Capítulo 8

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Dolor... En la vida pasan cosas buenas. En la vidade Ciel habian pasado muchas. Habia superado un pasado tortuoso, se habia enamorado, se habia casado... Y ahora estaba embarzado. Lo cual en parte estaba lejos de ser una cosa buena. Habian pasado cinco semanas mas... En total Ciel llevaba un mes y una semana gestando. Su vientre estaba enorme, y sus sirvientes mas torpes que nunca. Soma paseaba soñador por todas partes, irritandole. Alois ya no le discutia tanto, fastidiandole. Y Agni, Claude y Sebastian vivian preocupados por el. Como si no fuera suficientemente estresante el estar embarazado de un ser sobrenatural como lo es un demonio; esa mañana llego alguien de quien se habian olvidado por completo: Elizabeth.

-¡Exijo ver a Ciel!- grito enfurruñada. La niña dulce y tierna que luchaba por la felicidad de su primo/prometido se habia desvanecido. A sus 17 años; Elizabeth era tan malvada como hermosa, y eso era mucho. A duras penas Ciel habia logrado ocultarle su idilio con Sebastian, ¿Que se supone que inventaria ahora? Llevaba años posponiendo ese asunto del matrimonio y el primogenito que la reina tanto queria. Pero habian pasado tantas cosas que lo habia olvidado absolutamente. Claro que la reina tendria lo que queri; a Ciel casado y con una familia. Pero que sorpresita se llevaria al saber con quien..

Meyrin simplemente la ignoro. Finny corrio al despacho, donde Ciel trabaja muy adolorido, con Sebastian redactando papeles economicos y cosas por el estilo. Sumamente estresados. Ciel porque tenia que lidiar con su pequeño engendro que parecia bailar y jugar soccer al mismo tiempo dentro suyo, y Sebastian porque no toleraba la idea de su pequeño sufriendo.

-El joven amo esta ocupado, señorita...- dijo Bard en un intento fallido de calmarla. Le hubiese funcionado si la chica tubiese doce años.
-¡No me importa! ¡Ciel! ¡Baja, AHORA MISMO!- grito furiosa. Soma y Alois, que venian de los jardines, la miraron descolocados.
-Esta ocupado trabajando, mocosa.- solto Alois sonriendo. Soma paso de intentar razonar con la rubia porque ya no se llevaban tan bien como antes.- A diferencia de ti, que solo eres una cosa amorfa creada para molestar dia y noche.
-¡¿Quien te crees?! ¡ Le dire a Ciel como me has tratado!- exclamo señalandolo con la mano temblorosa de la impotencia.
-¡DEJEN EL MALDITO ESCANDALO, IDIOTAS!- grito Ciel con todas sus fuerzas. Sebastian le sostuvo la mano con cuidado mientras bajaban las escaleras ante la mirada horrorizada de Elizabeth.- Lleva el té al jardin Bard.- pidio calmado. Aunque por dentro estaba nervioso. Habia evadido a Elizabeth durante mucho tiempo, y ahora esta venia y le encontraba muy... embarazado. La caminata hasta el jardin fue silenciosa. Elizabeth ataba cabos analiticamente, al notar que Sebastian ya no vestia como mayordomo, y el evidente vientre hinchado de Ciel. Se sentaron en silencio hasta que Bard sirvio el té rapidamente.

-Me debes algunas explicaciones Ciel. Me has evadido durante casi un año... La reina esta presionando...
-No nos casaremos Elizabeth.-interrumpio serio. La rubia lo miro con desprecio.- Nunca tuve intensiones de cosumar ese compromiso que no unia... Y ahora resulta evidente que no puedo...- dijo procurando ser sutil.
-Entonces... Es cierto...- mascullo temblorosa.- Te has estado revolcando con Sebastian...
-Y estoy esperando un hijo suyo...- agrego posando su mano sobre su vientre.
-... Me he desvivido por ti desde que tengo memoria... Lidie con tus traumas debido a la muerte de tus padres, y me esforce para hacerte feliz... Siempre he estado aqui, y me dejas... Por...¿ El mayordomo?- pregunto levantando la voz.- ¿Es enserio?...
-Lizzie...
-¿Y ahora me llamas asi?... Eres... ¡Eres un cualquiera!- exclamo arrojando su taza de té al aire. Ciel lucia mortificado, despues de todo, Elizabeth era su familia... la unica...
-No te permito que le hables asi.- salto Sebastian, controlandose. Un movimiento, y la mocosa estaria muerta.
-NO ME IMPORTA. ERES UN CUALQUIERA. SIEMPRE IMAGINE QUE ALGO PASABA ENTRE LOS DOS. Y ES CIERTO.- grito llorando a cantaros. Ciel la miro con pena, pero no planeaba mover ni un dedo por consolarla. En cambio, pensaba desesperado en como decirle a la reina lo que pasaba. No queria exponerse a la alta sociedad de Londres. Seguramente un nuevo grupo de enemigos lo atacaria a el, y al pequeño que venia en camino, acusandolo de crimenes absuros; como la brujeria. Sebastian lo protegeria a muerte, eso lo sabia. Pero tal vez se verian exiliados. Algo no que no estaba en sus planes.
-Señorita, lo mejor es que se calme. Ciel esta muy delicado...- musito Sebastian controlado. Elizabeth dejo de llorar, mirandole con desprecio.
-...Esto no se va a quedar asi... ¡No! ¡Mañana mismo ire con la reina!- exclamo temblorosa. Ciel suspiro estresado cuando Soma salio de quien sabe donde, metiendose en la discusion.
-¿Como te atreves a tratarle asi? ¿No ves lo delicado que esta?- pregunto en voz alta, molesto claramente.
-Sebastian, subamos.- dijo en un susurro, mientras Soma y Elizabeth permanecian enfocados en discutir. Sebastian lo tomo en brazos, y sin notarlo, ya estaban en la haabitacion.- Esta se esta poniendo absurdo...
-Solo dime lo que quieres que haga cariño, y lo hare.- susurro solenme, recostandolo sobre la amplia cama. Ciel cerro los ojos cansado.
-Nada. No haremos nada. Estoy enorme y adolorido... Si quiere acusarme con todo Londres que lo haga. Si la reina quiere verme que venga ella aqui. Yo no movere ni una pestaña...- respondio en voz baja. Se acurruco comodo en el pecho de Sebastian, que se habia acostado junto a el.
-...Pero ha escrito... La reina quiere lo de siempre, que arriesgues tu vida en otro maldito caso...- farfullo Sebastian apretandolo levemente.- Odio a esa mujer. Es el supuesto ejemplo de amabilidad, responsabilidad y moralidad de Inglaterra. Pero ha mandado a un niño a hacer lo que ella no puede...
-No soy un niño.- se quejo con suavidad. El demonio le beso la cabeza tiernamente.
-Pero hace años si... - murmuro.- ¿Que haras? ¿Rechazarla? Por favor dime que si...
-...No. Escribele de vuelta... Quiero que ella misma vea porque no ire a esa mision...- respondio boztezando. Y a Sebastian no le gusto esa respuesta, que interpreto como una insinuacion de que seguiria obedeciendo a la reina despues.

-¡Eres una zorra, fastidiosa e interesada!
-¡Y tu un principe maricón!
-¡¿Como te atreves!?- grito indignado. Alois los miraba riendo divertido, cuando Claude aparecio para terminar con aquella guerra de insultos.
-¿Y tu de que te ries, pequeña perra?- solto Elizabeth con veneno a Alois, que lejos de molestrase, sonrio tranquilo.
-Me hace gracia recordar lo regalada que siempre has sido con Ciel, y lo mucho que te ha rechazado. Incluso ahora, con tu belleza en su cenit. Ciel pasa de ti, como gato del agua. Me rio, porque estoy seguro que Ciel no gusta de las mujeres debido ti... De eso me rio. ¿Algun problema?- respondio jugueton. Y Elizabeth se mordio la lengua. Años atras, cuando Paula comenzo a sosprechar de la sexualidad de Ciel y su relacion con Sebastian, ella no pudo evitar pensar en un porque. Al final, llego un dia en que ella se sintio tan fastidiada como Ciel de si misma. Tenia la voz chillona, no podia estarse quieta y no respetaba el espacio personal minimo de nadie. Eso hartaria a cualquiera, y Ciel siendo mas pequeño que ella habia perdido cualquier interes en las mujeres rapidamente. Su madre habia muerto, dejandole a merced de Madame Red; que con sus extravagancias y malos tratos lo habia marcado aunque sea un poco, y finalmente estaba ella misma. Que sin importar la muerte de sus tios, aparecio los dias siguientes desbordante de energia y caprichos que pretendia que Ciel cumpliera. Era entendible. Pero no habia querido rendirse... hasta ahora, que lo encontraba junto a alguien mas a punto de ser padre.
-Señorita, Paula la espera afuera.- dijo el demonio con neutralidad. Elizabeth se dirigio prepotente a la puerta, no sin antes insultar a Soma en un susurro y empujar a Alois disimuladamente.
-Nunca me agrado esa mocosa...- dijo el rubio asqueado. Soma lo miro fijamente, sin saber si debia confiar en el o no. Al final sonrio levemente, encogiendose de hombros antes de ir en busca de Agni.
-¿Esta bien, Su alteza?- pregunto Claude, y Alois sonrio nostalgico al reparar en su prescencia. Claude era bello, tan serio y refinado... Aun lo amaba. Pero todas esas veces que compartieron lecho durante las noches y sus labios se buscaban desesperados eran simplemente parte del pasado. Ya no mas. Ya no tenia una dignidad que conservar ni nada, pero desde que Hannah habia abusado de el, algo dentro de su cabeza le pidio que se valorara un poco a si mismo y esperara tranquilo que Claude le quitase la vida. Sonrio tranquilo.
-Ya no me digas asi Claude...- "Por mi alteza aqui eres tu", penso. Antes de dirigirse a su habitacion.

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