Capítulo 22

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Steve tomó asiento en el sofá, acomodándose; la película comenzaría en breves, gracias a la ayuda de Sam, que fue quien logró poner la cadena en la que se reproducía.

-¿No te quedas Sam? - pregunté al ver como caminaba hasta la puerta de salida con su cazadora entre las manos.

-Nos quedamos sin palomitas - rió de forma cálida - pero vuelvo en un rato, ya le dije a Steve que empezarais sin mi - esta vez sonrió de medio lado, respondiendo yo de la misma forma. Finalmente abrió la puerta y salió por ella.

Me dejé caer en el otro sofá, con la pequeña esperanza de que Bucky tomara asiento a mi lado; cosa que nunca sucedió, sin embargo se sentó en el otro extremo, lo más alejado de mí. Fruncí el ceño algo disgustada.

Él ni se dignó a dirigirme una simple mirada.

Decidí que lo más apropiado era dejarlo pasar.

La película acababa de empezar, cuando el timbre resonó por todo el apartamento. Steve hizo amago de levantarse, pero se lo impedí, haciéndolo yo por él. Lo cierto es que estaba deseando salir del salón, comenzaba a no soportar la indiferencia que Bucky tenía hacia mi persona.

Con la creencia de que el que había timbrado sería Sam, abrí la puerta con una sonrisa. La sorpresa llegó a mi rostro al toparme frente a frente con una preciosa e inconfundible pelirroja.

-Pasa

Me hice a un lado, escrutando el rostro de la que un día había sido mi combatiente; de eso había pasado mucho tiempo.

-¿Qué tal Sullyvan? ¿Cómo llevas la vida de jubilada? - colgó su abrigo en el perchero de la entrada.

-Un poco aburrida - sonreí de lado.

Caminamos hasta el salón, donde ella tomó asiento al lado de Steve, dejando un beso en su mejilla. Él le regaló una sonrisa por su parte.

En esos instantes los envidiaba. Dirigí mi vista hasta Buck, pero en cuanto mis ojos coincidieron con los suyos apartó la mirada. Suspiré.

Necesitaba salir a tomar aire, la repentina indiferencia de Bucky hacia mi me estaba agobiando. Me levanté de forma precipitada del sofá, encaminándome hacia la puerta de salida, sintiendo la atenta y confusa mirada de mis compañeros sobre mí; cosa que omití, cogiendo mi chaqueta y poniendo rumbo hacia la azotea.


Esa noche no había luna, lo que provocaba que las luces de la ciudad lo iluminasen todo con más intensidad; Brooklyn estaba realmente preciosa.

El nocturno paisaje me hipnotizó, sumergiéndome en mis pensamientos; encerrándome en mi propia burbuja. Demasiados temas bombardeaban mi mente, no dejándome pensar con claridad.

-Vaya, vaya... Te has vuelto muy descuidada... - la piel se me erizó al escuchar la voz detrás de mí, provocando que el terror bloqueara mis músculos. Me sentía como un conejo ante los faros de un coche.

Me giré despacio, quedando cara a cara con ese rostro tan familiar, y al mismo tiempo tan desconocido para mí.

-¿Qué quieres?

La furia sustituyó al terror, haciendo que me irguiera, apretando los puños a mis costados. Su presencia no era buena señal, me habían encontrado, y a estas alturas sabía que no tenía posibilidad de escapar o ocultarme. En lo único que pensaba era en alejar a Hydra de mis amigos; de Bucky.

-Creo que sabes la respuesta de sobra preciosa, ¿no es así? - cogió su arma en un rápido movimiento, y sin vacilar apuntó en mi dirección; algo me decía que no iba a dudar en apretar el gatillo - Lo cierto es que te admiro, y como para no hacerlo. Nos has burlado tantas veces... Todavía no se como lo haces - sonrió.

En un rápido movimiento tomé el cañón de la pistola entre mis manos, tratando de arrebatársela. En medio del forcejeo el gatillo se apretó, provocando que el disparo hiciera eco en el silencio de la noche.

Cogió el cuchillo que descansaba en su cinturón, tratando de clavármelo; ya lo habían hecho una vez, y tenía muy claro que no lo harían una segunda. Di un golpe seco con mi mano en su garganta, provocándole un bloqueo respiratorio, seguidamente di una patada en su estómago, se desequilibró y cayó al suelo. Aproveché el momento de vulnerabilidad y lancé el cuchillo que con anterioridad le había arrebatado, clavándoselo en la femoral.

La adrenalina bullía a través de mi cuerpo. Algo dentro de mí había cambiado, el problema fue, que no me di cuenta de ello.

Salí corriendo, en una incesante persecución sobre los edificios de Brooklyn. Quería alejarlos del apartamento de Steve todo lo que pudiera, y así enfrentarme al séquito de Hydra.

Me oculté entre las sombras, tratando de calmar mi agitada respiración para que no me escucharan. Esperé de forma paciente a que los dos agentes que con anterioridad me pisaban los talones hicieran acto de presencia. Cuando estuvieron a mi altura los sobresalté; con la culata de mi pistola golpeé fuerte en la nuca del primero, al instante cayó al suelo inconsciente, mientras que, gracias a una llave de la que parecía no haberme olvidado, conseguí subirme a los hombros des segundo, para finalmente romper su cuello en un hábil movimiento de manos.

Continué corriendo, sintiendo unas nuevas pisadas detrás de mí. Salté hacia otro edificio, rompiendo una de las ventanas, y cayendo en el interior de un vacío y oscuro departamento. Rodé por encima de los cristales, sintiendo como algunos se clavaban en mi piel; le resté importancia y continué corriendo.

De pronto me vi rodeada por seis agentes enmascarados, con el símbolo de Hydra cosido en sus uniformes; cogí aire, preparándome para lo que vendría a continuación. Corrí hacia uno de los hombres enmascarados, proporcionándole una patada en la pierna, haciendo que cayera de rodillas, para posteriormente alzar el cañón de mi pistola hacia su cabeza y apretar el gatillo.

A sangre fría.

La batalla se abrió paso, entre disparos y puñetazos. Lancé uno de los cuchillos en dirección a otro de los hombres, clavándolo en su garganta, provocando que cayera al instante. Un par de disparos más irrumpieron en la oscura noche. El último de ellos corrió hacia mí, pero fui más rápida y deslicé el otro cuchillo por su tráquea, causando que se ahogara en su propia sangre. El silencio reinó en la estancia, lo único que perturbaba el impune sosiego era mi entrecortada respiración.

Hasta ese momento no había sido consciente de lo que ocurría. Miré a mi alrededor, la sangre lo cubría todo; las paredes, el suelo, mi ropa... Junto con los inertes cuerpos de los agentes de Hydra, que salpicaban la alcoba con su muerte; muerte que yo había causado.

El miedo volvió a apoderarse de mí, ¿qué había hecho?

Miré a la ventana que tenía en frente, en su reflejo apareció la imagen de unos agitados ojos azules; Bucky. Acompañado por los rostros de los demás, igual de preocupados que él, observándome de forma detenida. Fijé mis ojos en los de él, la preocupación relampagueaba en los suyos.

Comencé a temblar, dirigiendo mi vista hasta mis ensangrentadas manos, las cuales sujetaban el cuchillo con el que había cometido la masacre.

Seguía siendo la asesina a sangre fría en la que Hydra me había convertido. La escena que se alzaba ante mis ojos no hacía más que corroborarlo.

Dejé que resbalara entre mis dedos, provocando un metálico sonido al chocar contra el suelo de cemento.

-Dios mío... - murmuré, pasando mis manos de forma nerviosa a través de mi cabello, despeinándolo, todavía temblando - Dios mío... - esta vez un sollozo salió de entre mis labios. Entré en pánico, el oxígeno llegaba con dificultad hasta mis pulmones; me estaba mareando.

-Emma... - mi nombre apareció como un eco lejano.

Me erguí, creando una coraza a mi alrededor.

-¿Queríais ver un monstruo? - susurré, sintiendo como las lágrimas volvían borrosa mi vista - Pues aquí lo tenéis...

Wintry ShadowWhere stories live. Discover now