Epílogo.

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"—¡Hey Bill!, me gustas..."

Vamos Dipper, apresurate—rió el rubio mientras jalaba al castaño por el brazo.

¡V-voy!—jadeó cansado de tanto correr. No sabía con exactitud el porque Bill lo había traído hasta la cima de esa colina. Ese rubio estaba loco.

Muy bien...—paró de correr, jadeó y le sonrió apenado—. ¿Te gusta?—sus mejillas empezaron a tornarse rojizas rápidamente.


El castaño abrió los ojos sorprendido y su cara se tornó de un tierno color rojo.

—¿E-esto es para mi?—preguntó tímido al ver el picnic que el más alto le había preparado.

Bill lo tomó de las manos y lo miró a los ojos.—Dipper Pines, siempre me alegrará haberte conocido, eres lo mejor que me ha pasado...—hizo una pequeña pausa y tomó aire—.Te amo.

Te amo...

—¡Maldito flojo despierta de una vez!—gritaron y golpearon la puerta desde afuera.

—¡Ah!—el castaño se levantó de golpe y gruñó frustrado. Llevaba soñando y alucinando con Bill desde que se mudó a California. Lloraba todas la noches sin descanso. Por él y por todo lo que había pasado.

Se paró de la cama con pereza y se metió en el baño. Observó los cortes en sus brazos, algunos recientes, otros ya casi sanando.

Esto se estaba volviendo una maldita costumbre.

Desde ese día, despertó en el hospital con algunos cortes severos cubiertos con vendas y un Fiddleford muy furioso.

Si vas a matarte, matate bien imbécil. Ni eso sabes hacer.

La situación se estaba tornando de mal en peor. Eso era seguro.

Se bañó, cepilló e hizo sus necesidades básicas. Se vistió y bajo corriendo. A Fiddleford no le gustaba esperar.

A veces, cuando salía a la calle suele ver a Bill en todos lados, algunas veces oye los gritos de su hermana cuando iba al mercado. Llegaba un momento en el cual hasta alucinaba que alguno de ellos estaba.

Definitivamente convivir con Fiddleford le estaba afectando... y esas pastillas que le había mandado el doctor también.

También había abandonado el instituto a petición de Fiddleford. Lo necesitaba las 24 horas del día en la casa haciendo deberes. Tenía que obedecerlo hasta conseguir un trabajo estable.

—Ve a comprar comida, inútil.

Acató su orden sin decir ni una palabra.

Caminó hasta la tienda más cercana. Tomó una cesta y empezó a meter lo que supuestamente necesitaban.

¡Hey, dip-dop!

—¿¡Eh!?—chilló y volteó a todas las direcciones, encontrándose con un pasillo vacío.

Dipper, ésta tarde, videojuegos en tu casa.

—¿¡BILL!?—otra vez... nada.

Muchacho, esta será la mejor estafa del año.

Stanley, deja de llenar la cabeza del niño con tus mierdas.

Se quedó callado y jadeó.—N-no...—Estaba enloqueciendo.

Soltó la cesta con las compras y corrió. Hasta que tropezó con alguien.

—Ten más cuidado, amigo—habló una voz extremadamente amable—. ¡Oh! ¿Te hiciste daño?—le preguntó preocupado y lo ayudó a levantarse.

—¿Eh? ¿Bill?—balbuceaba incoherencias y se sentía un poco mareado. Sintió su manga mojada—. N-no yo...—no pudo terminar la frase, se había desmayado.

[...]

No sabía cuanto tiempo había pasado. Había huido y no se arrepentía.

El día en el cual se desmayó, un hombre algo gordo y sumamente amable, junto a su esposa, lo llevaron a un hospital.

Jesus o "Soos" y Melody, su esposa.

Las únicas personas que lo habían ayudado, ellos habían sanado todas sus heridas, eran sus únicos amigos.

Ellos prometieron cuidarlo y aceptarlo.

A Fiddleford no le importó la desaparición del chico, no le avisó a sus tíos, le dio igual.

Correr hasta cansarse y nunca volver. Se sentía feliz, se sentía libre al fin.

Su vida cambió para mejor, el amor que no recibió por parte de sus seres queridos, los estaba recibiendo por esta pareja. Su nueva familia.

Tenía una nueva vida.

Volvió a al instituto.

No volvió a cortarse.

Era libre y estaba tranquilo.

Al fin podía respirar.

Y tal vez, algún día...

❁ ❁ ❁

My name is Dipper. ¡! Billdip. Book 1; Terminada. Tempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang