Caput viginti septem.

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Cualquiera diría que vivir con tu pareja seguro es hermoso, casi como un sueño hecho realidad.

Pero con el tiempo las pequeñas discusiones no tardan en aparecer.

- Jeonghan, te lo digo por tu bien.

- ¡Separarme de ti no me va a hacer bien!

Jisoo suspiro.

Había tratado de convencer a su novio de que se arreglara con sus padres y se volviera a su casa.

No porque no le gustara vivir con el.

- Ya hablamos sobre esto, es peligroso, el tipo puede volver, a lo mejor y lo del otro día fue una advertencia.

- Con mas razón debo quedarme contigo, no puedes estar solo, el doctor dijo que tuviste suerte, ¡No quiero perderte! - Exclamo Jeonghan.

El menor se acercó al pelinegro, comenzó a acariciarle la mejilla suavemente.

- No me perdonaría si te pasara algo, ¿Lo entiendes?

- Si, lo entiendo, pero si vuelvo con mis padres ellos no me dejarían volver a verte, ¿Acaso quieres eso?

- De acuerdo, ya me di cuenta de que es imposible convencerte.

Jisoo se alejó y se recostó en el sofá.

- No te enfades Hong. - Le dijo Jeonghan suspirando.

- No estoy enfadado.

El mayor se acerco a su novio y se acomodo encima de él, poniendo sus piernas alrededor de su cintura.

- Jeonghan... - Susurraba Jisoo cerrando sus ojos.

- Estás enfadado.

- No, ahora dejame en-... ¡No hagas eso! - Exclamo, ya que él pelinegro había comenzado a moverse de manera que sus miembros se empezaron a rozar.

- ¿Por que te enfadas? ¿Acaso no te gusta estar conmigo?

- Ya te dije que no es por eso, y creeme, me encanta estar contigo... - Jisoo lo tomó de la cintura. - Ya, detente, en serio Jeonghan.

Jeonghan se inclino para besarlo.

Cada vez que Jisoo se enfadaba por algo, sea importante o no, el pelinegro siempre lo arreglaba así.

Lo cual provocaba que el menor olvidara su discusión.

Jisoo interrumpió el beso solo para invertir sus lugares, quedando él arriba de Jeonghan.

- Eres un tramposo, así nunca me puedo enojar contigo. - Reclamó el menor.

Jeonghan río mientras Jisoo se inclinaba para besar su cuello.

Pero el celular del pelinegro sonó, interrumpiendolos.

- ¿Quien eeees? - Preguntó el americano con tono de fastidio.

- No lo sé... - Jeonghan estiro su brazo para alcanzar su celular, que estaba arriba de una mesa cerca de ellos. - ¿Hola? - Preguntó.

- ¡Hannie!

- Kibum... ¿Que quieres?

- ¿Recuerdas esa vez que te cubrí con tus padres para que pudieras estar en el hospital con Jisoo?

- Ehh si, ¿Por que?

- Necesito cobrarte ese favor.

- ¿Que? Estoy ocupado, llama mas tarde.

- ¡Yah! Jeonghan, en serio necesito que me ayudes.

- De acuerdo.

Jeonghan se quito a Jisoo de encima y se sentó en el sofá.

- Dime, ¿Que necesitas?

- Bueno...

Treinta minutos después, él pelinegro se encontraba preparándose para salir.

Resulta que durante su estancia en la ciudad, Key se quedaría en la casa de los padres de Jeonghan.

Lo que le conto en la llamada era que, básicamente, quería salir con un chico pero los padres del pelinegro no lo dejaban, ya que temían que le sucediera algo porque Kibum "no es para nada una persona responsable".

Y entonces, le pidió a Jeonghan que fuera a la casa, y se encerrara en su habitación, fingiendo ser él, mientras se escapaba para salir.

Cabía la posibilidad de que todo saliera mal, pero su primo le insistió demasiado.

- Bien, supongo que volveré tarde. - Anuncio Jeonghan acercándose a la puerta para irse.

- Alto ahí, ¿No se te olvida algo? - Preguntó Jisoo.

El mayor río mientras se acercaba a su novio y depositaba un beso en sus labios.

- ¿Ahora si?

- Si.

Con una sonrisa en su rostro, Jeonghan se retiro de allí.

°°°

- Gracias Hannie, me salvaste la vida. - Le decía Kibum saliendo de la casa.

- Te lo debía después de todo. - Contestó el pelinegro.

- Pasa, tus padres están durmiendo, metete en la que era tu habitación, ya que yo me estoy quedando allí, cierra la puerta con llave y no abras por nada del mundo, finge que duermes, ¿Entendiste?

- Entendido. - Afirmo Jeonghan.

- Excelente.

Ambos chocaron sus palmas y cada uno se fue a hacer lo suyo.

Mientras el pelinegro caminaba hacia arriba, oyó una voz.

- ¿Jeonghan? ¿Eres tú?

El mencionado se dio la vuelta, temiendo lo peor.

Pero en lugar de encontrarse a alguno de sus padres enfadado, lo que se encontró lo sorprendió.

- ¿I-Iko?

- ¡Hannie! ¡Hace mucho que no te veía! - Exclamó la chica, acercándose a él para abrazarlo.

- Pues si, ¿Donde te has metido? - Pregunto el pelinegro.

- Eso debería preguntarte yo, tuve que tomarme unas semanas libres para estudiar para los exámenes de la universidad, pero cuando volví a trabajar aquí y tu no estabas, me sorprendí bastante, quise preguntarles a tus padres pero no sabia como.

- Lo mio es una historia larga que te contare algún día, pero por ahora te pediré que no digas nada sobre mi presencia aquí hoy, estoy haciéndole un favor a Kibum.

- Aish, ese niño... Bien, no diré nada, procura que no te descubran.

- Lo haré, gracias Iko.

Jeonghan subió las escaleras en silencio para no despertar a sus padres y entro en la habitación.

Ver su habitación lo lleno de nostalgia.

Recordo esos tiempos donde nunca tenia problemas con sus padres y se llevaban de maravilla entre ellos.

Y ahora, por culpa de que no pueden aceptar la sexualidad de su hijo, es como si no se conocieran.

Mentiría si dijera que no extrañaba a sus padres, pero amaba mucho a Jisoo.

De pronto escucho una voz detrás de la puerta y se alarmó.

- Kibum, ¿Sigues enojado? - Esa era la voz de su madre.

- Mierda. - Murmuró en voz baja.

Tarde, se dio cuenta de que no había cerrado la puerta con llave tal y como su primo le había dicho.

¿Y ahora que haría?

Adversus mundi » Jihan.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora