33. Embarazada, no enferma.

122 17 1
                                    

Taylor.

Hace mucho tiempo que no sentía que mi cabeza explotaría y definitivamente tenía que deshacerme de ese sentimiento. Caminar era mi solución favorita, siempre me ha gustado caminar porque me ayuda a aclarar mi mente y repensar todo lo que ha pasado. Los últimos días han sido una locura. Necesitaba un descanso con urgencia  y lo estaba teniendo. Antes de llegar a Londres, Ed me había llamado para confirmar que tocaría con él en París y de repente París me sonó al paraíso. Tome la decisión en unos segundos; decidí confiar plenamente en Toby por primera vez en la vida y le dejé a James y volé hacia París para poder tocar con Ed. El concierto era en dos días pero Dios sabia que necesita esos dos días en soledad.

Francia quizá no era mi país favorito, pero en esos momentos era todo lo que necesitaba. Bruno y todo lo que me había dicho era lo que más pensaba. Ahora que lo analizaba bien, él tenía razón en ciertas cosas, pero yo también tenía razón en otras. Ambos habíamos cometido un error y yo había sido lo suficientemente cobarde para huir. Nunca he sido así, generalmente me quedo hasta saber que no hay de otra pero con Bruno era diferente...tenía mucho miedo de saber que ya no había solución. A veces queremos tanto a alguien que no nos damos cuenta de cuanto los estamos lastimando. Quizá eso había pasado conmigo; no debí haberle ocultado el secreto.

— ¿Cómo va todo en esa cabeza tuya, eh? —preguntó Ed mientras tomaba asiento frente a mí. Había venido a desayunar después de caminar y lo había llamado para que me hiciera compañía. Después de todo, era la única persona que conocía aquí.

—Soy un desastre ahora mismo. —dije citando su canción. La realidad es que lo era.

—Ese es el problema contigo, Tay. —dijo con firmeza, agregándole el Tay para suavizar el golpe que venía. —Piensas demasiado las cosas. Mira, si te quiere, te va a buscar. Es muy simple. Y si no lo ha hecho hasta ahora, es porque necesita tiempo. Tu más que nadie sabe eso. Cuando llegue el momento, te buscará, estoy seguro. Y todo va a estar bien.

—No estoy tan segura como tú...

—Sería un idiota, si no.

Alcé las cejas.

—Me refiero a que tiene todo contigo, ya sabes; viven juntos, cocinan juntos, ven televisión juntos, van de compras juntos, se bañan juntos, siempre pide tu opinión para todo. No me sorprendería si el pobre chico estuviera muriéndose en este instante sin ti. Te necesita. Ah, y todavía ¡vas a tener un hijo suyo! ¡Ni más! ¡Por Dios, Tay! No hay peor ciego que el que no quiere ver.

Comencé a reír. Mi mejor amigo era todo un drama queen (king en este caso) .

— ¡Él no sabe eso! —le recordé.

Ed suspiró.

—Cuando lo sepa se querrá morir. —Afirmó y siguió comiendo.

Me quede pensando en lo que dijo Ed durante gran parte del día. En realidad no hice mucho, después de desayunar di otro pequeño paseo y regresé al hotel. Ví un poco de televisión, leí y tome una siesta lo suficientemente larga como para no querer despertar nunca más. Mi siesta pudo haber sido más prolongada a no ser por un ruido que me levanto en la madrugada. Tocaban la puerta. Eran las 3:09 AM. ¡¿A quién carajos se le ocurre tocar la puerta a esa hora?! La gente ya no tiene respeto.

Me levanté a cómo pude y me puse una bata que estaba colgada en el armario para cubrir el pijama. Estaba extremadamente furiosa y más porque tenía cara de muerta viviente.

— ¡Te juro que te voy a matar, Edward! —grité mientras quitaba el seguro de la puerta. Estaba bastante segura de que vería una cabeza pelirroja al abrir la puerta pero una vez más, me equivoque.

Mamá es famosa ☻ [gatos incluidos]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora