Capitulo 8

55 12 3
                                    

Cada vez que sueño, visito un mundo a el cual solo soy capaz de entrar cuando estoy dormido y cuando leo alguna de las historias escritas por Gabriel García Márquez. Un mundo donde la realidad y la magia se toman de las manos y las cosas más fantásticas que puedan ocurrir en el mundo parecen ser tan ordinarias como el día a día, un mundo donde los plebeyos se convierten en héroes por una noche y vuelven a ser plebeyos cuando el primer rayo de sol les toca la piel. Un mundo donde una princesa es capaz de dividir su corazón y entregarlo a dos príncipes azules. Un mundo donde los protagonistas son sus propios antagonistas. Un mundo donde los caballeros no se ven en la necesidad de aniquilar a las bestias pues estas mismas lo hacen entre sí. Un mundo donde el amor y la amistad si existen y no parecen verse afectados por el paso del tiempo o por la lejanía de los corazones. Un mundo repleto de segundas oportunidades. Un mundo tan hermoso y loco, tan perfecto e ingenioso, que ni siquiera nos tomamos la molestia de pellizcarnos para despertar, aunque sabemos que no es más que un sueño. Un mundo que añoramos cuando despertamos y nos damos cuenta que hemos regresado a la pesadilla de la vida real, y es entonces cuando anhelamos pellizcarnos, golpearnos, bañarnos con agua fría, lo que sea con tal de despertar nuevamente en ese fantástico mundo donde todo es posible.

Tantas cosas habían ocurrido aquella noche en la que me atreví a vivir la aventura de la vida, pero por desgracia no podía recordarlas, por más que escudriñaba en mis recuerdos más recientes de la noche anterior, ninguno de estos se materializaba en mi mente y lo único que si conseguía era que la cabeza me doliera cada vez mas.

El llanto entró sigiloso y sin permiso a través de mi desprevenido sentido auditivo. Parecía el llanto de una hermosa damisela el que provocaba leves temblores en el colchón en el cual yo yacía despierto, pero incapaz de levantarme o mover un musculo de mi cuerpo. Abrí los ojos para ver quién era la hermosa damisela que lloraba junto a mí, pero no la encontré. En su lugar, una Bestia expedía de sus ojos gotas de lágrimas saladas, era Elena la que lloraba junto a mí, pero ¿Por qué?

Con el esfuerzo más grande que hasta ese momento había hecho en mi vida, pase mi mano suavemente por la espalada de la Bestia, sobándola en mi intento de consolarla.

— ¡¿Puedes... Porfavor... Quitartumalditamanodeahi?! —fue lo que me dijo con la furia inocultable y sus dientes pegados y temblantes con ganas de arrancarme pedazos de piel a mordiscos. Me atemoricé y quité mi mano rápidamente, pero igual hable:

— ¿Qué te pasa Elena? —le pregunté con la característica voz ronca y estúpida de un borracho—. ¿He hecho algo malo? —estúpida pregunta. Obviamente había hecho algo malo, mejor dicho, había hecho muchas cosas malas, solo que no conseguía recordarlas.

— ¡Quiero!... —Elena secó sus lágrimas y aclaró su garganta—. Me iré por tres días Patrick. Para cuando regrese, espero que tú y tu maldito y feo trasero ya estén bien lejos de mi apartamento. ¡ENTIENDES! —no supe que responder. Simplemente asentí aceptando su propuesta. Elena se marchó con una maleta llena de ropa ¿A dónde? No lo sé, solo se fue y me dejó a mí en zozobra, sin saber lo que pasaría a continuación, sin saber si podría volver a trabajar. Sin saber si Wilson y el Topo podían volver a trabajar. Sin saber que era exactamente lo que había hecho la noche anterior.

Minutos más tarde al fin pude recobrar fuerzas y me levanté de la cama, pero no completamente, simplemente me senté en la cama e ignorando el fuerte dolor que pensar me causaba, comencé a revolver cada rincón de mi mente en busca de aquellos recuerdos de la noche anterior que en mi borrachera no sabía en qué lugar de mi cerebro se encontraban escondidos. Fue una tarea muy difícil de realizar, pero al final lo logré, al final pude recordar con lujo de detalles lo que había pasado la noche anterior, comenzando por ese momento en el que había decidido salir a bailar con aquella chica en la fiesta a la que Bryan Rogue me había llevado.

XxxxxxxxxxxDonde viven las historias. Descúbrelo ahora