Historia Tekila (ALTO CONTENIDO SEXUAL)

Aunque se opongan (+18)

Era una noche fría de Junio, sin embargo, dos cuerpos yacían desnudos bajo las estrellas.
Todos se interponian entre ellos, eran de diferentes estatus sociales. El amor no podía existir entre ellos.

En un acto de rebeldía, ambos jóvenes escaparon de la prisión de sus casas. Encontrándose en un lugar específico, un lugar que en cuestión de minutos iba a ser el testigo de tamaña entrega, abundante de amor. Para luego ser destruida.

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-Aunque intenten separarnos, no podrán, lo juro. (Sus ojos estaban anegados en lágrimas).
-Paco, tengo miedo. Nuestros padres no aceptan nuestro amor. (Lágrimas recorrían sus rojas mejillas)
-Odiosas lágrimas que empañan tu hermosa mirada, recorren tus mejillas y desembocan en la orilla de tus labios. (Agachó su cabeza depositando un suave beso en los labios de su amada).
-Amame, amame antes de que amanezca y ya no podamos volver a vernos.

No hizo falta más, juntaron sus labios en un beso, un beso que comenzó lento, suave y que con el correr de los segundos, fue aumentando su ritmo. Siendo uno cargado de anhelo, súplica y promesas.

Sus ropas comenzaron a caer una a una sobre el césped, primero la de ella, Paco comenzó desbotonando su blusa, dejando un camino húmedo por cada parte descubierta. Deteniéndose momentáneamente en el valle de sus senos, mientras besaba su vientre la rodeo con sus brazos, bajando el cierre de su falda, la cual callo al instante a sus pies. Quedando ella en ropa interior, sin perder más tiempo, se desnudo él mismo.
Y tendiéndola suavemente en el suelo, se desiso de las últimas prendas de ambos. Llevo sus manos a los senos de Refugio amasándolos suavemente, beso la punta de sus pesones y bajo con besos por su cuerpo deteniéndose entre las piernas de ella, bajo lentamente su cabeza y depositó, un beso en su feminidad haciéndola suspirar de puro placer.
Con su lengua recorrió los pliegues de su sexo, hundiendo la lengua en el interior de su cuerpo, saboreandola con paciencia. Con sus dedos separó los labios de su vagina y soplo causándole estragos en su interior y provocando la llegada irrefrenable del clímax.
Subió nuevamente sobre el cuerpo de Refugio y la beso. Abrió un poco más sus piernas y se acomodó entre ellas, guiando lentamente su miembro a la entrada de ella, y sin darle tiempo a pensar se hundió fuertemente en su interior.

Una vez se acostumbro a su invasión ella comenzó a mover en círculos sus caderas buscando que él se moviera. Al principio fue lento, suave, perturbador, lleno de amor.
Pero cuando la pasión se presentó, la lujuria dominó.

Sentía su carne arder, por la rapidez con la que él se movía dentro suyo, causándole estragos.
Sin piedad entraba y salía, una y otra vez. Rotando sus caderas, de vez en cuando soltando uno que otro grito ahogado.
En el silencio de la noche solo se escuchaba, el chocar de los cuerpos, el chapotear de las carnes húmedas haciendo fricción continuamente.

Con ambas manos sujetas sobre su cabeza, Refugio gemía sin parar. Sus senos se movían al ritmo de las embestidas del hombre que la estaba poseyendo en ese momento.
Su respiración cada vez más acelerada, trabándose de repente en su garganta. Dando gritos sofocados por la pasión de la que era presa.

Llegando a un lugar sin destino, donde los únicos habitantes eran ellos. Se trasladaron de la realidad a la maravillosa fantasía de vivir juntos, sin ser separados. Se durmieron uno en brazos del otro.

Al amanecer, escucharon el crujir de las ramas caídas de los árboles, sobresaltados se levantaron y vistieron rápidamente, volviendo a la cruel realidad.
Abrazados, los encontraron los verdugos que impediría su felicidad.

Sacándola bruscamente de los brazos de Paco, arrastraron a Refugio nuevamente a la prisión de su casa.

-Podrán separarnos físicamente, pero jamás lo sacarán del fondo de mi corazón. ¿Me escuchaste papá? Jamás dejaré de amarlo. (Gritaba mientras era arrastrada por su padre).

-¡Te amo Refugio! (Gritó).

Élla como pudo se soltó y corrió hacia el, fundiéndose en un beso con el amor de su vida.