07 | Enamorado de ti

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Mi corazón experimentó un cambio enorme, aparentemente se trataba de un sentimiento hacia él mucho más vital que antes, tan fuerte y necesitado, más

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Mi corazón experimentó un cambio enorme, aparentemente se trataba de un sentimiento hacia él mucho más vital que antes, tan fuerte y necesitado, más. Se reunía alrededor de mí, me sofocaba. Demasiado grande, incluso más que mi propia voluntad, atada a las mil posibilidades en puerta.

     Miré fijamente aquella espalda de hombros anchos, tonificada. La flexión en su andar hipnotizaba los sentidos atolondrados que poseía, quise apartar la mirada y resultó imposible. Seguía estando sediento, ansioso, atado, descubrí que en su jaula había más espacio del que creía, y me encontré pensando en hacerle compañía.

     Me veía a su lado, imaginaba todo lo que podría pasar, lo que él me haría vivir, lo que incluso llegué a soñar.

     La semilla creció en mi corazón.

     El imán que en su mirada se escondía atrajo cada parte de mi cuerpo, revelando mis verdaderas intenciones, los pensamientos que me obligué a ignorar. Lo que en mi desasosiego me atreví a negar.

     Mis labios se descontrolaron, vibraron, salieron de sus coordinados movimientos, trémulos e inconscientes. Solté pequeños suspiros a través de ellos, tan dulces que se volvieron ciertamente empalagosos, escapaban lejos de mi control. Ya no sabía como respirar, imaginé que su esencia tan marcada se cernía sobre mí, y me hundía con ella.

     El silencio reinó tomando asiento por delante del miedo, en mi centro su andar tenía toda la atención, ese simétrico deslizamiento se apreciaba suntuoso. Me fijé en esos detalles imperfectos que nadie podría notar, sólo yo. Me creí tan capaz, que sentía que le conocía, quería creerlo, me aferraba a la idea.

     Simplemente no pude apartar la mirada, estaba fascinado, cautivado. Estaba tan atrapado, que no me molestaba en buscar una salida, quería unirme a él. Me encontré dispuesto incluso a sofocarme, si de esa manera permanecía a su lado.

     Me concentré un instante después, obligando a mis pies a continuar con su camino, avanzando también. Dejé atrás mi obsesión por su paso lento.

     Giré sobre los talones, y le dejé atrás.

     Las calles parecieron más vivas, centradas en un objetivo calificado, los árboles se balancearon al ritmo de un compás natural, imperceptible para los mortales. No podía escuchar, pero sí sentir en el fondo de mi corazón. Las hojas sobrevolaban acogidas en los brazos del viento, que jugaba divertido con ellas, creando pequeños remolinos alrededor de las aceras.

¿Por qué estoy sonriendo como idiota?

     Desde el alma, el clamor se extendía hacia el viento, escapando de mis pensamientos.

¿Por qué siento que debo fijarme en las pequeñas cosas?

     Esos pensamientos envolventes que detenían los latidos de un corazón rebelde se volvieron constantes muestras de dolor y felicidad extrema. Una caja disponible para guardar emociones fuertes.

Más allá de tu miradaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora