17. Una vida imperfecta.

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¡TOC!¡TOC!

Hoy me he levantado mas temprano de lo común, con nuevas energías y respirando —Todavía —. Hice mi rutina de siempre, conteste un mensaje de mamá y recogí la misteriosa caja. Decidí no mover ni leer absolutamente nada, ya que por coherencia sabemos que la caja no es mía. Tengo dos teorías, la primera —y más cuerda —Es que cuando los de secretaria subieron las cajas, debieron equivocarse e intercambiaron cajas. Mientras que la segunda, mi mente plantea que el destino me esta jugando una mala pasada. 

Aaron se me aparece hasta en la sopa.

Por eso ahora me encuentro al frente de la puerta de mi vecino, con su maravillosa y pesada caja a un lado mio. La puerta se va abriendo lentamente, mientras escucho como Aaron maldice y yo rio en un murmullo. La expresión de Aaron al verme es totalmente un caos. Su mandíbula esta tensa, sus ojos hinchados y su frente arrugada, lo que me sorprende es como poco a poco pone su típica cara de idiota y saca esa gran sonrisa, igual a la del niño de la foto.

—Buenos días mi pequeña Hale. —Mis mejillas se tornan de todos los colores cuando me doy cuenta de que solo tiene bóxer encima. 

—¿Sera que te puedes tapar?

—¿Porque? —Yo me tapo con mis mano los ojos y bufo. —Si me hubieras avisado que íbamos a desayunar juntos me hubiera...

—Idiota. —Aaron suelta una gran carcajada. Pero lo que me deja en shock es como pega su cuerpo al mio y con una de sus manos levanta mi mentón, mientras que con la otra aparta las manos de mi rostro. 

Inconscientemente abro mis ojos azules y encuentro con el rostro perfecto de Aaron a centímetro del mio. Siento su respiración caliente mezclarse con la mía, mientras que con su mano toma mi cintura y me aferra a él. Las piernas me comienzan a temblar al verlo tan cerca y siento unas suaves cosquillas en el lugar donde esta su mano. Hasta que la burbuja que nos rodea se explota. 

 —Te-te traje —Señale la caja que tenia a mis pies —, ¿Es tuya?

Aaron hace una gesto con su boca que se transforma en una mueca. Rápidamente su mano zafa su agarre y se aleja de mi. La expresión le cambia totalmente, como si sintiera alivio junto a confusión combinado con dolor. Observo como recoge la caja del suelo, me mira con el ceño fruncido y cierra la puerta en mis narices sin decir nada. De repente me siento como un juguete usado  —literal —, que el niño coge cuando esta aburrido y que lo tira a una esquina cuando esta cansado de el. La rabia se apodera de mi ser y siento que la mente me va a explotar con tantos actos sádicos.

—¡Animal! —Le grito a una puerta —¡Se dan las malditas gracias!

Me retiro de la puerta de mi vecino y bajo por el ascensor. Todavía esta temprano y justo a tiempo para hacer la misión de hoy. Ayer por la noche Hannah me llamo, me dijo que tenia que inscribir a sus hijos a un instituto —Ya que ellos vivían con su padre biológico en Inglaterra, pero por problemas se vinieron a vivir acá —, y con todo lo de mi papa se le hacia imposible, así que ella los traería al instituto Borsh a inscribirlos y yo los ayudaría a las demás cosas. Me siento un poco nerviosa, tengo que admitirlo porque para nadie es un secreto que no soy del agrado de John y mucho menos de Samantha.

Ahora me camino por la mitad del campus hacia el carro negro de Hannah. Definitivamente su familia parece de revista y me alegra que papá este con alguien estable, que lo quiera —Tengo claro que la relación con mama nunca fue buena, aunque ella lo amaba   — y que sean felices. Muchas veces me pregunte el porque papá se fue, nos abandono y regreso como si nada. Nunca le di la oportunidad de que me explicara, ni ningún tipo de interacción. Pero ahora me pregunto es el para que y la única respuesta que encuentro es porque es mi destino y mi vida.

Una vida imperfecta.

—Buenos días —Por fin llego al frente de ellos. Hannah me saluda de mejilla, John de mano y Samantha prácticamente me voltea a ver con los ojos en blanco.  

—Llegaste muy puntual, como tu padre, —Yo asiento con la cabeza mientras muestro mi mejor sonrisa. —Bueno, vamos. 

Vamos caminando por todo el instituto, cruzando hasta llegar a secretaria. Yo les hablo sobre las actividades, los horarios, algunas salidas y como es la parte de las notas. Cuando llegamos Hannah firma muchos papeles y la señora encargada le hace todo tipo de preguntas —Las normales —. Por ultimo Hannah se despide de sus hijos y de mi, sugiriendo algunas recomendaciones para ellos y les avisa que nos vayamos juntos para el hospital.

¡Wow! De la nada salí con hermanastros.   

—Bueno, les recomiendo la clase de arte —Volteo a mirar a los mellizos sin parar de hablar. —Y nunca lleguen tarde a la clase de literatura.

—Como todas las clases, —Samantha me espeta y es algo que me sorprende ya que es la primera vez que me habla. — Como en todos los institutos.  

—Bueno, solo...   —Murmuro mientras miro como me deja con la palabra en la boca, ya que se va sin darme aunque sea una mirada de desprecio.  

Definitivamente no soy de su agrado.

—Perdónala, —John me habla en un tono tranquilo y hace una mueca. —Ella detesta los cambios. Hay que darle su tiempo.

Asiento con la cabeza mientras John se encoge de hombros y se despide. Los estudiantes comienzan a llegar y los pasillos del instituto ya están llenos, pero antes de llegar a mi primera clase, un pajarito loco se me atraviesa en el camino. Cuando comparo a Maddy con un pájaro es por su cabeza me recuerda a un nido, totalmente revuelto y esponjado. 

—¡Santos cielos! —Maddy se detiene y abre los ojos cuando me ve, después me toma con sus largos brazos y me da un abrazo. —¡Te estaba buscando!

—¿Porque me gritas y pareces que te hubieras escapado de hospital psiquiátrico?

—¡Alisha!  —Maddy pone su manos en las rodillas y exhala hondo, como si le estuviera faltando la respiración. Pero observo que su mirada no esta en mi, sino como si estuviera buscando algo. —Estaba corriendo, ya sabes, con los pies. Cuando de repente...

Maddy deja su historia en las nubes ya que sale corriendo, sin alguna explicación. Así que me imagino que ya encontró lo que estaba buscando, mi mirada la busca y encuentro la respuesta a su comportamiento, ya entiendo porque esta huyendo. Mi mirada se encuentra con la de Matt, él me sonríe limpiamente y se acerca a mi. Entonces me da una abrazo rápido y frunce el ceño.

—Hoy vino Maddy.

Sí, eso ya lo sé.

—La vi en el campus. Corría como una demente y por mas que la llamara se escondía, entendí la indirecta y se que estaba huyendo de mi.  —Matt se encoge de hombros y hace una mueca.

Esta escapando de ti porque esta con el dilema de seguirte amando o odiarte.

—¿Huyendo de ti? —Se que soy mala mentirosa. —¡No! Es que su nuevo novio entro al instituto.

Y me invento las más fatales.  

    


        

Enamorada de mi peor enemigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora