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Colocando delicadamente y fijándose en cada detalle dejó el cartel lo más simétrico posible, deseando que de cada lado haya la misma cantidad de centímetros. Podría ser muy, muy perfeccionista, pero al fin y al cabo los resultados le satisfacen.

Hoy, 18 de noviembre, era el cumpleaños de princesa hermosa, y Jungkook quería darle el regalo y sorpresa más grande que su cabeza pudo haber imaginado e inventado, sobrepasando por mucho los anteriores detalles que le daba de forma anónima, sin embargo este no sería así, él estaría allí con ella, quizás, abrazándola o tomando su mano mientras la acariciaba delicadamente.

Cursi.

Esa palabra estaba pegada en su frente y nadie ni nada podría quitársela, ¡él era así!, bueno, no la verdad, pero con ella sí, y alguna fuerza misteriosa lo impulsaba a hacer este tipo de cosas para SuYeon.

Protegerla, mimarla, celarla, verla y observar con detenimiento cada detalle, cada mísero detalle de su rostro, labios, ojos, nariz, su cabello, sus manos. Todo. No había absolutamente nada que no le gustara, perdón, encantara de ella.

¿Cómo había llegado hasta tal punto de estar en ese estado por una chica? Una simple chica que ni siquiera conocía hasta hace poco.

La veía pasar de aquí para allá por los pasillos, dejando un aroma femenino y adictivo detrás de ella, con libros, cuadernos y lápices en las manos, a veces sola, otras acompañada, pero siempre pasaba y él la veía sin falta. Un día, por accidente chocaron sus hombros, pero ella ni se inmutó en verlo, pues estaba apurada, por lo que simplemente hizo una reverencia cabizbaja y siguió corriendo en dirección a su aula, de lo contrario, llegaría tarde, pero JungKook no, se le quedó viendo como si el mundo y universo se hubieran parado justo en ese instante. Desde ese entonces se la encontraba en todas partes, incluso la había visto varias veces fuera del instituto, pero ella, como siempre, no lo notaba.

No podía creer que, después de todo lo que pasó deprimiéndose por pensar que ese amor platónico jamás lo vería como él a ella, y verla ahora, sonriéndole, viéndolo, hablándole y en algunas ocasiones, abrazándolo, era algo increíble que pensaba memorizar por el resto de su vida como si fuera el tesoro más valioso en el mundo.

El timbre del receso lo interrumpió tanto a él, como a sus pensamientos, por lo que dejó aquel ramo de flores en un lugar provisional y tomó las llaves que le había pedido prestadas al conserje amablemente para esa ocasión y salió cerrando la puerta para evitar que otras personas subieran y destrozaran su trabajo que tanto le había costado arreglar y posicionar.

Bajó tranquilamente y se dirigió a su casillero para después ir en dirección a su salón, y de paso, buscar a Yoongi, al cual lo encontró hablando plácidamente con Suyeon a la entrada de la sala de ella. Le pareció un poco sospechoso, pero no le tomó demasiado importancia ya que confiaba en ellos, pero aún así, se acercó a interrogarlos.

—¿De qué hablan? —Pregunta mirando a Yoongi, luego a Suyeon y nuevamente a Yoongi con los ojos entrecerrados de manera leve tratando de no ser tan transparente.

Los adolescentes que se encontraba hablando hace un momento, fijaron sus vistas en JungKook cuando éste llamó su atención al llegar. SuYeon, casi al instante y como un reflejo bajó la vista nerviosa, el mayor lo notó, por lo que simplemente decidió hablar primero dando un paso hacia JungKook.

—¿Qué te importa, mocoso? Ya vámonos o llegaremos tarde. —Con un poco de trabajo, pasa su brazo por encima de los hombros de su mejor amigo y comienza a caminar en otra dirección, dejando a Suyeon sola en la entrada de su sala.

Mirándolos con una leve sonrisa en los labios, entra y, cabizbaja evitando el contacto visual con las personas que ya se encontraban dentro del lugar, se dirige rápidamente a su puesto delante de Yong. Deja sus cosas encima de la mesa tomando asiento de manera lenta por lo pensativa que se encontraba.

paper hearts ; jjk.Where stories live. Discover now