
Puse los ojos en blanco, estaba ante un par de locos.
— Mi padre cree que somos novios Abel. Hazme el favor de explicarle. — Refunfuñe.
— P...pues. Victoria no es mi novia señor, ella es mi amiga. — Alcanzó a decir Abel.
— Ajam... — Sentenció mi padre.
— Eres imposible Adrián. — Dije al tiempo que me subía al auto.
Ambos se rieron de mí evidente irritación.

De camino al gimnasio mi padre se tornó un poco más tranquilo com respecto a Abel — pues claro, después de asegurarse que no era ningún enemigo ¿Por qué no comenzar a ser amigos? — Por mi parte me mantuve callada todo el camino, escuchando atentamente su conversación.
Abel y yo tenemos muchas cosas en común, a ambos nos gustan las mismas cosas, ambos preferimos a los perros más que a los gatos, ambos tenemos un hermano menor, ambos amamos el rock, nos gusta el mismo color, la misma comida, a ambos nos gustan las chicas. Creo que es por eso que me agrada tanto este chico. Sin embargo, para ese entonces Abel no sabía nada acerca de mi particular gusto por las de mí mismo sexo, así que comenzó a hacerse ideas equivocadas con respecto a nuestra relación y en todo el trayecto de la escuela al gimnasio, trato de convencer a mi padre de que era un excelente candidato a ser mi novio.
Y debo agregar algo, si por alguna razón tuviera que casarme con un hombre en algún momento de mi vida, sería con mi mejor amigo. Así la parranda seguiría de por vida.
Llegar alcoholizados todos los fines, ir por putas juntos, no sé, sería una premisa.

Víctor contra Victoria. |La historia de un tránsgenero|Where stories live. Discover now