Capítulo 3

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[En la actualidad]

-Este será tu cuarto - abrió una puerta, detrás de esta se encontraba una acogedora habitación, la decoración era muy parecida a la que tenía en los años cuarenta en Brooklyn, solo que algo más modernizada. En el centro de esta había una gran cama de matrimonio, un precioso dosel caía por el cabecero resguardándolo. Dos mesillas a juego custodiaban la cama. En la pared de enfrente había un armario y una estantería llena de libros, al lado de esta había un pequeño sillón con una mesita a su derecha. Las cortinas eran de un color gris y no dejaban que la luz invadiera demasiado la estancia.

Me acerqué a una de las mesillas, dónde un marco con una foto llamó mi atención, lo cogí entre mis manos y lo observé detenidamente, en la foto salíamos Steve, Bucky y yo, nos la habíamos hecho poco después de que Steve nos sacara a los del 107 de las garras de Hydra. La congoja me invadió, y no tardé en notar cómo los ojos se me humedecían. Echaba de menos aquella época, todo parecía ser más fácil por aquel entonces.

-¿Estás bien? - la voz de Steve apareció detrás de mí, sentí como apoyaba una de sus manos en mi hombro, proporcionándome un ligero apretón en él. Asentí ligeramente - Yo también echo de menos esa época Em...

Nuestras vidas eran un desastre, no se en que momento se había vuelto todo un caos, pero no me gustaba, no me gustaba en absoluto.

-¿Qué ocurrirá si llegamos y no nos reconoce? - me giré hacia Steve, que todavía se encontraba detrás de mí - ya se que es un pensamiento muy negativo, pero yo me crucé en su camino no hace mucho, Hydra lo había enviado para terminar con mi vida, sus ojos estaban vacíos Steve, y no sabía quien era... - me dejé caer en la cama, todo este tema me agotaba demasiado.

-Lo hará... Tengo el presentimiento de que lo hará... - en sus ojos se veía reflejada la fe ciega que tenía en esa ilusión, yo trataba de ser algo más realista, no quería volver a salir herida, ya no solo física, sino emocionalmente.

-Continúas siendo el mismo Steve inocente de hace setenta y cinco años - tomó asiento a mi lado, sonriendo a medias.

-Capitán - una voz irrumpió en la estancia, venía del salón, ambos nos levantamos y caminamos hasta allí, Steve iba delante de mí.

-¡Sam! - lo saludó, yo me mantuve detrás de mi mejor amigo - Esta es Emma - me presentó, salí de mi pequeño escondite y me aproximé a él, tendiéndole mi mano de forma amistosa.

-Veo que al fin la has encontrado - comentó, Steve asintió.

-Me ha costado pero lo he conseguido, es muy buena buscando escondites - sonrió en mi dirección, y yo le devolví la sonrisa.

-¿Queréis un café? - necesitaba salir de aquella sala, y no se me ocurrió mejor excusa que esa. Ambos asintieron agradecidos, a la vez que tomaban asiento en torno a la mesa del salón, yo caminé hasta la cocina. El café no tardó en hervir, así que con tres tazas en una de mis manos y la cafetera en la otra caminé de vuelta al salón.

-Muchas gracias Em - sonreí a mi mejor amigo, y tomé asiento a su lado, sabía a la perfección que era lo que estaban tramando estos dos, y tenía pensado tomar parte en ello.

-¿Ya sabéis dónde está? - mi repentina pregunta llamó su atención, provocando que ambos dirigieran su vista hacia mí.

-Sí - afirmó Sam - se encuentra en Bucarest - mis ojos se abrieron de la sorpresa, miré en dirección de Steve, y comprobé que asentía, confirmando la información. El simple echo de pensar que me lo podría haber cruzado me llenaba de terror y de frustración al mismo tiempo. Me levanté de mi asiento, y caminé hasta el ventanal del salón, observando las húmedas calles, como las gotas resbalaban de forma perezosa por el vidrio.

-Steve, ¿sabes que significa eso? - no me giré, continuaba observando por la ventana.

-Que probablemente te estuviera buscando - sus palabras me sorprendieron, su respuesta se alejaba demasiado de lo que estaba pensando yo. Desvié mi vista de nuevo hasta ellos, con mi ceño fruncido - Vamos Emma, no me mires de esa forma, ¿por qué otro motivo iba a estar ahí? Tanto Sam como yo hemos seguido sus pasos durante meses, y sabemos que ha comenzado a recordar y a hacer sus propias investigaciones. Y lo único que se me ocurre es que estuviera en Bucarest por ti... - Aun continuaba sin dar crédito a sus palabras, volví a dirigir mi vista a la ventana, había comenzado a llover de nuevo, estábamos en otoño, y las calles estaban plagadas de hojas de múltiples colores.

-¿Y con esa información que tienes pensado hacer al respecto? - la curiosidad podía conmigo, y quería saber cual iba a ser nuestro siguiente paso.

-Iremos a buscarlo, pero tú serás quien hable con él, si te ha estado buscando... - su idea era descabellada.

-No Steve, no pienso estar con el Soldado de Invierno encerrada en un mismo espacio, y mucho menos a solas - claro que quería verlo, comprobar que estaba bien, pero el simple echo de pensar que estaría a solas con el hombre que había intentado matarme me aterraba.

-Nosotros también estaremos allí - respondió Sam - no en un primer momento, pero estaremos comunicados - continuaba estando reacia al plan, había muchos cabos sueltos, y cualquier cosa podría salir mal.

-Vamos Em, necesitamos tu ayuda - no podía decirle que no a las súplicas de mi mejor amigo, pero tenía miedo. Asentí lentamente, arrepintiéndome al momento de mi descabellada decisión. Volví a tomar asiento, con la humeante taza de café todavía entre mis manos, le di un largo sorbo al líquido, saboreándolo, meditando durante unos instantes.

-¿Cuando saldremos hacia Bucarest? - los ojos de Steve se iluminaron, y pude comprobar como una sonrisa se dibujaba en sus labios.

-En cuanto tengamos todo listo - sacó un par de papeles de una carpeta marrón, extendiéndolos en la mesa, junto a los otros.

Wintry ShadowWhere stories live. Discover now