Capítulo 1

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Me removí incómoda en la dura y fría silla de hospital. Hope dormitaba a mi lado, mamá entraba y salía de la sala.

Mi teléfono vibró. Era un mensaje de Olivia.

Hay noticias nuevas?

Tecleé rápidamente.

Ni una sola.

Presioné enviar.

Afuera anochecía, llevábamos horas sentadas en esa endemoniada sala de espera.

Me froté la cien con los dedos, recordando como Grace se había desmayado en el baño.

Hope la había soltado para ir en busca de un teléfono, pero Olivia ya se le había adelantado; la ambulancia no tardó en llegar. Mamá había corrido el mismo recorrido que yo, se puso pálida en cuanto me encontró en el suelo en medio de un charco de sangre, sosteniendo a mi hermana quien, aun inconsciente, se aferraba a su vientre.

No busqué a Alex con la mirada, tampoco pregunté por Mark ni por el detective Bower. Lo único en lo que podía pensar era en mi hermana.

Me había despedido de Olivia mecánicamente, no me encontraba ahí, supuse que mi aspecto era el mismo que el de mi madre. Ella se había subido a la ambulancia y me había dado luz verde para alcanzarlas en el auto; Hope manejó y me alegre por ello.

Al llegar a emergencias la subieron a una camilla y desapareció rápidamente por el pasillo.

― ¿Quieres otro café? ―preguntó Hope con voz pastosa.

― No, estoy bien.

Asintió y se fue.

Mi teléfono volvió a vibrar, exhalé con pesadez y encendí la pantalla; el nombre de Daniel aparecía como remitente.

Te apetece un café? Sé que el del hospital es asqueroso.

Previamente le había llamado para contarle lo sucedido y explicarle que no podría ir a Raviolis. Si mi hermana salía esa noche, me quedaría a cuidarla las 24 horas del lunes y si no, acamparía en el hospital.

Lo es, pero no quisiera que manejaras hasta aquí solo por eso.

Lo envié y la respuesta fue inmediata.

Necesito con quien hablar también.

Qué pasó?

Ahí te cuento.

Apagué la pantalla y me restregué los ojos.

No había tenido oportunidad para hablar con mamá sobre Mark, tampoco me atrevía a llamarle a Alex; es decir, seguía enfadada, pero de verdad quería saber cómo se encontraba.

Maldito orgullo.

Mamá entró a la sala luciendo agotada. Me levanté y me acerqué a ella.

― ¿Cómo está?

― Estable.

― Eso nos dijeron hace dos horas mamá, ¿y el bebé?

Suspiró y cerró los ojos un momento. Mi estómago dio un vuelco. No, no, no.

― El bebé está bien ―dije abriendo los ojos.

― Oh ―susurré aliviada. ― ¿Qué ocasionó el sangrado?

― Estuvo a punto de abortar, los médicos dijeron que su embarazo es de riesgo.

― Pero ella me dijo que estaba perfectamente...

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