Capítulo 1: ¡Llegaron!

8.7K 363 35
                                    

Mi vida era simple y rutinaria. Recalco, el verbo en pasado, "era". Lo mas fuera de lo normal siempre fue mi nombre.

Si, así de aburrida.

Hasta ese día, un viernes en la noche que mi madre hablaba por teléfono con mi tía (parece que ese día el destino decidió que ya era suficiente de la tranquilidad) estaba distraída viendo televisión, hasta que oí a mamá decir algo sobre mí

—¡Por supuesto! a Eider le encantará, así tendrá compañía cuando yo esté trabajando...

¿A que se refería? ¿Estaba hablando de mi?

Obvio, ni modo que quiera que le hagan compañía a tu gato, tonta

Has silencio conciencia que quiero escuchar.

—Bien, los espero mañana —finalizó mamá colgando el teléfono, luego se volteó hacia mí con una sonrisa aterradora, a mi parecer —¡Buenas noticias!— gritó feliz —¡Tus primos van a vivir con nosotras!

¡¿QUÉ?! Paren el mundo, ¿mis primos? ¿Los revoltosos?

Oh Dios, adiós a la paz de mi vida.

...

—Mamá, aún podemos razonar, no tomemos una decisión apresurada — estoy tratando de hacer cambiar de idea a mi madre desde hace media hora. Esta mujer es más difícil de convencer que bañar a un gato.

—¡Ash! Eres muy terca Eider, entiende, ya decidí, van a vivir aquí y es mi última palabra.

—Pero ma... —preferí dejar el tema por la paz; también porque mi mamá ya estaba perdiendo la paciencia y me lanzaba las típicas miradas de " ya cállate o sufre las consecuencias".

Subí a mi habitación a paso cansado. No puedo creer que Perdí media hora de mi valioso tiempo para nada, tiempo que pude utilizar para leer o comer; mis pasatiempos favoritos. Me recosté en mi cama a pensar un rato.

De pequeña era muy unida con mis primos, luego, cuando tenía 14 años, mi mamá recibió un ascenso, pero tuvimos que mudarnos de ciudad y pues, perdí contacto con ellos.

»Recuerdo muy bien que eran muy sobreprotectores, una vez en el primer año de secundaria un chico se acercó a darme un recorrido, pero no fue posible ya que mis primos se opusieron y amenazaron al pobre chico que salió huyendo despavorido.

Sonreí al recordar eso. Tal vez no sería tan malo tenerlos aquí, solo espero que ya no sean tan revoltosos como antes.

Ambas sabemos que no es así.

Con esos pensamientos me dormí. Ahora no me molesta tanto la idea.

Desperté debido a los suaves rayos de sol que se colaban por mi ventana y el canto de las aves... Nah, ¿se la creyeron? Pues no, desperté por el glorioso sonido de la aspiradora -*tos* sarcasmo *tos* además de que mi madre jaló de mi cobija hasta que me tiró al suelo.

Mi madre me ordenó limpiar y arreglar los cuartos de huéspedes para ellos. Ya estoy cambiando de opinión, mejor que se queden en su casa.

Pasé toda la mañana ayudando a mamá a arreglar y sacudir todos los rincones de la casa, juro que nunca había visto esta casa tan limpia. Ahora estoy tirada en el sillón esperando a que lleguen mientras mi madre hace la comida. Estoy tan aburrida que estoy contando cuantas moscas he visto pasar:

una mosca, dos moscas, tres moscas... Cuarenta y siete moscas...

-Hola... Tierra a Eider - mi mamá pasó su mano por el frente de mi rostro para despertarme de mi trance - ya están afuera ve a recibirlos.

¡Wou! Creo que pase más de lo que creí contando las moscas. Me Levante de un salto para luego correr y abrir la puerta, no me dió tiempo de formular alguna palabra pues los cuatro soltaron sus maletas y se lanzaron a abrazarme.

-No.. pu-puedo res-pirar... - dije cuando ya me estaba quedando sin aire.

-Sueltenla ya chicos - sonó la voz de mamá -Ya es mi turno de un abrazo.

Los cuatro me soltaron y corrieron a abrazarla.

-No puedo creer lo grande que estas, cambiaste mucho primita - me dijo Josh, el mayor, el tiene 21 años, creo.

-De que hablas, está igualita que hace dos años - Lo contradijo Michael, el tiene 18.

-Sea como sea, sigue siendo igual de adorable, mírenla si es más pequeñita que un Minion - James siempre ha dicho lo mismo, irónico pues el es aproximadamente tres centímetros más alto que yo, tiene mi edad, es el más pequeño de todos.

- Oh, primita no sabes cuánto te extrañamos, hacerle bromas a la señora Rossell, no era lo mismo sin tí - Chris y yo le jugábamos bromas pesadas a nuestra amargada vecina, ella nos decía los "demonios de Tasmania" del vecindario.

lindos recuerdos.

El tiene un año más que yo, 17, y era con quien más tiempo pasaba, el siempre me defendía de las niñas que me molestaban por estar solo con chicos, bueno, todos ellos lo hacían.

-Saben, yo los extrañé más que nadie, me hicieron falta sus bromas todo este tiempo - dije con sinceridad y una sonrisa.

Todos me miraban con ternura y soltaron un sonoro "aww" los cuatro. Luego de esa bienvenida, los llevé a sus respectivas habitaciones para que descansarán, antes de que entrara a mi cuarto, Chris grito

-Mañana nos debes un recorrido por la ciudad - sonreí y me adentre en la seguridad de mi alcoba.

Tal vez no sea tan malo tenerlos aquí.

Mi Idiota Vecino Where stories live. Discover now